lunes, 4 de febrero de 2013

AVE o no AVE

Granada no tendrá AVE en los próximos años. ¿Qué se puede aportar sobre este asunto que sea novedoso? No porque sea necesario aportar algo nuevo, sino por pensar este asunto más allá del y tú más, -o del y tú menos-, o de la herencia recibida.
La llegada del AVE (centro de transporte de mercancías, soterramiento, nueva estación...) publicaba hoy IDEAL, costaría algo más de 700 millones de euros.
Sin embargo, no son datos ciertos hoy. No porque IDEAL mienta, sino porque ese presupuesto se hizo en un momento en que no había crisis. La licitación pública ha bajado los precios porque el mercado de la construcción está como está.
¿Es posible hacer esta obra en varias anualidades garantizando una mínima inversión? Parece que sí. ¿Por qué no se contempla esta opción?
El alcalde de Granada ha dicho hoy que podría entrar en superficie temporalmente. Bien. Pero, ¿por qué no dice dónde se ubicará la estación? Es esta una cuestión vital como para tenerla ya clara. Si el alcalde apuesta por la actual estación, yo digo como dicen muchos vecinos hartos ya con esta monserga: Qué llegue,   qué llegue como sea, pero qué llegue. Si no aclaramos la ubicación de la estación, entonces condenamos el AVE. Porque cambiar de ubicación supone cambiar el PGOU, y esta tramitación no es coser y cantar. El Ministerio de Fomento tendría que empezar un nuevo proyecto, estudios de impacto ambiental, y bla, bla, bla. Y, por si fuera poco, tendríamos que volver a poner de acuerdo a tres administraciones implicadas. No decir dónde va a parar el AVE, es retrasar su llegada durante años. Muchos.
¿Para qué sirve la política si hay quien la convierte en una herramienta para no salir perjudicado?, ¿para qué quiere uno ser alcalde de su ciudad si los intereses de su partido están por encima de los de su ciudad?
Porque a ver, levanten la mano los que creen que el alcalde actuaría de otro modo si en Moncloa gobernara otro partido.
Urbanísticamente es lamentable buscar otra ubicación porque tenemos la suerte de que está en el mejor lugar. Porque además sale económicamente rentable: en el corazón de la ciudad, no tenemos que buscar otros medios de transporte para trasladar a los viajeros. Ya se bajan ellos solos y cogen el bus, un taxi o caminan, sobre todo pueden caminar. 
¿Y por qué el soterramiento? Porque la ciudad debe eliminar la barrera del ferrocarril en un barrio. Estas barreras son siempre fuente de problemas sociales a la larga. Y la experiencia así lo demuestra en otras geografías. Hay que liberar a La Chana y a los Pajaritos. Hay que darles vida a estos barrios para que se abran y se conecten con el resto de barrios. Este hecho hace que se atraiga población, que se regenere el comercio, que se evite la degradación territorial.
En fin, que no hay manera de solucionar este asunto.
Este adelgazamiento del Estado, este cinismo político planificado, en el que la izquierda ha entrado por el afán por la coyuntura, hace imposible un debate cívico, urbano, sobre lo que implican las infraestructuras para un territorio. Pero este es asunto para otros post. Erre que erre

lunes, 21 de enero de 2013

Esto no es una democracia


Si por algo se ha puesto de moda, -hace ya algunos que se mantiene- la literatura del Este europeo es, a mi modesto entender, porque muestra a las claras la decadencia de las democracias europeas antes de la segunda guerra mundial. Una civilización en descomposición, perdida.
El postre de todo este devenir fue el auge de los fascismos y los totalitarismos comunistas. Y el café, copa y puro, la gran guerra.
Una sobremesa guardada en la memoria de Primo Levi, Semprún o Kertész.
Y gran parte de este festín de muertos, desplazados, pobres, fue fruto de la corrupción de las democracias.
Si algo bueno ha traído esta crisis es que la ciudadanía ha dejado de mirar hacia otro lado. Bien porque se nos ha esfumado el delirio del consumo de los últimos años, bien porque guardábamos esencias democráticas morales, bien por una mezcla de ambas cosas.
Lo de Bárcenas es de campeonato. Cospedal, secretaria general del PP, presidenta de la Comunidad de Castilla La Mancha y no sé cuánto más, cierra por orden suya centros de salud y ahorra 1 millón de euros de dinero público. Dinero que luego perderemos. Pero en fin, ahorra. Aceptemos, como en el anuncio, pulpo como animal de compañía. Mientras, desde hace un par de décadas, como poco, este hombre, Bárcenas, ingresó en Suiza 22 millones de euros y pagó con sobres favores y silencio. El problema de los centros de salud manchegos pudo haberse solucionado 22 veces con este dinero.
No crea nadie que me siento sólo de un lado. El asunto de los ERE es igual de repugnante.
Sólo sé que se necesita una gran limpieza. Sin embargo, las élites, las financieras de este país, buscará aliados en las élites políticas para esconder esta mierda, pero no para limpiar. Y sólo se me ocurre que cada uno de nosotros apostemos, en serio, por el fortalecimiento de las instituciones, por su transparencia y exijamos honestidad. Sólo se me ocurre el fortalecimiento de la sociedad civil. Pero no una cosa sobre la otra. En el primer caso, daremos pátina al totalitarismo, en el segundo, al neoliberalismo.
Ese es el papel de la ciudadanía, el tuyo, el mío, el nuestro.
Más democracia es la clave. Algo debería enseñarnos la historia.
Y a las élites políticas, un último mensaje. Pueden aliarse con el poder financiero, pero si ocurre como en la pasada gran guerra, ya pueden despedirse de su posición de privilegio. Los hechos demuestran que las élites políticas tenían unos privilegios que pasaron de unas manos a otras con suma facilidad. Muchos de estos hombres murieron asesinados en función de los intereses totalitarios de cualquiera de los bandos. Ni siquiera por supervivencia deberían pensar que su estatus es eterno. 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Una guerra sin muertos


No por menos intuido debemos dejar de analizar lo que está pasando. De forma subjetiva e ideológica. ¿Por qué no? Así lo hace la prensa, de forma subjetiva e ideológica, eso sí, bajo la lógica del PP.
Leo en EL PAIS que el gobierno pone en venta Portugal. De eso se trata. De abrir negocio a aquellos que nos metieron en este lío. El capitalismo no muere, por ahora. Sobrevivirá con negocios creados con los impuestos por los ciudadanos, vendidos a saldo, dejando tras de sí una miríada de personas desempleadas, agonizantes, muertas de miseria en vida.



No creo que haya leído mejor definición de la crisis que la que realizó la madre de un amigo en el muro de mi perfil del facebook a colación del enlace a una noticia, ya no recuerdo cuál, que mencionaba uno de esos daños colaterales ante tanta reforma. Nótese que daño colateral y reforma son eufemismos, derivas del lenguaje, trampas para no nombrar lo que es evidente: una injusticia, una canallada, una mierda, todo a la vez. Pues bien, esta mujer, sin apenas formación escolar, con sólo el bagaje de una vida, de una experiencia, la suya, me escribió: Migue, esto es una guerra sin muertos.
Creo que esta frase muestra la crudeza de una crisis sistémica donde unos parecía que iban a morir, a aprender, pero no. Un erial. Han ganado, compran países, condenan a la gente y, todo, sin un solo tiro, sin una granada, sin misiles de largo alcance, sin carros de combate. Será que los señores de la guerra debieron aprender hace tiempo de los señores del capital y nos habríamos ahorrado la miseria de la guerra y los muertos. Claro que estos señores del capital dejan muertos en vida, que es una condena mayor.

Así que en estos días navideños, de compras imposibles, quiero brindar por la Verdad, la de una mujer experimentada que ha definido claramente lo que es la crisis, sin eufemismos: Ya saben, reformas, ajustes, recortes… Reformas, ajustes, recortes por nuestra culpa, por despilfarradores cuando sólo éramos unos muertos de hambre, clase trabajadora y no aparente clase media.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Indecentes

No es un buen libro. Está escrito a modo de anecdotario, con títulos de los capítulos más cercanos al espectáculo que al rigor de ensayo que se le supone a libros de este tipo. Baste como ejemplo el capítulo 7: El hombre que mató a Liberty Valance.
No es perdonable, desde mi punto de vista. Pero así es el periodismo hoy día.
Pese a todo, quiero destacar algunos pasajes: 
El Gobierno del PP consagra la doble versión de que la crisis es el resultado del descontrol del déficit público por parte de Rodríguez Zapatero y de que su impacto sobre la economía real se explica como una crisis laboral por el sistema de las relaciones laborales vigente. La realidad, en cambio, es otra. El déficit en el caso de España es el resultado de la crisis y no su origen: la deuda pública es en 2007 una de las más bajas de la eurozona; y el paro, a su vez, es producto de la flexibilidad de los contratos, que responde a las necesidades de la construcción, industria que absorbe gran parte de la creación de empleo durante la burbuja.
El paro es el resultado, según la versión oficial, no de una estructura intrínseca del funcionamiento del sistema capitalista sino del sistema de relaciones laborales o de las opciones individuales en el contexto de las deficiencias del mercado laboral. Según explican los profesores William Mitchell..., y Joan Muysken..., los gobiernos ven para sí mismos, desde hace largo tiempo ya, un papel muy limitado. El de remover lo que estiman que son obstáculos a la creación de empleo; más flexibilidad en el mercado laboral, menos intervención del Estado, mayor responsabilidad individual y un pequeño papel para acciones positivas del Gobierno en promover educación, entrenamiento e innovación. Es decir, los Gobiernos se han apuntado al neoliberalismo puro y duro.
Ya casi al final, Ekaizer habla de la presentación que hizo de Richark Koo, economista jefe del departamento de investigación del banco de inversiones japonés Nomura. Koo le comenta: la impresión que me he llevado de mi viaje a España es que la mayor parte de la gente..., ignoran el hecho de que se encuentran afectados por un virus muy inusual llamado recesión de balance. A diferencia de la recesión clásica, este tipo de crisis es el resultado de una subida del precio de activos (acciones, viviendas) alimentada por un endeudamiento colosal... Es importante recordar la secuencia de la burbuja del crédito y de la vivienda en España. Alemania sufre una burbuja tecnológica en los años 2000 y 2002. Cuando esta pinchaba, el Gobierno alemán rehúye los estímulos fiscales... Es el BCE quien baja los tipos de interés hasta el 2% en 2003, a fin de evitar que la economía alemana se resienta y permitir a los alemanes superar la recesión. Y esta bajada de tipos empuja los flujos de capitales hacia España para financiar la burbuja de la vivienda...
Para Koo, la confusión en España es similar a la crisis de Japón de los 90. Deberíamos aprender que allí la consolidación fiscal, aplicada prematuramente en 1997, frustró la recuperación. El ajuste fiscal de la Eurozona abunda en el agravamiento de la crisis, cuyos efectos en términos económicos y sociales pueden ser devastadores y prolongados. 
Bien, y entonces, ¿qué?

viernes, 16 de noviembre de 2012

K



Como en El castillo, K.
Suelo resistirme a leer la prensa, a ver los noticiarios, tan sólo los escucho sin regularidad. He perdido el interés por la actualidad porque se trata de una actualidad impuesta.
Cada vez me adentro más en la literatura, como una tabla de salvación, como una fuente de conocimiento inimitable.
Ya sabemos que el sistema ha decidido hacer un ajuste, da igual si lo llamamos recorte o no, cuyo efecto es la pobreza. Misteriosamente nos han dicho, -y nos lo hemos creído-, que vivíamos por encima de nuestras posibilidades. Misteriosamente, -y lo dejamos pasar, parece no entrarnos en la cabeza, en el corazón-,  ignoramos que unos pocos, muy pocos, han decidido vivir a nuestra costa: Antes y ahora y mañana.
Misteriosamente hemos comprendido, de ahí la indignación, que los poderes públicos no trabajan para el pueblo, no por traición, sino por dominación. Misteriosamente, pedimos que alguien nos salve, y los partidos progresistas en general, pese a sus errores, pese a entrar en la lógica de la dominación, se empeñan en salvar por sí solos a un conjunto cuya fuerza, misteriosamente derrotada, sólo es fuerte por sí misma.
Una nueva alianza, como en la Biblia, es lo que a mí se me ocurre, más libre, para nada doctrinal.
El ajuste deja una miríada de pobres. La clase media, en su grandeza, en su debilidad, ha comprendido que sólo era una clase asalariada. Todavía se resiste a concebirse como clase trabajadora porque en el imaginario el trabajador, la trabajadora, lleva cuello azul (maldita sociología que etiqueta, maldito lenguaje ideológico que limita, -los tuyos y los míos-).
Si ese ajuste conlleva que nos vayamos del país, es un efecto colateral. Si la gente se queda sin casa, es un efecto colateral. Si las pequeñas empresas no acceden al crédito y despiden trabajadores, es un efecto colateral. Si los gobernantes aprueban medidas inconstitucionales, es un efecto colateral. Si la Justicia, como poder, está aliada con el poder financiero y con la corrupción, es un efecto colateral. Etc., etc.
Porque lo importante para ellos es el ajuste, entregarles, - como pago por una deuda que no vamos a poder pagar-, un suculento negocio a cambio: la educación, la sanidad, los servicios sociales en general (servicios públicos que pagamos con nuestros impuestos que gestionarán las aseguradoras, los bancos. Ya se frotan las manos).
No se trata de resistir solamente, ni de indignarse solamente, ni de manifestarse solamente. Se trata también de construir, de ganar confianza con nuestras fuerzas. Los partidos tienen una responsabilidad, pero también el conjunto de la ciudadanía, a pesar de las discrepancias, de la desconfianza. Una nueva alianza.
El ajuste deja una miríada de pobres, pero este país es mucho más. Pasemos de la queja a la acción. Equivoquémonos, pero es vital que podamos mirarnos a los ojos. Descubramos quién manda en El castillo, empeñémonos como K., aprendamos de su frustración, construyamos sin imitar a K. porque el poder tiene nombres y apellidos. También los nuestros.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Los políticos como problema a modo de telegrama o esquela después de la encuesta del CIS



El capitalismo está en crisis.

El sistema político que sustenta este capitalismo es esta democracia.

Esta democracia es representativa, es decir, la ciudadanía (quien tiene esa etiqueta legal) elige cada cuatro años a sus representantes.

Estos representantes son elegidos porque previamente son elegidos (o nominados digitalmente) por los partidos políticos (en función del partido político de que se trate).

El capitalismo ha decidido afrontar su crisis cobrándose sus pérdidas del pueblo. Es decir, digámoslo ya a las claras: planeando y ejecutando una estafa.

Este es el círculo, el panorama.

Y se abre otro (otro círculo). Si el pueblo elige a los representantes y son incapaces (algunos no quieren) de hacer frente al capitalismo, a ese señor neutro sin sexo, sin nacionalidad, sin ideología llamado mercado, lo normal es que el pueblo se indigne, se cabree, se manifieste y descrea.

En términos generales, la izquierda (de la derecha española espero poco, o nada, desafortunadamente para todos) tiene que democratizar a los partidos políticos. El PSOE también aunque sea el partido más democrático de este país. Pero que sea el más democrático no quiere decir que no deba ser más democrático. Sólo así se evita buena parte del clientelismo, servilismo, institucionalización, etc. Eso sí, a pesar de la institucionalización, mayormente del PSOE porque ha sido gobierno, nunca he sentido que mis compañeros y compañeras en el gobierno pensaran que el poder les pertenecía. Ha habido casos de corrupción, de nepotismo y de despotismo en ocasiones, pero más allá de estos casos execrables, no ocurre como en la derecha española que considera que el país les pertenece, que España es suya, que cuando gobiernan otros, esos otros son unos intrusos. De ahí su nacionalismo españolista que dibujan verbalmente como patriotismo.

Por otro lado, la izquierda no puede, acudiendo a la responsabilidad de Estado, no decir la verdad: somos un país intervenido en este momento, tenemos que jugar en un ámbito global que tiene límites y, sobre todo, fórmulas para combatir esta realidad y no resignarnos porque es una estafa, una tremenda estafa.

Internamente, pues, más democracia desde mi humilde punto de vista, y externamente fortalecimiento del demos, del pueblo, de su músculo democrático. Y para ello, el ámbito local es idóneo. Volver a la ciudad en el corto y medio plazo, no para ganar elecciones como objetivo exclusivamente, sino para robustecer al pueblo. De seguro que entonces gobernará la izquierda en el ámbito urbano.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Telegrama o esquela



El Gobierno conservador Cameron baja su popularidad y cambia a sus ministros. Las medidas de austeridad han aumentado el déficit público.

Ya sabemos que no sirve cambiar la Constitución en dos días para calmar a los mercados.

Ya sabemos que la austeridad conlleva austeridad en, ¿el consumidor?, ¿eso somos?, ¿consumidores?

Menos trabajadores, menos empresa, así que los estados tienen que subir impuestos. Eso retrae el consumo de las familias y destruye más empresas y más empleo.

Ya sabemos que esta crisis no es de gastos. Que el problema no es gastar, que el problema son los ingresos, de ahí la falta de liquidez para pagar profesores, sanitarios.

Ya sabemos que esa es la excusa perfecta, -o mejor, la motivación ideológica perfecta-, para privatizar servicios públicos como la sanidad, la educación, la dependencia. ¿O es que cambiar la ley del aborto es una medida más contra la crisis?

Si la austeridad conlleva mayor déficit, por qué insistimos. Porque con la austeridad estamos pagando la corrupción de los bancos y de los banqueros.Y la de muchos concejales de urbanismo y, lo peor, el mirar para otro lado de nuestros representantes.

Racionalización es otra palabra talismán. Efectivamente, el aeropuerto de Castellón no es precisamente un ejemplo de racionalización de servicios públicos. O las ciudades de la cultura, que  no eran más que especulación pura y dura. En este país se construyó más de lo que necesitábamos.

Más que racionalizar deberíamos hablar de honestidad, y que los partidos políticos  no se dediquen al mercadeo con la ciudadanía. En estos años, los programas electorales eran un listín de peticiones a la carta. “Mire usted, quiero que me baje el IVA, me construya un palacio de hielo, dos piscinas y, en fin, un museo del vino y otro de la pandereta”.


La respuesta de los partidos tiene que ser más democracia. Democracia sí, pero en serio.

No puede ser que en los partidos se genere una élite, una casta que maneja el cotarro manteniendo a personas 30 años como responsables públicos. Con 8 años de servicio público se tiene bastante. Después uno vuelve a manejar su vida de forma privada. Y este es sólo uno de los ejemplos.

Termino con el telegrama de Odón Elorza, anterior alcalde de San Sebastián y, actualmente, diputado del PSOE: Los socialistas cometimos graves errores en el anterior gobierno (de Zapatero). Pero la acomodación y la pérdida de identidad es anterior.