viernes, 2 de marzo de 2012

Sándor Márai y la decadencia


A veces necesito pasar a otra cosa aunque sea por unas horas. La campaña electoral, el activismo en el Ayuntamiento, el mundo que parece caerse, las reformas laborales para crear nuevos parados, y un largo etcétera de causas, necesitan también de un breve distanciamiento.

El mundo europeo, la civilización europea forjada con las revoluciones burguesas y el humanismo, encontró, como en otros puntos del esta vieja Europa, hombres y mujeres de talento. Ahí encuentro a Sándor Márai, un novelista burgués, humanista, amante de la libertad y, por tanto, alejado del nazismo y del comunismo bolchevique. Nacido en Hungría, me recuerda a nuestro Manuel Chaves Nogales.

Acabo de terminar su autobiografía, Confesiones de un burgués, editadas por Salamandra.

He tardado algo así como un año en leerlo. Por una u otra razón siempre encontraba un libro más apetitoso. Así que lo abandonaba visible pero arrinconado.

No podía entender por qué cada página me resultaba tan brillante, tan bien escrita. La pulcritud de la palabra cuando esa palabra es precisa. Ahí radica su belleza.

Pero hay más. Está el recuerdo. El recuerdo de cada página, de los ambientes descritos, de la decadencia de una clase política infectada por el totalitarismo, de una clase social, la burguesía, envuelta en la putrefacción, el sexo descarnado, la droga como un escape a dicha decadencia, el despilfarro desenfrenado...

Y daba igual que la lectura se demorara varios meses. Abría el libro y con la primera línea recordaba perfectamente en dónde me había quedado. Es decir, un poder para evocar maravilloso.

Creo que en el fondo he sentido este tiempo un gran desprecio ante tanta decadencia. La necesidad de huir de ese libro, de verdades que te hacen daño, de reflexiones que, día a día, estamos viviendo.

Cuando todo está perdido, tenemos dos opciones, sólo dos, tirarnos en brazos de quien nos quiere salvar, como los nazis en el momento histórico del autor cuando se siente que no tenemos remedio, o bien, apostar por la actitud cívica, por la responsabilidad, por el arte, por el cultivo intelectual y por la libertad.

Es un libro más que recomendable, la verdad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta claro hay que leer, sino se lee si uno no sigue formandose eternamente la capacidad critica se esfumara si o si.

Miguel Ángel Madrid dijo...

Está claro que hay que leer, para la capacidad crítica, para vivir y vivir mejor