miércoles, 19 de diciembre de 2012

Una guerra sin muertos


No por menos intuido debemos dejar de analizar lo que está pasando. De forma subjetiva e ideológica. ¿Por qué no? Así lo hace la prensa, de forma subjetiva e ideológica, eso sí, bajo la lógica del PP.
Leo en EL PAIS que el gobierno pone en venta Portugal. De eso se trata. De abrir negocio a aquellos que nos metieron en este lío. El capitalismo no muere, por ahora. Sobrevivirá con negocios creados con los impuestos por los ciudadanos, vendidos a saldo, dejando tras de sí una miríada de personas desempleadas, agonizantes, muertas de miseria en vida.



No creo que haya leído mejor definición de la crisis que la que realizó la madre de un amigo en el muro de mi perfil del facebook a colación del enlace a una noticia, ya no recuerdo cuál, que mencionaba uno de esos daños colaterales ante tanta reforma. Nótese que daño colateral y reforma son eufemismos, derivas del lenguaje, trampas para no nombrar lo que es evidente: una injusticia, una canallada, una mierda, todo a la vez. Pues bien, esta mujer, sin apenas formación escolar, con sólo el bagaje de una vida, de una experiencia, la suya, me escribió: Migue, esto es una guerra sin muertos.
Creo que esta frase muestra la crudeza de una crisis sistémica donde unos parecía que iban a morir, a aprender, pero no. Un erial. Han ganado, compran países, condenan a la gente y, todo, sin un solo tiro, sin una granada, sin misiles de largo alcance, sin carros de combate. Será que los señores de la guerra debieron aprender hace tiempo de los señores del capital y nos habríamos ahorrado la miseria de la guerra y los muertos. Claro que estos señores del capital dejan muertos en vida, que es una condena mayor.

Así que en estos días navideños, de compras imposibles, quiero brindar por la Verdad, la de una mujer experimentada que ha definido claramente lo que es la crisis, sin eufemismos: Ya saben, reformas, ajustes, recortes… Reformas, ajustes, recortes por nuestra culpa, por despilfarradores cuando sólo éramos unos muertos de hambre, clase trabajadora y no aparente clase media.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Indecentes

No es un buen libro. Está escrito a modo de anecdotario, con títulos de los capítulos más cercanos al espectáculo que al rigor de ensayo que se le supone a libros de este tipo. Baste como ejemplo el capítulo 7: El hombre que mató a Liberty Valance.
No es perdonable, desde mi punto de vista. Pero así es el periodismo hoy día.
Pese a todo, quiero destacar algunos pasajes: 
El Gobierno del PP consagra la doble versión de que la crisis es el resultado del descontrol del déficit público por parte de Rodríguez Zapatero y de que su impacto sobre la economía real se explica como una crisis laboral por el sistema de las relaciones laborales vigente. La realidad, en cambio, es otra. El déficit en el caso de España es el resultado de la crisis y no su origen: la deuda pública es en 2007 una de las más bajas de la eurozona; y el paro, a su vez, es producto de la flexibilidad de los contratos, que responde a las necesidades de la construcción, industria que absorbe gran parte de la creación de empleo durante la burbuja.
El paro es el resultado, según la versión oficial, no de una estructura intrínseca del funcionamiento del sistema capitalista sino del sistema de relaciones laborales o de las opciones individuales en el contexto de las deficiencias del mercado laboral. Según explican los profesores William Mitchell..., y Joan Muysken..., los gobiernos ven para sí mismos, desde hace largo tiempo ya, un papel muy limitado. El de remover lo que estiman que son obstáculos a la creación de empleo; más flexibilidad en el mercado laboral, menos intervención del Estado, mayor responsabilidad individual y un pequeño papel para acciones positivas del Gobierno en promover educación, entrenamiento e innovación. Es decir, los Gobiernos se han apuntado al neoliberalismo puro y duro.
Ya casi al final, Ekaizer habla de la presentación que hizo de Richark Koo, economista jefe del departamento de investigación del banco de inversiones japonés Nomura. Koo le comenta: la impresión que me he llevado de mi viaje a España es que la mayor parte de la gente..., ignoran el hecho de que se encuentran afectados por un virus muy inusual llamado recesión de balance. A diferencia de la recesión clásica, este tipo de crisis es el resultado de una subida del precio de activos (acciones, viviendas) alimentada por un endeudamiento colosal... Es importante recordar la secuencia de la burbuja del crédito y de la vivienda en España. Alemania sufre una burbuja tecnológica en los años 2000 y 2002. Cuando esta pinchaba, el Gobierno alemán rehúye los estímulos fiscales... Es el BCE quien baja los tipos de interés hasta el 2% en 2003, a fin de evitar que la economía alemana se resienta y permitir a los alemanes superar la recesión. Y esta bajada de tipos empuja los flujos de capitales hacia España para financiar la burbuja de la vivienda...
Para Koo, la confusión en España es similar a la crisis de Japón de los 90. Deberíamos aprender que allí la consolidación fiscal, aplicada prematuramente en 1997, frustró la recuperación. El ajuste fiscal de la Eurozona abunda en el agravamiento de la crisis, cuyos efectos en términos económicos y sociales pueden ser devastadores y prolongados. 
Bien, y entonces, ¿qué?

viernes, 16 de noviembre de 2012

K



Como en El castillo, K.
Suelo resistirme a leer la prensa, a ver los noticiarios, tan sólo los escucho sin regularidad. He perdido el interés por la actualidad porque se trata de una actualidad impuesta.
Cada vez me adentro más en la literatura, como una tabla de salvación, como una fuente de conocimiento inimitable.
Ya sabemos que el sistema ha decidido hacer un ajuste, da igual si lo llamamos recorte o no, cuyo efecto es la pobreza. Misteriosamente nos han dicho, -y nos lo hemos creído-, que vivíamos por encima de nuestras posibilidades. Misteriosamente, -y lo dejamos pasar, parece no entrarnos en la cabeza, en el corazón-,  ignoramos que unos pocos, muy pocos, han decidido vivir a nuestra costa: Antes y ahora y mañana.
Misteriosamente hemos comprendido, de ahí la indignación, que los poderes públicos no trabajan para el pueblo, no por traición, sino por dominación. Misteriosamente, pedimos que alguien nos salve, y los partidos progresistas en general, pese a sus errores, pese a entrar en la lógica de la dominación, se empeñan en salvar por sí solos a un conjunto cuya fuerza, misteriosamente derrotada, sólo es fuerte por sí misma.
Una nueva alianza, como en la Biblia, es lo que a mí se me ocurre, más libre, para nada doctrinal.
El ajuste deja una miríada de pobres. La clase media, en su grandeza, en su debilidad, ha comprendido que sólo era una clase asalariada. Todavía se resiste a concebirse como clase trabajadora porque en el imaginario el trabajador, la trabajadora, lleva cuello azul (maldita sociología que etiqueta, maldito lenguaje ideológico que limita, -los tuyos y los míos-).
Si ese ajuste conlleva que nos vayamos del país, es un efecto colateral. Si la gente se queda sin casa, es un efecto colateral. Si las pequeñas empresas no acceden al crédito y despiden trabajadores, es un efecto colateral. Si los gobernantes aprueban medidas inconstitucionales, es un efecto colateral. Si la Justicia, como poder, está aliada con el poder financiero y con la corrupción, es un efecto colateral. Etc., etc.
Porque lo importante para ellos es el ajuste, entregarles, - como pago por una deuda que no vamos a poder pagar-, un suculento negocio a cambio: la educación, la sanidad, los servicios sociales en general (servicios públicos que pagamos con nuestros impuestos que gestionarán las aseguradoras, los bancos. Ya se frotan las manos).
No se trata de resistir solamente, ni de indignarse solamente, ni de manifestarse solamente. Se trata también de construir, de ganar confianza con nuestras fuerzas. Los partidos tienen una responsabilidad, pero también el conjunto de la ciudadanía, a pesar de las discrepancias, de la desconfianza. Una nueva alianza.
El ajuste deja una miríada de pobres, pero este país es mucho más. Pasemos de la queja a la acción. Equivoquémonos, pero es vital que podamos mirarnos a los ojos. Descubramos quién manda en El castillo, empeñémonos como K., aprendamos de su frustración, construyamos sin imitar a K. porque el poder tiene nombres y apellidos. También los nuestros.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Los políticos como problema a modo de telegrama o esquela después de la encuesta del CIS



El capitalismo está en crisis.

El sistema político que sustenta este capitalismo es esta democracia.

Esta democracia es representativa, es decir, la ciudadanía (quien tiene esa etiqueta legal) elige cada cuatro años a sus representantes.

Estos representantes son elegidos porque previamente son elegidos (o nominados digitalmente) por los partidos políticos (en función del partido político de que se trate).

El capitalismo ha decidido afrontar su crisis cobrándose sus pérdidas del pueblo. Es decir, digámoslo ya a las claras: planeando y ejecutando una estafa.

Este es el círculo, el panorama.

Y se abre otro (otro círculo). Si el pueblo elige a los representantes y son incapaces (algunos no quieren) de hacer frente al capitalismo, a ese señor neutro sin sexo, sin nacionalidad, sin ideología llamado mercado, lo normal es que el pueblo se indigne, se cabree, se manifieste y descrea.

En términos generales, la izquierda (de la derecha española espero poco, o nada, desafortunadamente para todos) tiene que democratizar a los partidos políticos. El PSOE también aunque sea el partido más democrático de este país. Pero que sea el más democrático no quiere decir que no deba ser más democrático. Sólo así se evita buena parte del clientelismo, servilismo, institucionalización, etc. Eso sí, a pesar de la institucionalización, mayormente del PSOE porque ha sido gobierno, nunca he sentido que mis compañeros y compañeras en el gobierno pensaran que el poder les pertenecía. Ha habido casos de corrupción, de nepotismo y de despotismo en ocasiones, pero más allá de estos casos execrables, no ocurre como en la derecha española que considera que el país les pertenece, que España es suya, que cuando gobiernan otros, esos otros son unos intrusos. De ahí su nacionalismo españolista que dibujan verbalmente como patriotismo.

Por otro lado, la izquierda no puede, acudiendo a la responsabilidad de Estado, no decir la verdad: somos un país intervenido en este momento, tenemos que jugar en un ámbito global que tiene límites y, sobre todo, fórmulas para combatir esta realidad y no resignarnos porque es una estafa, una tremenda estafa.

Internamente, pues, más democracia desde mi humilde punto de vista, y externamente fortalecimiento del demos, del pueblo, de su músculo democrático. Y para ello, el ámbito local es idóneo. Volver a la ciudad en el corto y medio plazo, no para ganar elecciones como objetivo exclusivamente, sino para robustecer al pueblo. De seguro que entonces gobernará la izquierda en el ámbito urbano.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Telegrama o esquela



El Gobierno conservador Cameron baja su popularidad y cambia a sus ministros. Las medidas de austeridad han aumentado el déficit público.

Ya sabemos que no sirve cambiar la Constitución en dos días para calmar a los mercados.

Ya sabemos que la austeridad conlleva austeridad en, ¿el consumidor?, ¿eso somos?, ¿consumidores?

Menos trabajadores, menos empresa, así que los estados tienen que subir impuestos. Eso retrae el consumo de las familias y destruye más empresas y más empleo.

Ya sabemos que esta crisis no es de gastos. Que el problema no es gastar, que el problema son los ingresos, de ahí la falta de liquidez para pagar profesores, sanitarios.

Ya sabemos que esa es la excusa perfecta, -o mejor, la motivación ideológica perfecta-, para privatizar servicios públicos como la sanidad, la educación, la dependencia. ¿O es que cambiar la ley del aborto es una medida más contra la crisis?

Si la austeridad conlleva mayor déficit, por qué insistimos. Porque con la austeridad estamos pagando la corrupción de los bancos y de los banqueros.Y la de muchos concejales de urbanismo y, lo peor, el mirar para otro lado de nuestros representantes.

Racionalización es otra palabra talismán. Efectivamente, el aeropuerto de Castellón no es precisamente un ejemplo de racionalización de servicios públicos. O las ciudades de la cultura, que  no eran más que especulación pura y dura. En este país se construyó más de lo que necesitábamos.

Más que racionalizar deberíamos hablar de honestidad, y que los partidos políticos  no se dediquen al mercadeo con la ciudadanía. En estos años, los programas electorales eran un listín de peticiones a la carta. “Mire usted, quiero que me baje el IVA, me construya un palacio de hielo, dos piscinas y, en fin, un museo del vino y otro de la pandereta”.


La respuesta de los partidos tiene que ser más democracia. Democracia sí, pero en serio.

No puede ser que en los partidos se genere una élite, una casta que maneja el cotarro manteniendo a personas 30 años como responsables públicos. Con 8 años de servicio público se tiene bastante. Después uno vuelve a manejar su vida de forma privada. Y este es sólo uno de los ejemplos.

Termino con el telegrama de Odón Elorza, anterior alcalde de San Sebastián y, actualmente, diputado del PSOE: Los socialistas cometimos graves errores en el anterior gobierno (de Zapatero). Pero la acomodación y la pérdida de identidad es anterior.

viernes, 31 de agosto de 2012

Onetti, fumador encamado


No quiero saber nada de ustedes, no me interesan sus consignas, sus luchas, nada, sólo lo humano, sólo la posibilidad de sobrevivir. La bondad y la ternura. Tal vez el derrumbre de mi país, la Suecia de Sudamérica, la decadencia de Occidente, -nosotros tan salvajes-. No sé, pídanle cuentas a Vargas Llosa y a su Viaje a la ficción. En ese ensayo habla de mí. Me encumbra por no tener ideas políticas. Él que tiene la única y verdadera. ¿Pero quién puede desasirse de lo que ocurre cada mañana, de lo que uno lee en los diarios? Sobre todo cuando es uno quien escribe en el diario. Entonces uno le da vueltas a la realidad, a las inmundicias, a la condición humana en suma. Y no, no me gustan las personas que escriben. Como esos pelotudos que se levantan antes de la amanecida para inventar sus historias, pensando en la gloria. Luego, a mediodía, leen los noticieros, pasean por estancias rupestres, comen atendidos por mujeres serviles. Boludos que, en lugar de estar callados piensan que tienen algo que decir. Y por la tarde, después del té, vuelta a las historias. Los hay también malditos, -¿es así como los llaman?-, ahítos de ideas, de personajes que, finalmente, no nacen. Así caen en la noche, en los tugurios, en compañía de mujeres cansadas del amor, a la busca de bronca, de la muerte.
No puedo seguir un método. La inspiración es una pavada. No sirve una máquina de escribir nueva, la mesa ordenada, el silencio, ni siquiera el jazz y mucho menos Brahms. A mí no me vale nada de eso. ¿A qué viene tanta pregunta? Si no le importa voy a la cama. Por ahí tiene la puerta. Perdone, si me ofrece un cigarrillo. En fin, la última pregunta. ¿A quién quiero más?, pues, a mi perra. No, los escritores de aquí me interesan poco. Faulkner, sólo Faulkner, Cèline, pocos más. ¿Borges?, no tengo el gusto. No me jodás más, me voy a la cama. Usted debe entender, no quiero ser descortés con vos, le agradezco la visita. Pero ahora quiero descansar. Dolly, un whisky, llevámelo a la cama por favor. Ya no aguanto el vino tinto. Tampoco los cigarrillos.
No, no volveré al Uruguay. No me gustan las transiciones que no sirven para nada, donde mandan los de siempre. Aquí en Madrid me siento mejor. Tampoco la transición española sirve para cambiar nada, pero qué les importa a los españoles la opinión de un fumador encamado como yo.
No, no estoy enfermo. Sólo que no tengo cuerpo para salir a la calle. Todo me provoca pereza. No sé por qué otros pueden permitirse luchar hasta la extenuación. Así me siento yo, extenuado. Por eso prefiero leer en la cama.
Dolly, un papel. Bueno no, acabo de encontrar un trozo descarriado acá.
Santa María. Larsen murió. Pero renace. Díaz Grey es un niño Jesús.
Me gustan mis primeros cuentos. Casi todos reniegan de ellos, pero usted sabe. Yo quisiera ser yo con veinte años menos. Mirar de aquella forma, la sensibilidad, la nostalgia, la prostituta, el pibe que mata para escapar del dolor, del sinsentido, los parques con música de tango. Ya está bien por hoy. Mañana escribiré más. Hoy estoy más perezoso que nunca. 
Dolly, los cigarrillos, dónde los pusiste. Novelas policíacas. Gracias a Dios que andás por aquí. Sos la ternura hecha carne. Creo que moriré esta noche.

jueves, 16 de agosto de 2012

Honradez y honestidad


Se acaban las vacaciones para quien escribe. Han sido pocos días pero intensos. Mis amigos son más amigos. Al menos esa es la conciencia que tengo. No he abierto un periódico, no he visto los telediarios. Me han acompañado los libros, la música, unos días de mar, otros de montaña, los más disfrutando de mi casa, de mi pueblo.
Días intensos de final de carrera. Días intensos en mi sofá en los que uno termina por comprender que la vida es algo más que esa carrera. En los que he pedido ayuda ante el óxido de los horarios totales, y un poco más, y un poco más. Días intensos frente al mar consciente de que mi vida es un riachuelo. Un riachuelo que siempre he contemplado, desde que era un crío, sin que nunca fuese la misma agua.
Días intensos donde me he quedado absorto en el vacío de la soledad, con mi pequeñez.
No soy un privilegiado, no he dejado de tener conciencia. Me duele el hambre, la pobreza. Tanto como me duele la avaricia. Me duele el responsable público que sólo aspira a ostentar el poder como el ciudadano inmaduro que se cree a salvo de todo mal. Me duele el impúdico y quien en su interior no se reconoce.
Tal vez el remedio para la crisis, más allá de las grandes decisiones que ya sabemos que no les corresponden a los mercados y sí a los gobernantes elegidos por la ciudadanía, sea no sólo ser honrados sino también honestos. 

Como ciudadanos nos dejamos engañar por el derroche. En todo este tiempo, la mayoría, la inmensa mayoría, no dejamos de ser honrados. Compramos viviendas con nuestro salario, acudimos al banco a por un préstamo para pagar la comunión de un hijo y, en esa abundancia, compramos cosas, incluso servicios espirituales porque las cosas no servían siempre (yoga, Tai Chi...). Fuimos honrados pero no siempre fuimos honestos. Y claro, los responsables públicos, los partidos, los sindicatos, (la Iglesia siempre a lo suyo y dejándola hacer), fueron honrados en su mayoría, pero tampoco fueron honestos. Se crearon mil servicios, mil ayudas, y se olvidaron de que fuesen sostenibles, de que hay algunas que son fundamentales, como la educación, la sanidad, la protección social, y otras prescindibles, porque también había que ahorrar ya que se trataba del dinero de todos. Pero sobre todo, se olvidaron de hacer pedagogía cívica.
La mayoría de ciudadanos fuimos honrados pero no honestos para analizar la realidad, para saber que la ciudadanía se ejerce y hay que saber, conocer, exigir, no sólo bienestar y cosas, también honestidad.
Así que para mí, independientemente de lo que marca la estación, el verano acaba. Mi vida se parece demasiado a los sueños de otros mientras el río discurre.
El lunes volveré a los expedientes de urbanismo, a ejercer la responsabilidad que treinta y tantos mil granadinos me otorgaron durante cuatro años: El control de la acción de quien gobierna. Eso toca sin dejar de vivir, contento por el camino que, como persona, he recorrido y, sobre todo, por lo que me quede por recorrer.

martes, 17 de julio de 2012

Lo que sobra..., o falta

Sobran políticos, sobran concejales. En el mundo financiero no, ese que quede impune. ¿Las diferencias? Las diferencias son muchas. No es lo mismo anunciar la  muerte del Estado y que una diputada diga, "que se jodan", que hacer recortes y mantener las pensiones y aumentar la prestación por desempleo. No es lo mismo. No es lo mismo destrozar al Banco de España que está bajo control parlamentario que creer en el FMI. No. No es lo mismo. No es lo mismo destrozar  las instituciones, bajo el paraguas del populismo, y luego que la prensa vocee ese destrozo: Con cada merma en las instituciones quien pierde es el pueblo y quien gana es, en este país, el PP, que es algo más que un partido: son los representantes institucionales del capital, en este caso ya, el financiero. No hablo de muchos de sus militantes, claro. Hablo de la élite que representa esos intereses. No es lo mismo. No es lo mismo destrozar la confianza en la política porque hablamos de la llegada del fascismo. Y se está instalando en nuestras vidas sin cámara de gas, sin fosas comunes, sin bombarderos. Simplemente los ricos han ganado una guerra silenciosa a la pobreza para que haya unos ricos muy ricos y más pobres. Y en ese descrédito, generado y voceado por la derecha, con todo su poder, nada el 15M. Y la derecha le compra el discurso, o tal vez lo induce. No sé. Sobran políticos, coches oficiales, cargos de confianza, delegados sindicales. A veces escucho a Esperanza Aguirre y se parece bastante a lo que se dice en muchas asambleas del 15M. La diferencia es que la primera es una cínica que representa a un plan de dominación social y, el 15M, pide más democracia. La diferencia es lalgo más que sutil.
Yo creo en las instituciones. No saldremos de esta crisis si no atinamos a la hora de apuntar nuestra indignación. El PSOE comenzó los recortes. Se pensó que, con ellos, acabaría la avaricia de los mercados. Pero no, la recesión volvió. Entonces la gente votó al PP. Se pensó que la economía se movería, que los bancos alemanes se aliarían con nosotros. Pero no. Y ahora en lugar de recesión, directamente hay una liquidación del Estado. Y claro, qué hacemos los pobres sin Estado, sin instituciones, sin servicios públicos.
Cuando un Estado se liquida se genera pobreza, pero también valores: la solidaridad, la igualdad de oportunidades y, fundamentalmente, la libertad.
El PSOE se merece la indignación. Por muchas razones. No se trataba de una cuestión de alternancia: Cuando aquellos se vayan, volvemos a recuperar las becas, creamos la ley de dependencia, fomentamos la investigación y otorgamos derechos civiles. No basta la alternancia porque todas estas medidas no transforman los desajustes estructurales de nuestra sociedad (española, occidental). No basta el reformismo sin cambios estructurales. Algunos, muchos se han conseguido. Otros no y el capital seguía intacto.
El PSOE se merece la indignación porque las actitudes de sus dirigentes no fueron las más idóneas. Y hoy sabemos que hubo clientelismo, y lujo entre algunas élites, y aliados empresariales, también de los medios de comunicación, como el marido de Chacón.
Y pese a las resistencias de algunos dirigentes, en el PSOE se puede escuchar lo que no puede escucharse en otros partidos: http://jcruizfuentes.wordpress.com/2012/07/08/discurso-al-xii-congreso-ordinario-del-psoe-de-andalucia/
Así que tengo cierta confianza. Decía Chamizo que como cura tenía dos opciones, o ir a misa y reproducir lo que quería la jerarquía, o no confesar a nadie en su parroquia. Lo que me toca es mucha calle desde la tranquilidad que ofrece la fortaleza de objetivos cívicos, hacer bien mi trabajo de oposición en el Ayuntamiento, dosis de paciencia y de comprensión para encajar las críticas y mucha pedagogía. Pedagogía como la que ofrece este libro: http://www.publico.es/espana/439493/podemos-vivir-sin-politica
Que cada cual acierte y si alguien puede echarme una mano, aquí está el tío.

jueves, 28 de junio de 2012

El Albayzín en su laberinto


Como en la novela de García Márquez la desesperanza, la enfermedad y la muerte inevitablemente superan al amor, la salud y la vida. Así es como deben sentirse los vecinos del barrio cada vez que acuden a la Junta Municipal de Distrito presidida por el PP para denunciar la situación en la que viven.
La peatonalización de la Carrera del Darro, que debería ser una medida aplaudida por el conjunto de los residentes, y de los granadinos, ha terminado por indignar a todo el mundo. Una indignación por suprimir el transporte público y aislar a los residentes, así como por la falta de rectificación y el desdén con el que se les trata por parte de los responsables municipales. Hay cosas que no se entienden y que no debemos consentir:
1.    Todavía no está redactado el plan de movilidad para el conjunto de la ciudad. Incluso hace dos días, la concejala del ramo, se reunía con vecinos de Albayda para recibir sugerencias para su distrito. ¿Por qué no se hizo esto en el Albayzín? Está claro que el PP pensaba ganar las elecciones andaluzas y poder acometer el túnel a la Alhambra y la Ronda Este, lo cual supondría la destrucción del Valle del Darro tal y como hoy conocemos dicho entorno. Por eso se toma esta medida sin tener en cuenta que el plan de movilidad está en fase de consulta y de alegaciones. ¿El Albayzín está en otra ciudad?, ¿no son sus vecinos ciudadanos de Granada?
2.    En un centro histórico con la singularidad del Albayzín, la influencia en el patrimonio y en la pervivencia del barrio de la movilidad sostenible es sencillamente prioritario. Tan importante como la piedra de los edificios es la gente que protege y cuida sus casas. La ausencia de dicha movilidad implica la muerte del barrio. Entonces no habrá ni turistas ni administración capaz de rehabilitar edificios, recuperar plazas, miradores, etc. Sin la gente del barrio es imposible la conservación del barrio. Ante el número tan elevado de personas mayores quién querrá venir al barrio a vivir si su ayuntamiento es un problema para llevar una vida cotidiana digna.
Hay más razones que no justifican la supresión del transporte público por el Albayzín. Pero quiero también referirme brevemente a la actitud del PP en la Junta de Distrito. 
Los vecinos acuden masivamente a los plenos del barrio. Se quejan, exponen razones y soluciones. El presidente de la Junta de Distrito, el concejal Fuentes, calla y escucha. Pero no contesta, no aporta soluciones. Simplemente soporta las críticas al alcalde y a la concejala de movilidad.
Lo que ocurre es que el Sr. Fuentes no es un concejal más en el Ayuntamiento. Es una de las personas con mayores responsabilidades en la gestión municipal. Es una de las manos derechas del alcalde y tiene peso suficiente como para influir en la decisión de la concejala de movilidad, la Sra. Telesfora Ruiz y, sobre todo, para que el alcalde rectifique y esta situación sea radicalmente distinta.
No es el Sr. Fuentes un mandado que aguanta estoicamente la indignación de los vecinos pero no puede hacer nada. No, es uno de los concejales con mayor influencia en el Ayuntamiento de Granada.
Lo que ocurre es que el PP sabe que ha metido la pata y, ahora, creen que es peor rectificar y escuchar a los vecinos. El famoso sostenella y no enmendalla aderezado, en este caso, con una gran dosis de cinismo.

miércoles, 13 de junio de 2012

Houellebecq

Hay veces en que a mí, no sé si alguien más le pasa aunque seguro que sí porque la cultura tiende también a homegeneizar incluso los voluntos (palabro no recogido por la RAE), pero el caso es que hay lecturas que a uno le animan a escribir. A mí me sucedió en la juventud con José Saramago y comencé a emularle. Dejé de leerlo cuando leí gran parte de sus novelas y, sin pretenderlo, abandoné esa forma de escribir. Práctica y repetición a la busca de un estilo propio, que es lo que correspondía a alguien que quería ser escritor. Con esa intención comenzó la mitad de este blog. Pero las intenciones, en ocasiones, toman otros derroteros. 
Houllebecq, decía después de todo este rodeo, me invita a escribir sin un plan concertado. No es un escritor que me deslumbre. Sólo lo consiguen ya los clásicos, algunos poetas o quienes escriben con la intención de hacer obras totales (esta o aquella epopeya rusa, este o aquel cuento latinoamericano con Rulfo a la cabeza o el increíble Monterroso). No, Houllebecq no me deslumbra. Sólo escribe, por boca de sus personajes, lo que lo políticamente correcto frustra. En la literatura actual hay tanto de corrección, de deseos de alcanzar la fama que, hasta los nuevos que prometen con la guerra civil y demás sesudeces, al final se aficionan a las radios nacionales y pretenden dignificar la crónica política con una ética intachable que no deja de ser pura corrección.
No sé si Houllebecq habla o es de esos escritores cuyos personajes cobran vida propia. En cualquier caso, da igual. En Plataforma, por ejemplo, Michel el protagonista detesta a los islamistas radicales y adora turistear (tampoco existe para la RAE) por Asia en busca de otros coños. Al final se enamora de una turista paisana que vive el sexo con libertad y, Michel, puede cerrar los ojos después de correrse y sentir y expresr su humanidad sin saberlo siquiera.
Houllebecq, a falta de una literatura que quiera descubrir, transformar, enriquecer, muestra un mundo en clara decadencia, igual que algunos literatos centroeuropeos que vivieron una o las dos guerras mundiales del XX. Decadencia del mundo occidental que, toda vez que fue luz del mundo, para qué más. ¿Para qué escribir?, ¿para qué vivir en este aparene orden si todo se derrumba, si todo es líquido y se evapora? Sin otra salida que el hedonismo a la busca de un mundo auténtico, no es casualidad que dedique uno de esos libros, Las partículas elementales, a aquellos revolucionarios del 68 que, en lugar de gobernar el mundo como otros hicieron, se refugiaron en el budismo o alguna otra práctica espiritual a través de un sincretismo muy a la europea. Personajes que, aún hoy, tienen el pelo largo, pendientes en las orejas y diademas de flores.
Yo soy un romántico, a qué negarlo. Así que no quiero escribir como Houllebecq, pero a qué negar también lo que tiene que liberar que tus personajes vivan lo que la cultura, el poder, la economía, la familia, la amistad, el amor, reprime. Luego está el oficio, la maestría, las musas que, en lo literario, como le ocurrió a Serrat, andarán de vacaciones. Pero ese es otro cantar. En fin, Houllebecq está en mi biblioteca pero es de esos escritores cuyas novelas sé que no volveré a releer. Salvo que me dé el volunto de volver a escribir.

miércoles, 6 de junio de 2012

Con nuestro pan te lo comes

Gracias por juzgarme. Gracias por luchar para ganar exclusivamente, así puedo despreciarte cómodamente. Gracias por el intento para que cualquier atisbo de romanticismo, sencillamente, no nazca, aborte. Gracias al periodismo que no existe. Gracias al periodismo que sólo recoge lo que expreso en base a una objetividad que no existe. Gracias al periodismo cómplice que nos hace a todos iguales. Gracias, infame, por colaborar con ellos desde tu escaño. Gracias por no importarte la verdad. Gracias por desarrollar cientos de planes parciales y comprar un estadio olímpico y un equipo de fútbol. Así puedo abandonarme a otras pasiones. Así puedo abandonarme a los músculos de otras estrellas para no tener que mirar el cielo y comprobar mi mismidad. http://www.youtube.com/watch?v=Ibjg8BlyAD4
Ahora te has llenado los bolsillos con todos nosotros. Ahora sabemos que eres hijo de aquel que recorría los pueblos de España y le cortabas el pelo a las mujeres rojas cuyos maridos habían muerto en la guerra. Has ganado. Ganaste como siempre lo hiciste.

Mientras, yo grito: money, vuelve. Pero no vuelves y callas. Compra cajas fuertes y guarda tu dinero sin saber que es papel mojado. Compra a las asociaciones. 
Compra y vende. Colabora en este circo. Yo he decidido resistir desde la otra orilla aunque no tenga ningún sentido porque, a veces, lo tiene y, entonces, puedes sonreír. 
Gracias por no creer en nada para poder jugar el papel de la inocencia. Gracias porque las redes nos convierten en replicantes y acomoda la inmundicia. Gracias por tu poder. Con nuestro pan te lo estás comiendo. Tú sonríe, lucha desde la izquierda sin saber qué significa, lucha desde las redes como un replicante, pero, como Kiko Veneno, nos olvides después ducharte.


miércoles, 23 de mayo de 2012

Epístolas en los cajones


Llevo varios días intentando escribir esta entrada en el blog. Por un lado, la demora era culpa mía; conocía el título pero, por otro lado, las palabras no fluían.
Sería el año 97, tal vez un poco antes, cuando recibí la última carta en mi buzón de una persona que me quería. Sí, era la carta de una compañera de clase preocupada por lo que me depararía el futuro después de terminar la carrera.
Recuerdo que, al acabar de leerla, sentí vértigo, un desafecto hacia el futuro. Una especie de queja, algo parecido a qué va a ser de mí. Me dispuse a contestarle. Entonces esperaba a la noche, preparaba el bolígrafo perfecto, el papel limpio. Al ir construyendo frases, tuve que pararme porque su preocupación volteó hacia un qué va a ser de ti. Al final, la carta, un patético qué va ser de nosotros.
Y todo porque llegó el correo electrónico a nuestras casas. El buzón ya era otro. Al principio no tuve conciencia de que, en muchas ocasiones, el intercambio era epistolar. Solamente, cuando apareció, o mejor dicho busqué, a un viejo maestro, un nuevo amigo, cobró cuerpo ese intercambio.
El teclado me llevaba en la cuenta de mis andanzas, de mi vivir cotidiano, de mi sentir diario, de mis lecturas, de sus recomendaciones (Epístolas morales a Lucilio), de mis intuiciones (Montaigne, Jorge Manrique), de cine (Matar a un ruiseñor)…

Así lo recogió el maestro en los agradecimientos de uno de sus libros. Y habló de las reflexiones que, cual epístolas, habíamos escrito a través del correo electrónico.
Guardo sus correos, guardo sus palabras como guardé algunas de las cartas que antes llegaban a mi buzón: con un entusiasmo recogido, privado. Esos correos me pertenecen como me pertenecía el papel de mis amigos, de antiguos amores.
Así que estoy dispuesto para retomar estas relaciones. Estoy decidido.
Me acercaré al correo y te buscaré para recrearnos en las palabras, para que me digas quién soy a través de tus respuestas, para decirte lo que siento a través de tus dudas. Sobre todo para ser libres y no engañarnos, salvo que te sumerjas en la ficción y me mientas adorablemente, salvo que la ironía sea una punzada que me mantenga vivo.
Invéntate para que pueda inventarme y llamar a las cosas por su verdadero nombre. Invítame a dejar atrás la verdad de las verdades que no sirven, que se convierten en dogmas.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Carlos Fuentes y otros latinos

No sé si ya lo habré contado en este blog. El caso es que viajaban por Europa el recién fallecido Carlos Fuentes, García Márquez y Julio Cortázar. Como cualquier viaje que se precie, el tren comenzó a traquetear la conversación. Carlos Fuentes le preguntó a Julio Cortázar, cuando la noche se hizo, por qué le interesaba tanto el jazz. Gabo cerró los ojos y musitó un dios mío, estamos perdidos. Ciertamente, estaban perdidos. Bañando la charla en alcohol, Cortázar comenzó a realizar una disertación sobre las raíces del jazz y sus implicaciones con el cuento hasta el alba.
Carlos Fuentes contaba que aquel viaje pretendía hallar luz; la luz de la vieja Europa. Pese a las atrocidades de la gran guerra, en Europa existía luz. Luz para las ideas, para la creación, para comprender, para dudar.

Hoy ha muerto Carlos Fuentes y ya no tengo tan claro que Europa sea luz para el mundo. En el norte se impone la austeridad y, en el sur, nos imponen la pobreza. 
Pareciese que vivimos un repliegue, un mirar hacia adentro aderezado con buenas dosis de miedo y de estancamiento, no sólo económico, también personal y colectivo.
Sin embargo, al otro lado del charco, pese a la crisis permanente, existen propuestas creativas en el ámbito del arte, de lo social, de lo político. Una cultura pujante que nos podría proyectar algo de la luz que nosotros perdimos en nuestra burbuja del bienestar financiero.
Tal vez, de vez en cuando, deberíamos viajar en tren por Colombia, por Brasil, por Chile, por Argentina y empaparnos de nuevos paisajes y paisanajes.
Todavía, pese a los años que han pasado, tengo el regusto de La muerte de Artemio Cruz, ese hombre que, muerto, cuenta su vida, la vida de México, la vida de Latinoamérica, la vida del mundo. No sé si se trata de un mundo que pueda cambiarse. Tal vez no importe si una novela tiene el poder de ofrecerte otra mirada. Como la que cada año le ofrecía la lectura a Carlos Fuentes de El Quijote.
Todo está en el viento, sólo que, a veces, olvidamos.




sábado, 5 de mayo de 2012

Sobre el Estado de Bienestar

Cuando hablamos del Estado de Bienestar, la izquierda siempre ha hecho una apuesta por la redistribución de la riqueza vía impuestos en forma de servicios públicos. Es así como se garantizaba la igualdad, como se hacía real la justicia social. Pero, ¿y la libertad?, ¿dónde ha quedado la lucha por la libertad en el ideal socialista?
La libertad, hoy, parece patrimonio de la derecha; en España, del Partido Popular. Claro que la libertad del PP, es una libertad individual. Es decir, la libertad del individuo para hacerse así mismo, sin subvenciones públicas, sin la presión de un Estado que uniforma para que dicho individuo pueda ser libre, completamente libre.
El Estado, con su afán por hacernos iguales, es un inconveniente para el emprendimiento, para el dinamismo individual. En cuanto a la distritubución de la riqueza, el PP piensa que el mercado ya lo hace por nosotros. El mercado redistribuye. Cierto que, en ocasiones, hay individuos que no alcanzan esa riqueza, pero en cualquier caso es porque son unos vagos.
Esta libertad en lo económico en la que cree la derecha, ya no es tan así en lo social. Porque si la apuesta fuese el individuo, entonces el individuo podría casarse sin importar su sexo, podría no creer en Dios sin importar la Iglesia, podría decidir no engendrar sin importar la familia o podría decidir si tener un hijo mediante una planificación familiar adecuada.
Así que libertad en lo económico, estricto control en lo social, donde el ciudadano es mejor que sea usuario para alimentar el consumo.
Yo, además de en los derechos del hombre creo en la comunidad. Es más, ambos se retroalimentan. El mercado no distribuye la riqueza, ni tiende al equilibrio. Sólo hace falta observar la realidad para comprender que no es más que un dogma. El mercado se basa en la acumulación sin límite. Pero en la acumulación de unos pocos. Así que únicamente el Estado, -en nuestro caso la UE-, es capaz de distribuir la riqueza garantizando la igualdad en el acceso a la educación, a la sanidad, a la vivienda, etc. Una igualdad que precisa de una comunidad solidaria. ¿De qué otra forma puede garantizarse la libertad del individuo si no todos tenemos las mismas oportunidad al nacer?
El PP, la derecha neoconservadora europea, estadounidense, creen en la libertad sin límite, -sus teóricos se definen como libertarios, igual que el movimiento anarquista, incluso utilizan este término en sus libros-. El PP, la derecha, entran en el juego democrático con el único fin de hacer realidad este programa y, para ello, todo vale, incluido el populismo: el desprecio al inmigrante por encima de los derechos humanos, el exceso de burocracia de las administraciones cuando las corporaciones se dedican a especular en el mercado-casino, el elevado coste de los servicios públicos cuando su privatización genera más coste para la administración. Así, por ejemplo, cuánto deberá gastar el Gobierno de Rajoy para cobrar en las autovías. ¿No se necesitarán funcionarios, nuevos trámites administrativos, adquisición de maquinaria que sirva para recaudar...? Pues igual pasa con los hospitales: El copago genera más burocracia, es decir, más gasto sanitario.
Y no importa quién caiga porque sencillamente, sobramos personas en el mundo: Hay demasiados viejos, demasiados niños y, sobre todo, demasiados pobres. Esa es la libertad de la derecha. 
A la izquierda nos corresponde caminar por la senda de la libertad, porque a fin de cuentas, esta crisis, los que la han provocado, los que quieren salir indemnes, sólo buscan eliminar la libertad, la democracia. Y ya.

viernes, 13 de abril de 2012

Sobre el miedo


La violencia simbólica del lenguaje, a veces, es más brutal que la agresión física.
Nos dicen que no se están produciendo recortes sino reformas. La resistencia pasiva, en previsión de que la gente se eche a la calle, puede ser constitutiva de delito penal...
El otro día escuchaba en la radio que el Ministro de Economía del PP se reunió con unos empresarios en Barcelona. Parecía que iba a ser un escenario proclive para el Ministro. Ya se sabe que los empresarios son ogros capitalistas que no tienen corazón. Pero uno de los empresarios mostró algo de corazón y, tal vez, de rabia, y le preguntó al Ministro si los recortes no eran un ajuste de cuentas con la ciudadanía. El Ministro, dejó de lado cualquier atisbo estoico y de educación cívica y pasó al contraataque: “Si quiere usted saber lo que es un ajuste de cuentas, espere que vengan otros (supongo que en referencia al FMI) y sabrá lo que son ajustes”. Este tono amenazante del Ministro, de un Ejecutivo, como el de Rajoy, que quiere criminalizar la protesta ciudadana que viene recogida en la Constitución, es un claro atentado contra la democracia.
No tenemos otra cosa el conjunto de la ciudadanía. Es la democracia y la Constitución la que intenta igualar a los ciudadanos que nacen en un país en el seno de cualquier familia, sea adinerada, sea pobre. Y para que exista igualdad, tiene que haber libertad y justicia.
La agresión a las instituciones es terrible para la ciudadanía. Qué otra seguridad le queda al ciudadano que la Constitución.
Cómo puede despacharse la Presidenta de la Comunidad de Madrid, solicitando al Gobierno de Rajoy que reciba las competencias de esta comunidad autónoma en sanidad, educación y justicia. Sencillamente, no las quiere. Qué garantiza que el Gobierno Central gestione más eficazmente estas competencias. Terminó Esperanza Aguirre su intervención con una buena dosis de populismo: Todo puede ser que los políticos nos quedemos sin empleo; pero ya lo buscaremos nosotros. Cómo no va a encontrar ella trabajo si es condesa consorte de Murillo y Grande de España.
¿Alguien piensa que la agresión a la política por parte del PP es un asunto de ética democrática?
La política es lo único que tenemos los ciudadanos.
Los políticos lo han hecho muy mal. Algunos han terminado en la cárcel. Cuando lo hace mal alguien de mi partido, es deleznable porque se supone que defendemos la honradez y la  honestidad, el bien común, el bien público.
El asunto de los ERE es execrable y ojalá quien robó dé con sus huesos en la cárcel y devuelva hasta el último céntimo.
No obstante, mucho ojo con el desprecio a los políticos, con el populismo fascista de Aguirre y sus acólitos porque sencillamente se busca la dominación del pueblo.
Este es el asunto que barajamos. Alguien que se dedique a la política como actitud de servicio público, tiene que encajar críticas y reprimendas del pueblo porque se gestiona el dinero de dicho pueblo y se tratan asuntos públicos. Pero de ahí a matarlos, a erradicarlos, me niego. Es como si para limpiar la inmundicia de los medios de comunicación, apostáramos por matar a los periodistas, o de los abogados para que impere la justicia.
Mucho ojo ante el fascismo. Toda la crítica  del mundo a los políticos, sobre todo de izquierda, para que espabilemos.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Peatonalización del Albayzín


Nunca una zona patrimonial recibe con aplausos la peatonalización. Es una acción que no convence a nadie de primeras. Posteriormente, sí. Ocurrió con la peatonalización de algunas calles del centro de la ciudad de Granada hace ya algunos años: los comerciantes y los residentes, la población en general también, pues tenía la cultura de llegar al centro en coche, se adaptó a la nueva situación poco a poco.

Los beneficios, en parte y con el paso del tiempo, son mayores que los perjuicios. Claro que se ponen en marcha soluciones que impiden mejorar la movilidad, como la instalación de parking en el centro o que todo el tráfico de autobuses discurra por Avenida Constitución, Gran Vía, Reyes Católicos y Fuente de las Batallas. Esto supone que la búsqueda de soluciones más globales sean hoy difíciles y, de seguro, cuando se propongan alternativas el debate será encarnizado como suele suceder en Granada.

Pero el Albayzín es diferente. El barrio tiene una especial orografía, lo que le convierte en un casco histórico singular y, por tanto, las medidas peatonales deben tener en cuenta dicha singularidad. Primero porque la pérdida de población es constante, segundo porque no existen medidas fiscales, técnicas, culturales…, que favorezcan la llegada de nuevos residentes con un poder adquisitivo medio-alto que permita la adquisición de un inmueble y su rehabilitación junto con iniciativas públicas que intervengan en el mantenimiento de la población más indefensa, normalmente personas mayores que viven en régimen de alquiler. Esta pérdida de población conlleva la pérdida de comercio y la ausencia de equipamientos y espacios públicos que fomenten la cohesión social. A todo ello se une la cortedad de miras del actual Equipo de Gobierno del PP, ya que favorece el desarrollo de actividades económicas casi con carácter exclusivo para hoteles.

El turista acude a los lugares para ver piedras, para contemplar la Alhambra, pero también para vivir las piedras en simbiosis con sus habitantes. De modo que sin población, sencillamente, el turismo dispondrá de camas hoteleras a mogollón, pero decidirá no acudir una segunda vez si es que decide venir a un espacio muerto.

Por eso la peatonalización de la Carrera del Darro, que es deseable, ha generado tanta polémica entre los residentes, entre los taxistas, entre los entendidos en asuntos patrimoniales, etc., con el Ayuntamiento y las asociaciones de vecinos que han apoyado este plan improvisado de nuestro alcalde del PP, Torres Hurtado.

Y las polémicas surgen cuando no se piensa en los residentes, cuando imponemos una imagen idílica desde fuera de un barrio eterno a conservar. Para que se me entienda, esto supone la expulsión sin más de los residentes, y no por cuestiones religiosas, como se vistió la cosa hace siglos, pero sí políticas, como casi siempre suele suceder.

¿Qué hay detrás de esta peatonalización?

Un ascensor, un pedazo de ascensor como la copa de un pino.

Una visión mercantilista de un barrio histórico. Sin más.

viernes, 2 de marzo de 2012

Sándor Márai y la decadencia


A veces necesito pasar a otra cosa aunque sea por unas horas. La campaña electoral, el activismo en el Ayuntamiento, el mundo que parece caerse, las reformas laborales para crear nuevos parados, y un largo etcétera de causas, necesitan también de un breve distanciamiento.

El mundo europeo, la civilización europea forjada con las revoluciones burguesas y el humanismo, encontró, como en otros puntos del esta vieja Europa, hombres y mujeres de talento. Ahí encuentro a Sándor Márai, un novelista burgués, humanista, amante de la libertad y, por tanto, alejado del nazismo y del comunismo bolchevique. Nacido en Hungría, me recuerda a nuestro Manuel Chaves Nogales.

Acabo de terminar su autobiografía, Confesiones de un burgués, editadas por Salamandra.

He tardado algo así como un año en leerlo. Por una u otra razón siempre encontraba un libro más apetitoso. Así que lo abandonaba visible pero arrinconado.

No podía entender por qué cada página me resultaba tan brillante, tan bien escrita. La pulcritud de la palabra cuando esa palabra es precisa. Ahí radica su belleza.

Pero hay más. Está el recuerdo. El recuerdo de cada página, de los ambientes descritos, de la decadencia de una clase política infectada por el totalitarismo, de una clase social, la burguesía, envuelta en la putrefacción, el sexo descarnado, la droga como un escape a dicha decadencia, el despilfarro desenfrenado...

Y daba igual que la lectura se demorara varios meses. Abría el libro y con la primera línea recordaba perfectamente en dónde me había quedado. Es decir, un poder para evocar maravilloso.

Creo que en el fondo he sentido este tiempo un gran desprecio ante tanta decadencia. La necesidad de huir de ese libro, de verdades que te hacen daño, de reflexiones que, día a día, estamos viviendo.

Cuando todo está perdido, tenemos dos opciones, sólo dos, tirarnos en brazos de quien nos quiere salvar, como los nazis en el momento histórico del autor cuando se siente que no tenemos remedio, o bien, apostar por la actitud cívica, por la responsabilidad, por el arte, por el cultivo intelectual y por la libertad.

Es un libro más que recomendable, la verdad.