jueves, 17 de diciembre de 2009

Granada Cosmicómica

Detrás de El mago de Oz está La Ilíada, igual que detrás de cada novela no habita otra novela que El Quijote. Nada nuevo bajo el sol. Y aunque parezca forzado, la lectura de Las cosmicómicas, de Italo Calvino, me ha recordado al trabajo que el PSOE realiza en la ciudad. Igual que no hay nada nuevo bajo el sol, el PSOE, después de un año de trabajo de reforzamiento como organización, de paseos callejeros, de reuniones miles, ha vuelto al principio.


El protagonista de Calvino es el ubicuo Qfwfq, un dios que tiene la edad del universo, ha vivido desde el origen del universo; fue un invertebrado, un dinosaurio y ha sido un ser humano como usted y como yo, con sus correrías en Roma o en Granada.


En busca del amor, Qfwfg, muestra un universo poblado de seres únicos, de gente que ama y siente celos, envidia, caridad, miedo, solidaridad, que es inteligente y estúpida. Calvino hace gala de un humanismo desbordante que se refleja, si se me permite, en el trabajo que el PSOE hace en la ciudad de Granada.


Porque el PSOE, ha sido en esta ciudad todo lo que tuvo que ser. Y, en nuestra historia reciente, el partido que impregnado de valores de libertad y de igualdad, de justicia, de participación ciudadana, desde la base, desde el territorio, colaboró para que seamos lo que somos. Un espejo heterogéneo, una ciudad quizá demasiado ensimismada en sí misma, quizá demasiado encantada por su belleza, quizá temerosa de su riquísimo pasado, quizá vacilante a la hora de mirar al futuro con firmeza, quizá soñolienta porque es víctima de su victivismo, pero que ha conseguido muchas cosas pese a todo.


Sin embargo, el PSOE, quizá como reflejo de todo lo que la ciudad representa, porque los que formamos parte de este proyecto no dejamos de ser ciudadanos de esta ciudad, nos anquilosamos en los últimos años. Fue el momento en el que el PP se hizo con la calle. Pero con una diferencia. Utilizando estrategias de las personas que se sienten de izquierdas, como el contacto ciudadano, la constitución de asociaciones o el concejal que da el número de su casa a cualquier vecino para que lo llamen a la hora del día o de la noche que sea, no traicionaron su ideología basada en la dominación. Es decir, se comportaron como se comportó la derecha siempre en este país: compra de voluntades y, por tanto, un modo de acallar la crítica. El clientelismo es difícil de combatir, pero la izquierda tiene que dar una respuesta ética al respecto desde el pragmatismo más absoluto, con la implementación de políticas que garanticen la igualdad de oportunidades. Por eso, la educación pública, laica, es más que una posición política; es un principio rector.


El PSOE, por tanto, como Qfwfq, está en los barrios repartiendo octavillas, elaborando boletines con los ciudadanos de esta o aquella calle, con este o aquel colectivo vecinal. Y, como nos pidieron los ciudadanos en junio pasado en nuestra asamblea ciudadana, gastando las zapatillas. La lealtad institucional para el que está en las instituciones, porque por encima de los tiempos de la política institucional está el tiempo de la gente y de sus necesidades y deseos. Es una actitud responsable si queremos gobernar en Granada al lado de las personas. Responsable sin que ello signifique seriedad. Atrás queda el victimismo, porque los problemas de la gente exigen soluciones compartidas, protagonismo socialista, protagonismo cívico, como ayer, como hoy, como mañana.

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