martes, 25 de octubre de 2011

12 años después



El descubrimiento de los neutrinos podría hacernos viajar al pasado.



Mientras tanto, yo viajo al ayer con un texto de Juan Manuel Barrios Rozúa, profesor de la UGR que en el año 1999 (enero-febrero) en El Fingidor, escribía un artículo titulado: El Valle del Darro: un espacio excepcional amenazado.



Ayer, en rueda de prensa, presenté la moción que llevaremos al Pleno de octubre con el fin de instar a la Consejería de Cultura para que declare BIC dicho Valle. Entre lo escrito por Barrios Rozúa y la moción, más de 12 años y, sin embargo, el tiempo parece que se estancó en este asunto, al igual que en otros asuntos de esta ciudad: Plan de movilidad metropolitano, Plan Albaicín, Plan Integral para la zona Norte, etc.



Comenta Barrios Rozúa que, durante el siglo XIX, “los ayuntamientos de ideología más o menos liberal nos enseñaron a mirar el río Darro con desconfianza”.



“La dura crisis económica, del primer tercio del siglo XIX empobreció la ciudad y la revolución burguesa dislocó el funcionamiento tradicional del río”. Ahora viene la parte importante para mí: “Construir el nuevo orden burgués fue una tarea larga en la que no fueron prioritarios, como a algunos les gusta creer, tanto los fines modernizadores como la búsqueda del interés particular de una poderosa clase de rentistas alimentada por las desamortizaciones”.



Rentistas, unos cuantos, que hoy, haciéndose pasar por empresarios, apoyan, junto al alcalde de Granada, Torres Hurtado, el ascensor, no para el cadalso, sino para la Alhambra. No busca, pues, esta propuesta inviable del alcalde la modernización, y sí satisfacer intereses particulares.



Sigo con Barrios Rozúa: “Con el fin de la dictadura franquista el valle del Darro pareció quedar olvidado”. La ciudad se ve recorrida por una conciencia conservacionista hacia el patrimonio histórico y medioambiental. Buenos aires para el valle, que es la última conexión de Granada con el campo. Pero llegaron las casas adosadas en las colinas de San Miguel, el edificio de la Chumbera y el Rey Chico. En el PGOU, siendo alcalde Díaz Berbel y concejal de urbanismo, Miguel Valle, proponen la construcción de un gran pantano en esta zona para que Granada no se inunde (idea modernizadora), pero que, como en el siglo XIX, busca alimentar a una poderosa y menguada clase de rentistas.



Miguel Valle es el actual Gerente de la Fundación Albaicín. No hace falta decir más (salvo que en esta ciudad las élites políticas, y las intelectuales, incluidas las poéticas, tienen la habilidad de conservarse en formol y renacer después de una breve hibernación, -pero ese es otro debate-).
Con la revisión del PGOU en 2009, Isabel Nieto, concejala de urbanismo y jefa actual de Miguel Valle, propuso una presa en el valle del Darro que es palabra menos pomposa que pantano, pero igual de destructiva.

Nosotros, los del PSOE, nos equivocamos en 2007 planteando la Ronda Este. Creo que está bien rectificar, pero no porque sea de sabios, sino porque es ético reconocer el error.



Por eso, más de 12 años después, pedimos como grupo municipal socialista, con nuestros 8 concejales frente a los 16 del PP, que se proteja el valle del Darro, un espacio excepcional amenazado por la presión urbanística de unos cuantos rentistas que no quieren modernizar esta ciudad.

jueves, 13 de octubre de 2011

Políticamente correcto


El otro día a una amiga la invitaron a hablar de periodismo. Se trataba de un encuentro con grupos que se denominan, alternativos. Pero resulta que mi amiga había colaborado profesionalmente con un partido político en su pasado. Una mancha tachable, deleznable, espeluznante. De modo que estos grupos alternativos le pusieron una exigencia, una condición a mi amiga: Habla de periodismo pero no digas que has colaborado con un partido político.

Parece que los partidos políticos están de capa caída, y los que en este momento tenemos una responsabilidad pública, somos metidos en el mismo saco de la avaricia, la corrupción y el calzón bajado ante la erótica del poder y la cultura del pelotazo.

Me pueden tildar de actuar corporativamente, pero creo que meter a todo el mundo en el mismo saco no va a ayudar a solucionar todo este embrollo.

Es como si yo pensara que todos los periodistas no están interesados en la búsqueda de la verdad y sólo responden a intereses empresariales, o son morbosos y lo que les gusta es el amarillismo.

Aquí cada cual quizá deba hacer un examen de conciencia y ponerse la mano en el pecho y saber a qué está jugando.

Porque la lucha contra lo políticamente correcto es algo que tiene que ver con la ética, una ética radical para defender tus convicciones con la suficiente apertura de mente como para permitir que el contrario sea quien es. Una ética radical para denunciar el clientelismo político, la dualidad de un mundo hecho de enemigos. Una ética radical para defender la libertad como principio básico.

A ver si por tanto defender la democracia real desde el mundo que se declara alternativo se nos olvida que es una construcción colectiva que empieza por asumir lo que a cada cual nos corresponde como ciudadanos.