martes, 25 de enero de 2011

Peonza que baila de culo


Están de moda las peonzas. Recuerdo que, de pequeño, medíamos el tiempo en función de los juegos de temporada: la lima en enero, las canicas en primavera, la peonza (trompos les llamábamos) en otoño. En verano, sol y moscas, buen tiempo como en Canarias.

Este era nuestro calendario vital.

Y no hace mucho estaba en un bar con unos amigos y un zagal que pululaba mientras sus padres tomaban una cerveza intentaba bailarla. Así que le pedí que me dejara probar. La peonza bailó, pero bailó de culo.

Sirva este exordio, con perdón, sobre los recuerdos infantiles y los juegos que me acompañaron en aquel tiempo, para intentar hacer un símil con cosas que parecen acontecer en la vida de esta ciudad.

Estoy seguro de que en Granada ocurren muchas cosas; algunas pueden otearse en la prensa, otras muchas se perciben si se amplía el abanico de tus relaciones. Aunque esto no siempre es fácil y, sobre todo, exige un esfuerzo y, fundamental, continuidad y constancia.

Las visitas de Paco Cuenca a los diferentes barrios, sus encuentros con colectivos ciudadanos, ofrecen una heterogeneidad, una vitalidad que, en general, no siempre percibimos en nuestro día a día monótono y previsible de capital de provincia.

Cual peonza que gira y que gira, el ritmo de la ciudad parece marcado por una constante, por un centro de gravedad del cual no es fácil salirse. Quizá porque fuera de ese centro existe otro trozo del alma de la ciudad, si es que la tiene, -el alma digo-; o porque tememos hallar el abismo, lo desconocido o lo que no puede controlarse.

Y lo que no puede controlarse es la gente sencilla. Aunque los intentos sean fieros. En Andalucía, el PP ha lanzado las campanas al vuelo. Se gasta un dineral en convencernos del cambio. Y en Granada, nada más que los encartes en prensa que hace el PP, suponen muchos miles de euros invertidos en publicidad. Sin embargo, algo no les funciona. La imagen de Arenas no despega y las encuestas, aunque anuncian un PP ganador, muestran también que hay mucha gente que no se ha decidido y que no se fía.

El pragmatismo es una lógica muy potente. Es la lógica dominante: gana dos y si puedes, tres, no seas gilipollas; todo vale, incluso golpear la estructura constitucional del Estado, con tal de que el BOE sea tuyo. Y este todo vale genera dudas entre la gente sencilla.

Es entonces cuando la izquierda echa mano de los manuales y se vuelve combativa, intenta hacer frente a esa lógica dominante. Pero el mundo ha dejado de ser dialéctico. Ahora es complejo, fragmentado y menos proclive al dogma en el fondo, aunque no podemos olvidar que la contienda genera entre la gente desinterés por la vida pública y por los asuntos públicos, entre otras cosas por el cinismo que todo pragmatismo lleva consigo, y que persigue, estratégicamente, ser alimentado por dicho combate dialéctico.

De ahí que necesitemos un nuevo estilo en la vida pública para abordar una red de relaciones que cada vez está más fragmentada, que es más compleja, pero que también es presa de los proyectos de dominación que la lógica neoliberal alberga, y cuya consecuencia es el desentendimiento, el escepticismo, el no creer en nada, la ruptura de la red social.

Y esa lógica mundial, como si viviera en el ADN del movimiento conservador, se visualiza perfectamente en Granada, en la forma de hacer política que tiene el PP desde el ayuntamiento. Esta política at home sigue las pautas de la confrontación, del todo vale, de yo no pongo pero es que usted pone cosas que yo no quiero, etc., edulcorado con el peso cultural e histórico de un antiguo Reino, de una burguesía (la del s. XIX y principios del XX) que, en general, construyó su pedigrí en base al fracaso de aquellos que buscaron la modernización de la ciudad, tal y como sucedió en otras ciudades de Andalucía.

Tenemos pues, la sociedad granadina en general, la buena gente de esta ciudad, (sus emprendedores, sus médicos, sus abogados, sus universitarios, los vecinos y vecinas de los barrios, etc.), la posibilidad de buscar una nueva lógica que busque la suma, el nosotros, la excelencia, la responsabilidad, la creencia en el podemos.Por eso, todos somos Paco Cuenca Alcalde, y sobre todo los que conformamos la lista que presenta el PSOE a las próximas elecciones. Es una nueva opción para sacar a esta ciudad de ese centro de gravedad, cual peonza que gira, y al que parece abocada sin remedio. Por eso creo que es interesante aprender nuevos pasos de baile. En verdad, creo que es estimulante.

lunes, 17 de enero de 2011

Una ciudad ¿dependiente?


Creo que somos una ciudad dependiente.

Granada necesita de la política más que nunca. Precisamente porque somos dependientes. Pero también porque otros territorios dependen de nosotros. De modo que podría haberme ahorrado este apelativo y haber puesto del tirón que somos interdependientes. Lo que ocurre es que en Granada existe una queja por la dependencia y se nos olvidan otros puntos de vista.

Somos dependientes del conjunto de Andalucía y del resto de España.

Lo que ocurre es que Granada también suma en el conjunto de Andalucía y en el resto de España. No obstante, no nos damos cuenta. El otro día en el foro de cultura que celebramos con Paco Cuenca, algunos de los asistentes decían que, más allá del localismo, las compañías de Granada estaban llenas de gente de procedencia muy diversa. Somos pues, además de rancios si atendemos al estereotipo, o localistas per se, cosmopolitas.

Se conoce a Granada fuera, en el ámbito de la cultura, por las aportaciones de esos artistas y creadores. Y este es sólo uno de los ejemplos de aportación al conjunto.

Si hablamos de la provincia, resulta que hay zonas que tienen cosas que nosotros no tenemos, y el todo sería mejor si en lugar de restar, nos aliáramos y estableciéramos alianzas.

En esto el mundo de los hombres y las mujeres ha cambiado poco a lo largo del tiempo. Las alianzas suponían establecimientos de matrimonios, intercambio cultural y material, etc. Y, como digo, la cosa sigue siendo similar.

Hoy se lleva la innovación, pero somos tan interdependientes que sólo a través del intercambio puede aumentarse la creatividad. La inspiración, la actitud visionaria siempre tiene un leit motiv. Así que si queremos innovar en los sectores productivos de Granada tendremos que copiar, estudiar, invertir en conocimiento, etc., para poder sentarnos a repensar cómo lo hacemos mejor.

En cuanto al área metropolitana, ésta se muestra como una gran red cuyo nodo central es la ciudad de Granada. Pero la red tiene otros nodos que influyen en el nodo central, alimentándolo o debilitándolo. El área alimenta con población o albergando espacios para que al abrir el frigorífico tengamos alimento, y debilita mediante el caos del tráfico por poner unos pocos ejemplos. Tal vez, si el nodo central, Granada, liderara para establecer alianzas, veríamos soluciones donde sólo existe denuncia problemas. Otro gallo nos cantaría.

Finalmente, la ciudad misma. Se actúa beneficiando a unas zonas de la ciudad en detrimento de otras, cuando la realidad demuestra, de nuevo (y en esto es pertinaz), que la cohesión social es fundamental para poder afrontar el futuro con garantía de éxito.

El sálvese quien pueda conservador ha sido siempre tan dogmático y, por tanto falso, como el dogma de la felicidad que se alcanzaría tras la dictadura del proletariado.

Es lo que anuncia Paco Cuenca. Es lo que será pese a las resistencias.

martes, 11 de enero de 2011


Merece este barrio una reflexión seria por parte de todos. Este barrio y la zona más antigua de La Chana, y algunos edificios del barrio de Los Pajaritos, o el barrio de Cartuja, o del Cerrillo, por no hablar de Almanjáyar que, pese a sus potencialidades, se encuentra en clara situación de exclusión, se están quedando atrás: se respira en el ambiente, se nota en las caras de la gente, en unos signos de clara decadencia urbana (pérdida de comercio de cercanía, sensación de inseguridad ciudadana, deterioro de jardines, calles vacías y solitarias, etc).
Todos estos barrios presentan graves síntomas de obsolescencia urbana, es decir, una degeneración física, urbana, en sus edificios y espacios comunitarios y públicos, una degradación social, cultural, económica.
Una degradación que afecta a los vecinos y vecinas de estas zonas de la ciudad: desempleo, altos índices de fracaso escolar, envejecimiento de la población, etc. Y todo, como digo, en un hábitat que determina dicha situación social, y que la alimenta.
Al mismo tiempo, en estas zonas se produce la exclusión residencial de la población inmigrante: el envejecimiento de la población, la falta de recambio generacional, deja viviendas vacías que, después del pinchazo inmobiliario, pero fruto del boom que lo provocó, se ponen en el mercado de alquiler. Un mercado de alquiler que se cubre con población inmigrante debido a los bajos precios de dichos alquileres.
Esta diversidad cultural, que siempre debería ser enriquecedora, es el caldo de cultivo para la xenofobia ante el extraño, el chivo expiatorio sobre el que cargar la culpa de la situación de deterioro generalizado.
Quitando la intervención, las fases que se han realizado de renovación urbana en Santa Adela, poco más se ha hecho para paliar esta situación que pagará toda la ciudadanía, toda Granada, ya que dichos índices de deterioro, por su indignidad y su injusticia, nos convierte en una sociedad más empobrecida en términos éticos y económicos.
Se necesita mucho trabajo social en estas zonas, planes estratégicos específicos de trabajo social que se apoyen en una regeneración física a través de procesos de rehabilitación y/o regeneración ubana, junto con intervenciones en el espacio público: adecentamiento de plazas públicas, mejora en el alumbrado público, zonas para la convivencia de jóvenes, menores, mayores, familias, junto con un listado inteligente y participativo de medidas de animación sociocultural, además de acciones para la formación y cualificación profesional, atención individual y familiar, etc.
La crisis económica arrecia, pero estos barrios no pueden esperar o la vuelta de pocos años nos encontraremos con un panorama donde pasemos a hablar de marginación y exclusión social.
Este es, para mí, uno de los retos prioritarios del futuro alcalde de Granada.
Este es, estoy convencido, el reto que asumirá Paco Cuenca en el próximo mandato.