martes, 22 de diciembre de 2009

Tomar la iniciativa

Llega la última entrada de diciembre en este blog que está próximo a cumplir un año. Un año cargado de avatares y de zapatillas gastadas. Un año donde el PSOE ha estado en la calle, realizando un trabajo sordo para la opinión pública general, si es que la opinión pública general la constituyen los medios de comunicación de masas. Sin embargo, son muchos los problemas de los ciudadanos a los que hemos dado toda la voz que hemos podido. Ahí está el trabajo del grupo municipal. Un trabajo quizá no muy lustroso públicamente, pero cargado de horas y horas de visitas, de reuniones, de llamadas de teléfono, de paseos por los barrios, acompañados por los miembros de la ejecutiva municipal y de numerosos militantes.


Un año en el que nos hemos convertido de nuevo en red después de que nuestros nodos estuviesen desconectados desde hacía tiempo. Habíamos dejado de ser intermediarios y, de nuevo, nos hemos convertido en una red visible, en una red útil, en una red que, poco a poco, está tomando la iniciativa.


Es cierto, que la crítica no basta para presentarse como alternativa, pero era un trabajo en red necesario para poner al día las agendas de teléfonos, los correos electrónicos. Nuestra página web en la ciudad tiene miles de visitas al mes y está cargada de información, de artículos de opinión y de una red de blogs cada vez más numerosa. Pero sobre todo, era necesario este trabajo para ponerle rostro humano al PSOE.


Ahora, como digo, es el momento para tomar la iniciativa, de pensar en positivo, de construir con la ciudadanía una alternativa al PP. Su modelo es el modelo del cascarrabias, el modelo sin iniciativas para los ciudadanos. El modelo, en definitiva, basado en el poder y en el clientelismo tan conocido por la derecha española.


Por eso, queremos llevar adelante otro modelo, pero construido con los vecinos y vecinas. Un modelo cuyos principios básicos tengan que ver con un humanismo radical, casi teológico si se me permite. Un modelo cargado de vida y de realismo, cómo no, también de realismo. No nos vale el sistema capitalista desde el prisma neoliberal. Son las medidas de estos conservadores, desde Reagan hasta Thatcher, cuyo último exponente fue Aznar, los que nos han llevado a esta situación. De ahí, la necesidad de tomar la iniciativa, de sentarnos a charlar para no dejar de caminar por la ciudad soñando que podemos cambiar la realidad del desempleo, del crecimiento urbanístico desaforado, de la desigualdad entre los territorios de la ciudad habitados por hombres y mujeres, por personas con discapacidad o provenientes de otros países, por personas mayores y por infantes. Propondremos acciones culturales que impidan vernos como una ciudad víctima y castigada. Es un sentimiento lícito, pero no cuando miramos atrás y comprobamos que hemos construido entre todos el Parque Tecnológico de la Salud, el Parque de las Ciencias o la inminente llegada del AVE. Granada está mejor que antes, pero puede estar mejor porque ahora es el momento de la excelencia, como lo será nuestra Universidad. Y la excelencia exige ciudadanos cómplices con lo que ocurre en la calle, en el patio público. Y ocurre que a la gente le interesa ese acontecimiento, y el PSOE se propone sumarlos, apostar por las personas como usted, y también como usted, para hacer las cosas mejor de lo que las hacemos. Es, pues, el momento de dejar atrás el victimismo, la controversia, el cinismo y el cansancio casposo. Es el momento de dejar atrás aquellos que no creen en la gente sencilla. Felices fiestas.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Granada Cosmicómica

Detrás de El mago de Oz está La Ilíada, igual que detrás de cada novela no habita otra novela que El Quijote. Nada nuevo bajo el sol. Y aunque parezca forzado, la lectura de Las cosmicómicas, de Italo Calvino, me ha recordado al trabajo que el PSOE realiza en la ciudad. Igual que no hay nada nuevo bajo el sol, el PSOE, después de un año de trabajo de reforzamiento como organización, de paseos callejeros, de reuniones miles, ha vuelto al principio.


El protagonista de Calvino es el ubicuo Qfwfq, un dios que tiene la edad del universo, ha vivido desde el origen del universo; fue un invertebrado, un dinosaurio y ha sido un ser humano como usted y como yo, con sus correrías en Roma o en Granada.


En busca del amor, Qfwfg, muestra un universo poblado de seres únicos, de gente que ama y siente celos, envidia, caridad, miedo, solidaridad, que es inteligente y estúpida. Calvino hace gala de un humanismo desbordante que se refleja, si se me permite, en el trabajo que el PSOE hace en la ciudad de Granada.


Porque el PSOE, ha sido en esta ciudad todo lo que tuvo que ser. Y, en nuestra historia reciente, el partido que impregnado de valores de libertad y de igualdad, de justicia, de participación ciudadana, desde la base, desde el territorio, colaboró para que seamos lo que somos. Un espejo heterogéneo, una ciudad quizá demasiado ensimismada en sí misma, quizá demasiado encantada por su belleza, quizá temerosa de su riquísimo pasado, quizá vacilante a la hora de mirar al futuro con firmeza, quizá soñolienta porque es víctima de su victivismo, pero que ha conseguido muchas cosas pese a todo.


Sin embargo, el PSOE, quizá como reflejo de todo lo que la ciudad representa, porque los que formamos parte de este proyecto no dejamos de ser ciudadanos de esta ciudad, nos anquilosamos en los últimos años. Fue el momento en el que el PP se hizo con la calle. Pero con una diferencia. Utilizando estrategias de las personas que se sienten de izquierdas, como el contacto ciudadano, la constitución de asociaciones o el concejal que da el número de su casa a cualquier vecino para que lo llamen a la hora del día o de la noche que sea, no traicionaron su ideología basada en la dominación. Es decir, se comportaron como se comportó la derecha siempre en este país: compra de voluntades y, por tanto, un modo de acallar la crítica. El clientelismo es difícil de combatir, pero la izquierda tiene que dar una respuesta ética al respecto desde el pragmatismo más absoluto, con la implementación de políticas que garanticen la igualdad de oportunidades. Por eso, la educación pública, laica, es más que una posición política; es un principio rector.


El PSOE, por tanto, como Qfwfq, está en los barrios repartiendo octavillas, elaborando boletines con los ciudadanos de esta o aquella calle, con este o aquel colectivo vecinal. Y, como nos pidieron los ciudadanos en junio pasado en nuestra asamblea ciudadana, gastando las zapatillas. La lealtad institucional para el que está en las instituciones, porque por encima de los tiempos de la política institucional está el tiempo de la gente y de sus necesidades y deseos. Es una actitud responsable si queremos gobernar en Granada al lado de las personas. Responsable sin que ello signifique seriedad. Atrás queda el victimismo, porque los problemas de la gente exigen soluciones compartidas, protagonismo socialista, protagonismo cívico, como ayer, como hoy, como mañana.

lunes, 14 de diciembre de 2009

La Chana y el AVE, mientras el alcalde juega al ajedrez

Torres Hurtado, nuestro alcalde, se presenta cada año en La Chana, -no él físicamente, por supuesto, ya que el alcalde sólo hace visitas fugaces a los barrios, escoltado, no vaya a ser que algún vecino le eche en cara el abandono al que nos tiene sometidos-, con un listado interminable de obras a realizar en la calle Cedro o en la calle Delfín, lo mismo da que da lo mismo, pues año tras año, las asociaciones vecinales del Cerrillo, de Bobadilla y de La Chana, junto con el PSOE, comprueban cómo esos listados tienen un carácter eterno y, salvo excepciones, tanto vale el listado de obras del año 2007, como el del 2008, como el del 2009 con vistas al 2010. Año tras año, la Junta Municipal de Distrito, -¡esa gran desconocida para el ciudadano!, pese a ser el órgano de participación vecinal más cercano a los vecinos-, aprueba un listado de obras que los colectivos y el PSOE reclaman al alcalde en nombre de los vecinos de esta o aquella calle. Y como esos vecinos son pocos, pues mejor marear la perdiz que tampoco son tantos votos y, además, son asuntos que carecen de interés periodístico; si acaso dan para una raquítica esquela ciudadana de prensa. De modo que, ya digo, el alcalde piensa que mejor marear la perdiz. Lo que ocurre es que la perdiz ha perdido ya la razón y está en el hospital atiborrada de ansiolíticos. Demente; cansada de tanto sofrito estratégico. Pero el sofrito le va a embadurnar de aceite el traje al alcalde. No por los incumplimientos de asfaltados que no llegan, de marcas viales borradas, sino a propósito de la llegada del AVE a Granada y del tan traído soterramiento del tren a su paso por La Chana.


El alcalde del PP, Torres Hurtado, podrá ignorar las demandas de los colectivos vecinales y del PSOE sobre aspectos concretos, pero en el caso del AVE, toda su estrategia de perdices que se marean, ya digo, le va a manchar la camisa porque este asunto no es un tema menor referido a esta calle o a la de más allá. Este asunto del AVE afecta a todo el barrio de La Chana, a los escolares de un colegio público y de dos institutos, y a sus padres y profesores, a unos vecinos que llevan soportando durante muchos años un barrio partido en dos, dividido y encajonado por las vías de tren.


El alcalde del PP, Torres Hurtado, ha buscado de nuevo con este asunto jugar al despiste, echar la culpa a Zapatero y a la Junta y liar a los vecinos con el asunto de la entrada del AVE por mitad de La Chana: Que si no irá soterrado, que si La Chana seguirá dividida en dos. De este modo, jugaba a su estrategia de sobra conocida: Los demás son los malos y, si no hago más, es porque nos castigan.


Pero el PSOE ha dejado atrás la lealtad institucional, -se la dejamos a quienes gobiernan- y, si en otras ocasiones el PP ha sacado rentabilidad de una estrategia similar, el PSOE está despierto y ha pasado a la acción. Por eso, Chema Rueda, secretario general del PSOE en la ciudad, ha provocado una reunión con la asociación de vecinos de La Chana, para que el diputado, Manuel Pezzi, explicara que tanto la Junta como Zapatero apuestan por el enterramiento del tren a su paso por La Chana, que no es necesario un estudio de impacto ambiental y que la pelota, como suele decirse, está en el Ayuntamiento de Granada, en la azotea de Torres Hurtado. Tema enterrado y bien enterrado.


Ahora el alcalde tiene que definirse ante los vecinos de La Chana, decirles cómo va a financiar la aportación a la que se comprometió para que el AVE llegue a Granada. Así que mejor dejamos a la maltrecha perdiz descansar. La asociación de vecinos ya le ha pedido una reunión al alcalde, ya sabe cuál es la postura del PSOE en Granada, en Madrid y en la Junta de Andalucía. Ahora sólo toca despejar la incógnita del alcalde en esta jugada de ajedrez en la que había dado jaque al barrio en su intento de golpear al PSOE en un tema tan sensible para La Chana. Eso sí, parece que va a perder por jaque mate. Mientras, el PSOE, va a seguir la partida al lado de los ciudadanos a la espera de nuevos mareos de perdices ya cocinadas.

martes, 8 de diciembre de 2009

Con alegría y corazón

Los últimos candidatos que el PSOE ha presentado, como saben todos los vecinos y vecinas de Granada, se retiraron en el momento en el que perdieron las elecciones. Los candidatos, con la mirada hacia otro lado de las y los militantes del partido socialista, estaban para gobernar o no estaban. Y la ciudadanía nos dio una lección, sobre todo la que nos quiere en la calle compartiendo sus problemas, la que nos pide corazón, quedándose en su casa el día de las elecciones como diciendo: Así te pudras.


En estos últimos ocho años, -si bien el asunto viene de lejos, quizá arranca en los años 90-, el partido socialista no ha estado en la calle. Ese fue el diagnóstico de su militancia cuando elegimos a Chema Rueda como secretario general en la ciudad. Y la gente, en el mismo momento en que se le comenzó a preguntar, nos lo expresó de múltiples maneras y en la cara, como quien pretende dar una lección, mostrando al mismo tiempo cierto enfado. Un enfado aleccionador en toda regla que puede resumirse de la siguiente manera: “Menos despacho y más zapatillas”.


Técnicamente, si es que esta palabra significa algo, si es que la ciencia política tiene alguna validez, lo expresó un profesor universitario en uno de los foros en los que he podido estar en este año de trabajo callejero: “En Granada, el PSOE es un partido desvertebrado”. Otro profesor, geólogo, insistió: “Se trata de un partido invertebrado, es decir, y para que me entiendas, un partido sin columna vertebral”. ¡Ah!, musité embobado.


En la calle, la gente nos ha dicho que no estamos donde están los problemas, que hemos olvidado lo que significa formar parte de los colectivos, que nos hemos olvidado de nuestras raíces y que parecemos un “ente” aburrido y burocrático. Igual diagnóstico hizo otro profesor, esta vez de literatura, pero con estas palabras: “Sois como el futurismo, sin ser ya ismo, of course (las cursivas son mías), un partido aburrido y sin corazón”. Una poetisa de cierta relevancia en los bares nocturnos de la ciudad, vino a decirme, palabra arriba, palabra abajo, el siguiente verso: “Sin vísceras, sin músculo; iros a tomar…”, y cuando creí que iba a concluir y con ganas de escuchar lo que seguía, se quedó con el vaso en alto, como prendida ante el foco pálido del techo. Yo miraba su perfil místico, y juro que esperé cinco eternos minutos, pero una mosca se posó en mi nariz y desnudó mi atención trascendente.


En resumen, que ha pasado un año y que todo el mundo no puede estar equivocado, sobre todo cuando todo el mundo que algo te quiere, sea un muchillón o un poquillón, incluso aunque haya algunos que ya ni te crean, pero que nada esperaron, ni esperan del PP y que te miran como si fueses su última esperanza desesperanzada; decía, que no todo el mundo puede estar equivocado cuando incluso te brindan la acción en bandeja (y perdón por las frases hechas, pero esto es un blog personal y no un relato de Monterroso). De modo que llevamos un año en la calle, quitándole horas a la familia, a los amigos más íntimos, empeñados en trasmitir alegría y una buena dosis de corazón. Sin el apoyo mediático que otros tienen, sin toda la implicación que alguno espera de algunos, pero poniendo granos en el camino que esperamos que sean piedras para el PP en forma de votos socialistas. Con la diferencia de que no vamos a preguntarle a la gente tres meses antes de las elecciones qué esperan de su ciudad porque ya lo estamos haciendo. Con la diferencia de que esto es asunto de todos. Así que no me queda más que decir, sólo que si es asunto de todos, pues asuntemos.

martes, 1 de diciembre de 2009

Curiosidades curiosas

Puede ser casualidad, y nada más que casualidad, que después del acto en el que rendimos homenaje a nuestro desaparecido compañero, Juan Cuenca, se haya generado el debate sobre el soterramiento del AVE en el Camino de Ronda y no a su paso por La Chana. Ya digo, puede ser casualidad. Y, cómo no, el presidente de la asociación de vecinos de La Chana, ha dicho lo que tenía que decir y ha pedido las explicaciones necesarias al Ministerio de Fomento. Espera que esta barrera física que existe en el barrio, y que siempre ha sido un inconveniente para los que hemos estudiado en el Severo Ochoa o en Juan XXIII, además de una temeridad, deje de molestar al barrio y el AVE vaya bajo tierra a su paso por el barrio o, de lo contrario, la asociación de vecinos se vería obligada, -ha dicho el presiente-, a rebelarse ante tamaña barbaridad. Y, cómo no, el PSOE ya ha dado las explicaciones pertinentes y ha aclarado la situación cuyas razones poco me importan, sólo que el AVE, las vías del tren para entendernos los que somos de La Chana, dejarán de ser un incordio, una molestia, un inconveniente y un elemento de inseguridad para los chaneros y las chaneras, sobre todo para los estudiantes.


Ya digo, no deja de ser una curiosidad muy curiosa este debate. Imagino que al PP no le ha gustado ver un teatro lleno de vecinos y vecinas de La Chana, que las fuerzas vivas del barrio se acercaran al PSOE para decirles que algo se mueve en el ambiente plomizo y aburrido de esta ciudad.


Y es que este va a ser el año del PSOE en La Chana, que no le quepa la menor duda al PP pese a sus intentos por comprar voluntades, pese a las promesas –incumplidas-, pese al intento de manipulación. Va a ser el año del PSOE igual que lleva siéndolo desde hace muchos años. Pero este año, además, con energías renovadas, conectando con todos aquellas personas que siempre nos apoyaron y, también, con quienes nos han dado un tirón de orejas por no jugarnos el tipo. Es pues, esta entrada de mi blog, una entrada de rebeldía, una entrada que le saca tarjeta amarilla al alcalde porque estamos cansados de tanto despiste, de tanta estrategia impostada, de tanta demagogia, de tanto interés por tergiversar la verdad. Y la verdad es que Aznar impulsó un tren, -que no un AVE-, para Granada, y que sólo cuando el PSOE llegó al Gobierno se comprometió con el AVE y ya tiene fecha de terminación dicha obra. Y la verdad es que el alcalde tiene que dejar de marear la perdiz y poner el dinero que tiene que poner para hacer frente a la construcción de la estación, en lugar de ese juego de “sí pero no”, como ha ocurrido con el metro.


Y en contar estas cosas, y muchas otras, el PSOE va a pasarse otro año más de labor en el barrio y, como ha dicho el Secretario General del partido en Granada, Chema Rueda, nos vamos a comer el barrio a fuerza de contacto continuado con la gente, a fuerza de dar la cara y mostrar nuestro trabajo y, cómo no, nuestras contradicciones, pero desde la honestidad y a pecho descubierto.


Este, como digo, va a ser el año del PSOE en La Chana y en los barrios de Granada. Y si no, al tiempo. Hasta la próxima.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Juan Cuenca Doblado: un socialista de La Chana

Juan Cuenca Doblado nació en Cuevas Bajas (Málaga) el 9 de enero de 1950. Electricista y socialista por los cuatro costados, quizá la falta de formación universitaria le hacía mostrar un carácter solvente en las reuniones en las que, junto a él, asistí, pero nadie puede dudar nunca de su capacidad de trabajo. Secretario general de la UGT de la provincia de Granada y Senador, -el más votado hasta ahora en nuestra circunscripción electoral-, hasta 1995, ocupó después otros puestos de responsabilidad en el Consorcio para el Desarrollo de la Vega-Sierra Elvira y, por supuesto, siempre mantuvo su militancia de base en La Chana. Una militancia que vivió en un momento histórico en el que lo que lo fundamental era la defensa de la libertad con el fin de consolidar la incipiente democracia después de los oscuros años del franquismo.

Por toda esta trayectoria, por seguir vinculado al barrio de La Chana, las y los militantes de este barrio junto con la Comisión Ejecutiva Municipal, cuyo Secretario General es, Chema Rueda, queremos rendirle un homenaje tras su fallecimiento en el año 2007.

Algunos amigos me comentan que Juan Cuenca luchó por los intereses de Granada y por la defensa de los trabajadores y que, quizá, La Chana represente un espacio demasiado pequeño para realzar su vida política. Yo estoy de acuerdo con esta reflexión. La izquierda es internacionalista antes que nacionalista y, en este caso, antes que localista. A las personas que sentimos esta ideología nos debe doler lo mismo un pobre de Mozambique que un pobre de Cástaras, la desigualdad en los eufemísticamente llamados países del Tercer Mundo, la desigualdad en una ciudad como Granada. Sin embargo, uno nace en un territorio y hace su vida en una comunidad. Y, efectivamente, él hizo su vida cotidiana también en el barrio de La Chana; un barrio que siempre ha sido frontera entre la vega y la ciudad de Granada; vecinos, pues, agricultores y obreros rurales que emigraron a la ciudad. Allí, en viviendas construidas sobre calles embarradas, sin apenas servicios básicos, con aulas improvisadas en cocheras, los obreros pusieron su grano de arena para que esta ciudad se desarrollara y lograse un mejor vivir. Sólo los hijos de aquellos obreros que lo mismo acudían a la obra o a recoger ajos o patatas pudieron obtener la formación necesaria para contar con una igualdad de oportunidades que, al menos, les permitiera hacerse un poco más dueños de sus vidas. Y Juan Cuenca Doblado, un obrero como tantos otros chaneros, con tesón y con ahínco, consciente de la desigualdad de nuestra sociedad, realizó un esfuerzo extra para formarse de forma autodidacta y defender los intereses de los más débiles; y esto no es ni más ni menos que la defensa del interés público. Rodeado de compañeros universitarios, muchos pertenecientes a familias burguesas que se habían revelado contra los valores más conservadores, pudo llevar esa estela vital por todos los escenarios públicos en los que desarrolló su actividad política. Por eso, el próximo día 28 de noviembre, en el Teatro de La Chana, José Tamayo, a las 18:00 horas, nos podemos reunir para homenajear esta trayectoria vital y, de paso, sacar pecho y sentar las bases de los futuros Premios Juan Cuenca Doblado que celebraremos anualmente para reconocer la labor de personas y colectivos destacados en la lucha por la democracia y la defensa de los trabajadores. Será un homenaje sencillo con el que los vecinos y vecinas de La Chana, sobre todo los más jóvenes, queremos recoger el testigo de esa herencia de la que somos hijos.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Dónde está el alcalde

Corre el rumor de que los granadinos y granadinas están dormidos. Quizá es la dormidina que garantiza un sueño eficaz y profundo. Pero la dormidina en esta ciudad enfrentada consigo misma por los siglos de los siglos, amén, tiene que ser administrada por alguien, por algunos. En los últimos meses, pero al igual que siempre y sobre todo en este mandato, el alcalde es quien mejor suministra el tranquilizante colectivo por el que estamos embobados. Recibe a deportistas, se rodea de acólitos que lo hacen impermeable y, sólo esporádicamente, reparte algún que otro mamporro para alentar a los suyos. Por lo demás, con vacas flacas u obesas, con obras o sin ellas, Torres Hurtado, sólo nos lleva a la cama para que la ciudadanía vivamos a base de bostezos y de estiramientos de brazos y piernas. Nada por aquí, nada por allá. Si visita un barrio, lo protege un cortejo con el fin de evitar que le llegue la protesta; si se acerca alguien, no lo dude, ese alguien ya ha pactado lo que tiene que decir y, por supuesto, bien sabe la respuesta que recibirá. Todo está controlado. Si la política no tiene lugar, pues tampoco el debate y mucho menos la participación ciudadana. Las Juntas de Distrito, -espacio en el que supuestamente se dirimen los asuntos de los barrios-, las asociaciones de vecinos las han bautizado como “muro de las lamentaciones”. Ese atisbo de humor no deja de ser esperanzador, la verdad. Pero al alcalde, los chistes, pues no señor; a él los chistes, como que no. Así que da un nuevo apretón en los barrios. Los vecinos, los partidos de la oposición acuden convocados por un orden del día, pero de pronto aparece un concejal acompañado de un técnico y allí se habla de lo que al PP le interesa. Los vecinos protestan, se quejan, pero todo se queda en el muro. La oposición, que no es ajena, busca abrirse camino. Como el PSOE. Durante algo más de un año, los socialistas se han dedicado a hablar con mucha gente, a ganar en presencia y a caminar de la mano de los vecinos: hoy con tres, mañana dos más, pasado trescientos en una asamblea ciudadana que insufle aire fresco a la manera de relacionarnos con los asuntos públicos. Un año donde se ha hablado de crisis económica, de empleo, de oportunidades para Granada (el Parque Tecnológico de la Salud, Caja Granada, la innovación tecnológica, el turismo), de urbanismo, de cultura como motor de desarrollo y como herramienta para definirnos, más allá del quejido, del maltrato, de la confrontación y del no tenemos remedio. Más de un año de debate acerca de los temas que van a afectar a nuestra convivencia de forma insoslayable. Más de un año de trabajo responsable para sumar, desde la contradicción que supone ser un partido que aspira a gobernar y que busca, pues, el diálogo, la construcción colectiva frente a los intereses individuales, con todas la dificultades que esta tarea entraña. Un año que se ha agotado porque ahora empieza otro en el que la reflexión y el análisis deben dar paso a las propuestas, pero definidas con los colectivos y con todas aquellas personas que quieran desengancharse de tanta dormidina, de un alcalde que se esconde y que aparece únicamente para mostrarnos que es un alcalde de papel maché.

lunes, 16 de noviembre de 2009

A propósito de Matar a un ruiseñor y de Ettore Scola

El cine siempre me ha servido como un motor para sentir, para impulsar, para crear, sin importarme un rábano el qué dirán. Anoche me empujé para conseguir un arrebato de nostalgia con la película Matar a un ruiseñor. Se estrenó en 1962 y ver al protagonista, Atticus Finch, encarnado por Gregory Peck, un abogado defensor de negros, un abogado que defiende los derechos civiles y que lucha contra la desigualdad, tanto de clase como racial, es un ejercicio poco menos que terapéutico. Además, la narradora de la película, hija del protagonista, cuenta también cómo el transcurrir de la vida, sin más, les llevó a perder la inocencia, pero pese al dolor, pese al peligro, siempre puede existir alguien que esté a tu lado, incluso sin tú saberlo. Y ese alguien, en la película, es un hombre enfermo mental al que el vecindario, incluidos los niños de la película, temen; un temeroso personaje encarnado por un jovencísimo Robert Duvall. La verdad es que hoy tenemos que recurrir al cine independiente para poder encontrar una película como esta, para hallar unas interpretaciones brillantes, para ver una historia humana acerca de los problemas de nuestro tiempo.

Y en estas estaba cuando por la red me encuentro una entrevista que le realizan al director italiano, Ettore Scola. Para nuestra desgracia, ha dejado el cine, pero para mí es importante que gente así siga largando de lo lindo; lindezas como el reto que para él supone el presente: la igualdad. Cierto. Ettore Scola, defiende el presente; y lo defiende porque la nostalgia es una tentación “peligrosa y reaccionaria” que nos impide plantar cara al presente, vivir el presente, pelear por la vida presente, aunque el aquí y ahora sea espantoso, tal y como sucede en estos momentos. Sigue, Scola, charlando pacientemente sobre Berlusconi, sobre una Italia que ya no adora por los valores que se han adueñado de ella, y que no son otros que el dinero, el éxito y las mujeres. Quizá es la esencia de los poderosos hombres populistas de nuestro tiempo, sobre todo en el arco mediterráneo, aunque ese poder dure un año o dure demasiado tiempo. Para Scola, el reverso del fascismo fue la libertad. Sin embargo, los neoconservadores, con ese deseo de apoderarse de todo para dominarlo todo, utilizaron la libertad como una bandera por la que morir y, la izquierda, se olvidó de la igualdad, “de luchar por la igualdad, ni más ni menos”, dice, Scola. La libertad, pues, no halló su reverso.

Para mí, la vuelta a la igualdad debe estar acompañada de un lenguaje nuevo. De lo contrario caeremos en el error de la nostalgia pensando en el comunismo y en el lenguaje que hoy todo el mundo rechaza. Palabras como lucha, combate ideológico, resistencia, son palabras huecas, vacías; tan vacías como la palabra libertad.

Hace falta sentir las palabras que deben acompañarnos hacia la igualdad y la justicia, reconocer que aquí, a mi lado, vive un ecuatoriano y que es mi vecino, allá una familia gitana, un desempleado, ¡un pobre, coño, un pobre! Nuestra tarea es repartir este pastel un poquito mejor, y no si el alcalde ha refunfuñado hoy o ha puesto un cartel de obra tan grande como la fachada del ayuntamiento. Son nuevos tiempos; nuevos tiempos para hacer política, nuevos tiempos para otros aires estéticos y éticos. Yo no sé el camino, pero los tiros van por personajes como Atticus Finch.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Lo que el alcalde invierte en mí; y en usted

El otro día, exactamente el 26 de octubre, La Opinión de Granada publicaba una noticia cuyo titular era muy ilustrativo de la gestión económica del PP en el ayuntamiento. Pero los que saben de política, me comentan que esta entrada en mi blog debería centrarse en criticar al PP en aquellos aspectos que los ciudadanos tienen una información, digamos, distorsionada, como por ejemplo, la que hace referencia a los más de mil euros que un contratado municipal del PP se gastó en las Fallas de Valencia del año pasado. Pero de economía, de eso mejor no hablar, porque en estos momentos de crisis económica quien paga el pato es el partido en el gobierno central. Los ciudadanos echan la culpa del desempleo a Zapatero, y de sus cuentas también a Zapatero. De modo que nada de hablar de economía porque nada se logrará con la crítica y, la imagen del alcalde, Torres Hurtado, quedará impoluta. Para empezar, habría que ser un iluso para creerse que las palabras escritas de un blog, -y más si son mías-, podrían dañar la imagen del alcalde. En segundo lugar, tendría que ser lo que no soy para proponerme dañar la imagen del alcalde. Y, sin embargo, las palabras, para mí, fatuo tal vez, tienen el poder que Blas de Otero les encomendó, más allá del daño a la imagen de un personaje. Las palabras en estos tiempos tan raudos, tan veloces, tan exigentes con lo inmediato, son necesarias. Y yo no encuentro mejor antídoto ante tanta coyuntura como sentarme a escribir para poder comprender(me).

Nuestra piel de toro está salpicada de casos de corrupción, de cualquier partido, y poco debería extrañarnos que la respuesta ciudadana sea el desapego (RAE: desprenderse del afecto o afición por alguien o algo). Para mí, la consecuencia natural de la crisis económica que vivimos, fraguada, cocida a base de especulación, de corrupción en suma, no puede traer consigo otra cosa que corrupción. No obstante, más allá de la financiación de los partidos, la de los ayuntamientos, de la seriedad de un país, -de sus ciudadanos también-, que permite que tipos como “el pocero” sean referentes en un momento determinado; digo, más allá de todo este debate ético, estético, normativo, político, el sistema demuestra, nos demuestra que sigue vivo y coleando, que se ríe de nosotros. Culturalmente, vivimos en un mundo en el que todo, incluso nosotros, sobre todo nosotros, tenemos precio: prestigio, riqueza inmediata, hedonismo..., y quienes mueven esos hilos, que no son tres, ni cuatro, pero tampoco usted ni yo, ganan batalla tras batalla frente a la democracia, la justicia, la libertad y la igualdad.

Ayer mismo, tal vez fue antesdeayer, no me acuerdo, Camps, en Valencia, cerraba la crisis del PP en esa comunidad y aparecía flanqueado por cinco varones, cinco hombres muy maqueados que demuestran que el poder es cosa de hombres, de varones que saben de qué va la cosa. La estética era tan arrugada, tan casposa, que tuve que cerrar los ojos con la esperanza de que al abrirlos me encontraría con otra fotografía.

El hecho es que el capital juega y se divierte hablando de democracia a fuerza de darle mamporros en los lomos y en la cerviz. De esta forma logra que la respuesta ciudadana sea el desapego y, cuanto más desapegados, más fuertes son ellos aunque personajes como José Luis Sampedro, economista además de escritor, pese a su edad, dé saltos en la silla anunciando el fin del capitalismo, aunque no de la dominación.

El caso es que el alcalde de Granada, -y perdón por la demora en centrarme en el objeto de esta entrada-, antes de la crisis, en 2006, recogía 601,55 euros por habitante y cada habitante, usted y yo, recibíamos 70,35 euros en forma de servicios, es decir, lo que este alcalde invierte en parques, infraestructuras, subvenciones, etc. La economía está para no tocarla en estos momentos, me dicen, empero, yo pienso, -no quiero decir que alumbre, y menos a usted-, y me digo que esto no encaja con su imagen de defensor de los granadinos y granadinas.

martes, 27 de octubre de 2009

Legal, sí; pero así no, gracias

El nuevo PGOU de Granada es legal. Parece que se ajusta a la ley, pero muestra un modelo de ciudad que no tendrá viabilidad en los próximos años. Y si un PGOU intenta planificar el futuro de la ciudad y no acierta ni en el diagnóstico ni en la planificación, flaco favor nos hará a los ciudadanos.

¿Cómo algo legal, ajustado a la normativa vigente, puede no ser viable? Quizá esto sea difícil de explicar. Pero voy a intentarlo si me lo permiten. El alcalde, Torres Hurtado, apuesta en el PGOU por la expansión, es decir, por construir más viviendas. Los suelos urbanizables, según la ley, permiten unos máximos, y el PP ha ido al máximo de edificabilidad y al mínimo en lo que a VPO se refiere. Este es sólo uno de los ejemplos, como ir al mínimo en lo que a espacios verdes se refiere. Cumple la ley, pero dicho cumplimiento no es para el PSOE ni razonable ni viable dada la situación socioeconómica.

Mucha gente no ha entendido la postura del PSOE de la ciudad. Nos abstuvimos en la aprobación inicial del plan, es cierto, pero con el fin de buscar consenso, de propiciar el diálogo en torno al documento que, repito, definirá el futuro de la ciudad de Granada en los próximos años. Esto se interpretó en su momento, -en algunos sectores-, como buenismo por parte del PSOE, como un sí pero no, pero es fundamental que, pese a la mayoría absoluta del PP, estos temas centrales para Granada se aprueben por consenso. Se olvida el PP que pese a su victoria contundente, el PSOE de la ciudad, su grupo municipal, representa a un buen número de ciudadanos y está comprometido con los intereses de la ciudad. Pero el alcalde entiende que él debe entenderse, valga la redundancia, con “los de Sevilla”, faltando el respeto a todos los vecinos y vecinas que no les votaron. Por eso no se ha sentado a hablar de este tema ni con el PSOE ni con IU. Y de paso, si los de Sevilla “se hubiesen portado mal”, pues arrear de lo lindo con su Granada agraviada; ya sabe usted.

De diálogo nada, y la Junta de Andalucía podrá dar su visto bueno porque el PGOU se ajusta a la legalidad vigente, pero eso no quiere decir que el PSOE vote que sí en las condiciones actuales. Es cierto que trasladar a la ciudadanía estos temas es harto complicado. Quién entiende de aprovechamiento, de edificabilidad, de zonas de expansión o de planes parciales. Claro que si pensamos en parques, en centros de salud, en colegios, en parques tecnológicos (como el denostado otrora de Ciencias de la Salud, que ha generado a día de hoy más de 700 empleos), en polideportivos, en viviendas de protección oficial, en tráfico, en ruido, etc., el ciudadano lego resulta que tiene opinión y criterio.

Si les decimos a los granadinos y granadinas que el PP se propone construir una presa con la excusa de evitar inundaciones, -por supuesto, ellos tan paternalistas para con nosotros, incluso aunque el alcalde viva en Ogíjares-, en el río Darro, pues igual empiezan a entendernos. Si les decimos que no podemos construir más viviendas para que el PP haga caja para tapar sus agujeros económicos, y que la apuesta es por la rehabilitación como forma de ayudar incluso al sector de la construcción de forma sostenible, y que el valor añadido se obtiene a través del conocimiento y la innovación, pues quizá los vecinos nos entiendan. Si les decimos que nada de plan de movilidad, pues de seguro que presentan propuestas y enriquecen el documento. Si, por el camino, nos dicen que construir, aquí ha construido hasta dios, pues entonces, nosotros, las mujeres y los hombres que militan en el PSOE podremos explicarles que nos equivocamos, que acertamos también, pero que ha llegado el momento de que aquí nadie se quede sin participar en temas que son trascendentales para el empleo, para el tráfico, para el medioambiente y para el buen vivir.


jueves, 22 de octubre de 2009

Todo está hecho un desastre


Pierre Bourdieu ya nos lo avisa: La prensa busca cada vez más el sensacionalismo. Y yo creo que en este momento es preciso algo más que sacar a la luz los casos de corrupción que, parece, copan las primeras páginas de las noticias. Con esto no quiero decir que se deban tapar estas noticias. Ni mucho menos. Ahí está el caso de El Ejido, el más famoso de Marbella, la trama Gürtel, los desmanes urbanísticos de toda la costa mediterránea española. Entiendo que la prensa cumple aquí una labor, pues muchos de estos casos terminan saliendo a la luz gracias a la investigación de buenos periodistas.

Sin embargo, corremos el peligro de que toda esta mierda parezca que nuestro país, el mundo, está hecho una mierda de las gordas y, a la postre, nada merezca la pena, que no tengamos remedio. Cierto que los emolumentos de los directivos de los bancos son infumables, por no utilizar otra palabra. Cierto que el hambre campa por sus anchas y nadie acude a ese rescate, y menos los gobiernos de los países ¿ricos? Cierto, todo eso es cierto y es insoportable. Y lo más vil, lo más doloroso es que el mismo discurso, los mismos hechos que nos han llevado a la crisis, sigan siendo tan pujantes, tan fuertes, tan incontestables: Recortes, expedientes de regulación, flexibilidad laboral como forma de continuar con la explotación cada vez más inaguantable, -la misma de siempre, por otro lado-, de tanta masa sometida, conlleva una sumisión tal que nos hace plantearnos para qué sacar pecho y seguir en la brecha.

El otro día, un buen amigo agricultor de Almería, formado e informado, honesto y comprometido, me decía lo siguiente: Es como si antes de que llegara esta situación, incluso nosotros, la gente de izquierdas, nos hubiésemos creído realmente que el sistema capitalista funcionaba; pero no, esto no funciona ni funcionará, y si pareció funcionar, funcionó sólo para unos pocos.

A mí, personalmente, este tipo de reflexiones de gente tan sesuda por su experiencia vital, me generan un peso enorme, una responsabilidad gigante, una desilusión tremenda. Sólo después puedo recuperarme y volver a un estado donde sea posible la creatividad, la esperanza, el deseo de conectarme con el mundo para sumar voluntades.

Por eso, quiero empezar a poner en cuestión que la situación de El Ejido, por ejemplo, es el reflejo fiel de todo cuanto acontece en la vida pública.

El próximo mes, en La Chana, vamos a homenajear a nuestro desparecido compañero, Juan Cuenca. Su compromiso con los más débiles, su alegría vital, tal y como me la transmiten sus amigos más íntimos, es el espejo en el que yo quiero mirarme, pese a las contradicciones, pese a las derrotas, pese a la comodidad de lo inmediato, pese a todo lo que se nos viene encima.

De nuevo me confirmo, -quizá me equivoque- que desde lo local tiene que venir la regeneración ética, ideológica, creativa, a través de la asunción de todos los errores, de todas las fallas. Qué es un partido sino la suma de individualidades, de debilidades humanas tan cercanas a las de usted, y también a las de usted; sí, usted, no se esconda. Pero también, esas debilidades, están tamizadas de logros más que evidentes.

Quizá esta nueva entrada tiene que ver, al final, con Benedetti, con la asunción de que me siento melancólico:
dijimos sí como dándonos ánimo
y en la foto salimos espantosos.

jueves, 8 de octubre de 2009

Opiniones callejeras

Desde muy antiguo, desde la democracia griega, pero también desde ayer mismo, la ciudad, políticamente, se concibe como un espacio de democracia. Autores diversos de filosofía política se adentran en la historia, en la política, en la filosofía, en la literatura, para sacar a la luz este encuadre en el que la ciudad se convierte en la escuela de democracia por excelencia. Pero para que esto sea así, la clave es la participación. Una participación que vista desde el presente siempre tiende a sobredimensionarse con respecto al pasado, siguiendo el refrán de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero los problemas para participar en los asuntos públicos siempre los hubo, incluso en la democracia de Pericles. Siempre se idearon incentivos para que el ciudadano se preocupara por esos asuntos. De modo que, en principio, deberíamos reconocer que la participación se aprende, se cultiva y, en segundo lugar, cuesta trabajo promoverla y tal vez más en nuestras sociedades donde los principios reinantes neoliberales conducen a que prime el individuo por encima del colectivo. Para algunos la participación debe producirse en el ámbito privado: la persona que consume, el trabajador y el empresario con su contrato privado, o bien la persona en pugna por los recursos contra el resto de personas.

Esos no son los valores que deben inspirar al socialismo. Si la ciudad es una escuela de democracia en este mundo glocal, la única forma que tenemos de mejorar el mundo es a través de nuestras actitudes, de nuestro hacer en el ámbito local. En realidad la gente, las personas como usted y como yo, nosotros, lo que pedimos es un espacio de encuentro, sentir que formamos parte de lo que ocurre a nuestro alrededor. Cuál si no fue el mensaje que nos transmitieron los ciudadanos de Granada en la Asamblea que celebramos durante el mes de junio pasado: los vecinos y las vecinas diagnosticaron su barrio, pero también su ciudad y, al mismo tiempo, nos dijeron cómo debíamos actuar desde el PSOE. En definitiva, el mensaje, aunque no fuese explicitado de esa manera se puede resumir de la siguiente forma: Queremos que ustedes, como partido que aspira a gobernar y a transformar la sociedad, la transforme con nosotros, queremos formar parte de un proyecto comunitario y, por ende, colectivo. Pero eso sí, ellos quieren decidir con nosotros, y esto no significa que sea una tarea ardua para la ciudadanía, sino que exige un acto de creatividad múltiple que permita el establecimiento de relaciones personales, de relaciones comunitarias plurales, diversas.

De esta forma conseguiremos frenar la desafección por los asuntos públicos. Y cualquier acto, por nimio que nos pueda parecer, merecerá la pena, pese a la ofensiva del PP, pese al pragmatismo y el cinismo del que hacen gala: “Usted a lo suyo que ya nosotros administramos lo de todos”. Cinismo en cuanto a los casos de corrupción del PP de la trama Gürtel, arropando al corrupto, tapándose entre ellos, generalizando la visión negativa de la política. Porque para el PP un cuerpo social escuálido, poco robusto e informado, es lo deseable. La desafección afecta a las personas de bien porque exigen una ética intachable a los partidos políticos, sean del signo que sean. Ahí, desde mi humilde punto de vista, radica la importancia del trabajo municipal. Por eso soy un municipalista convencido. A fin de cuentas, la tarea municipal tiene mucho de creatividad y de aventura y, encima, en el caso de Granada, es un reto. Más no se puede pedir.

sábado, 26 de septiembre de 2009

La opinión pública

Hay días en que te levantas y en la cabeza hay todo un programa de actividades que, te juras y te perjuras, cumplirás, como suele decirse, al pie de la letra. Incluso puede que ese día, a la hora de la comida, hayas quedado con alguien especial para comer. Piensas que ese alguien especial va a ofrecerte un momento diferente. Pero tú ya lo tienes programado. Sin embargo, como ese alguien es especial, ese día, pese a que ya estaba todo decidido de antemano en tu cabeza, es un día especial porque tú has escrito un artículo en el periódico sobre dos modelos de gestión pública. Entonces, ese alguien especial te dice que te vas acercando, sin saber muy bien a qué se refiere, y te habla de Bourdieu y de la noción de campo y habitus, en ese intento de superar la dialéctica hegeliana que estructuró Marx. Te bebes un vino, y luego otro. La boca se te seca aunque tú eres el que escucha, el que procura entender. Porque en el fondo sabes que no se trata de comprender los conceptos de Bourdieu, ni los de Maturana o Morin. Se trata si acaso de sentirlos y de ponerlo en tensión toda vez que ya hoy la dialéctica es un modelo a superar. Sigues sin entender nada. El vino está buenísimo. La luz apaga el bar en el que nos encontramos y decidimos salir para entrar a una cafetería. Café, por favor, extra seco y sin hielo. Pero, por qué eres tan necio y citas a Benedetti. No lo sé, contesto. En el fondo pienso que floto y las personas desapercibidas que había en las mesas se levantan, se ponen detrás nuestra y representan monótonamente a Prometeo Encadenado después de robar el fuego para dárselo a los mortales. Entonces, la camarera, que quiere jugar el papel femenino protagonista, se acerca y no porta el café extra seco y sin hielo, sino que su pelo cano la ha convertido en Belén Gopegui. Mientras, mi acompañante especial sigue rellenando en rojo letras que entiendo pero que no comprendo, sólo las siento, y yo me las guardo en el bolsillo de atrás del vaquero. La democracia es una farsa, si no, cómo puede soportarse que en un sistema democrático la opinión pública, como concepto, decida un referendo presidencial. Me trae la cuenta, por favor.

Ya en casa, contento de mi ignorancia, no sé si he tenido un día bueno o malo. Acaso no importa, tan sólo sé que nada ha salido según lo programado: He navegado de Grecia al mundo latino, -¿lo latino era lo romano o lo suramericano?-, en un barco espiritual capitaneado por Prometeo en un estado de opinión pública complejo, dialógico. Me cuelgo el pijama y, sin querer, meto el pantalón en la lavadora junto con el resto de ropa sucia. De modo que hoy, con las notas de mi servilleta hecha añicos, hago esta entrada desde el recuerdo borroso de todo lo que ayer aprendí.

Claro que yo siempre hablo de lo local, de Granada y, en concreto, del alcalde y de un modelo que no persigue el bien común. Porque la casa común es lo que reivindico a fin de cuentas. Un mundo común donde no hay que presentar, vender, gerenciar, publicitar nuestro modelo. Eso no sirve. Lo dice Bourdieau, lo dice Maturana, lo dice Morin. Sólo sirve el viaje, la aventura de construir un modelo lo más amplio posible donde el adversario sea eso, un adversario, un actor más que ha decidido no sumarse.

jueves, 17 de septiembre de 2009

La prima Ana

Lo mejor que tiene el autobús en esta caótica ciudad es que, a veces, te encuentras con alguien que hace más llevadero el viaje. Un viaje en toda regla porque a este paso vamos a tener que pedirle al alcalde que, entre parada y parada, coloque una estación de servicio para poder ir al baño, comprar un zumo o una botella de agua.

Esta mañana me he vuelto a encontrar con la prima Ana. Coge el 9 en Sagrada Familia y puedes verla aparecer por la esquina agitada para que no se le escape el autobús. Desde que nació no ha hecho otra cosa que trabajar para otros y, ahora, lo hace para un matrimonio, profesores de nuestra Universidad. Quizá ronde los sesenta, quizá los pase con creces. No lo sé. La prima Ana no tiene edad. Su cutis es un pañuelo sedoso, pulcro, y sus ojos de horizonte te hablan con la misma gracia con que lo hace su boca siempre sonriente. Ella es de las que piensa que al mal tiempo buena cara, que el trabajo es salud, además de una bendición, y no sólo ahora que la crisis arrecia, sino que es muestra de una actitud vital de la que siempre ha hecho gala.

Y así, sonriente, me invita a sentarme a su lado. Si la acompaña su hija, como ha sido esta mañana, nos ruboriza a ambos al sentirnos como niños por tratarnos con la naturalidad de un adulto: “¿Le has dado un beso al primo? Ea, vamos a ver qué quiere Dios hoy de nosotros. Déjale al primo que se siente aquí conmigo”. Entonces el autobús se pone en marcha y ella me pregunta por la familia y me cuenta cómo es la vida de sus hijos, o me habla de gente que yo no conozco, pero habla sin dejar de sonreír, sin dejar de aceptar la voluntad de Dios, al tiempo que te acaricia la mano y se la queda para ella en un gesto protector que, al principio, me incomodaba pero que ahora echo de menos si el día en que nos subimos al autobús no siento su tacto. Creo que con cualquier otra persona, ante sus máximas, habría rebatido. Pero con ella me es imposible. Ella distingue que hay ricos y pobres. Acepta la situación pero lo curioso es que declara que Dios se desentendió de estos temas ni siquiera sabe Él cuándo. Es injusto que tengamos que trabajar para otros. “Ellos son así, primo, les gusta tenernos bien apretados, pero qué le vamos a hacer si el Señor está en otras cosas. Imagínate tener que estar en todas partes con la pila de criaturas que hay en el mundo”. Pienso entonces en su falta de formación, en su aceptación de la situación porque no hay otra, porque así son las cosas, en su Dios que ya no es omnipotente salvo para enjuiciarnos el día después. Dios, simplemente, es impotente para solucionar las cosas de aquí. Entonces me tranquilizo y siento que quizá ahora podamos pensar en la política como una actividad que se ocupa de las cosas del mundo, de las personas concretas. Sin embargo, la prima Ana parece intuir lo que pienso, y vuelve a su perorata diaria, a sus hijos, a mi familia, a su infancia, al dolor por la pérdida de su marido y a la apacible soledad en la que ahora se halla. “No hay otra primo. No hay más que alegrarse de lo que nos toca”. Pero yo siento esta mañana un torrente brumoso en la garganta, una inquietud ante la que me quedo desnudo, liviano, transparente como si fuese una botella llena de aire. “No hay otra primo, pero no hay que acongojarse. La vida viene así, y siempre será así. Y lo que nos toca es sonreír y ponérselo difícil”. Entonces, como si renaciera, la tanteo: “¿A Dios, prima?” Me mira, guarda silencio y sonríe sabiamente, o al menos así la interpreto. “Ya está aquí mi parada. Bueno primo, que tengas un buen día hijo mío. Adiós”.

domingo, 6 de septiembre de 2009

La ayuda del niño dios

El alcalde, Pepe Torres, es la apuesta
segura para la victoria en la ciudad de Granada. Así piensa el presidente del partido, Sebastián Pérez, y hasta el mismísimo, Arenas. Como he dicho en anteriores entradas a este blog, Sebastián Pérez, piensa que el PP lo tiene chupado. Es normal, ahí está el alcalde de Granada actuando contra viento y marea para alimentar nuestro ánimo: subida de impuestos, las arcas municipales tan endebles como el hilo de una araña en una casa abandonada, la Fundación Albaicín moribunda, el IMFE desnortado, la empresa de suelo municipal sin saber para dónde tirar, el Patronato de Escuelas Infantiles convertido en Fundación y, como colofón en un mar de colofones, una televisión municipal que, cuando se ponga en funcionamiento, nos traerá cada día la buena nueva tal que el día de nochebuena la del niño Dios nacido.

La crisis no va con el alcalde ni con el PP. A ellos no les toca remar en este barco. Por eso, aguantan el chaparrón agazapados a la espera de que sus líderes nos digan lo malo que es ZP. Pero hoy ZP ha subido las pensiones con la que está cayendo. Y este es uno sólo de los ejemplos, porque el trasfondo es que la crisis no puede ser la excusa para que nuestros derechos sociales se vean afectados. Por eso, repito, duele que el alcalde nada tenga que ofrecernos a los jóvenes, a los mayores, a los vecinos y vecinas. Basta con silenciarnos, para que nuestros problemas sean problemas a resolver por otros.

Aquí domina la opinión pública que nos dice que Torres Hurtado es garantía de éxito. Pero, ¿quién es la opinión pública, quién la conforma, quién maneja el supuesto sentir ciudadano? Nadie y todos.

Desde mi modesto punto de vista, es necesario combatir este estado de ánimo desde la alegría y la responsabilidad del momento que nos toca vivir. Alegría porque la ciudad no puede permitirse que cada proyecto de futuro tenga que sufrir la confrontación con la Junta de Andalucía. Es la lealtad y el respeto lo que nos hace fuertes, no el atrincheramiento. Y estoy convencido de que así piensa mucha gente de bien, como usted mismo. Qué otra cosa nos dijeron en la asamblea ciudadana. Y ese es el espíritu que debemos recuperar de cara a los próximos meses. La gente está cansada de no saber hacia dónde va la ciudad. Y en esta disyuntiva, la Junta de Andalucía tiene tanta culpa como el alcalde. Por eso, nos toca a todos aprender de los errores. No basta con recordarle al alcalde que la escultura franquista de Bibataubín tiene o no un valor artístico, sino que hay que exigir el cumplimiento de la ley. No basta con llevar y mantener el debate público en la prensa, sino que hay que acudir a donde se encuentra la gente. Claro que esto exige esfuerzo, un plus de trabajo, pero el proyecto socialista o se construye con la gente o no será.

Este alcalde que tenemos es un mal alcalde que, supuestamente, le tiene tomado el pulso a la ciudad. Es importante que el PSOE encuentre una persona. Bien. Pero aún más importante es que esa persona y las que forman parte del PSOE se agarren al tren de la alegría por rozarse con la gente desde la asunción de que las necesidades que existen son colectivas, que tan potenciales desempleados somos como la gente, que tan deprimidos por la falta de futuro de nuestros hijos como ustedes. Alegría por un proyecto que no nos haga parecer ciudadanos hipnotizados y resignados. Vamos a salir de esta crisis reforzados, tanto si nos ayuda el niño dios como si no.