miércoles, 19 de diciembre de 2012
Una guerra sin muertos
lunes, 26 de noviembre de 2012
Indecentes
No es perdonable, desde mi punto de vista. Pero así es el periodismo hoy día.
Pese a todo, quiero destacar algunos pasajes:
El Gobierno del PP consagra la doble versión de que la crisis es el resultado del descontrol del déficit público por parte de Rodríguez Zapatero y de que su impacto sobre la economía real se explica como una crisis laboral por el sistema de las relaciones laborales vigente. La realidad, en cambio, es otra. El déficit en el caso de España es el resultado de la crisis y no su origen: la deuda pública es en 2007 una de las más bajas de la eurozona; y el paro, a su vez, es producto de la flexibilidad de los contratos, que responde a las necesidades de la construcción, industria que absorbe gran parte de la creación de empleo durante la burbuja.
El paro es el resultado, según la versión oficial, no de una estructura intrínseca del funcionamiento del sistema capitalista sino del sistema de relaciones laborales o de las opciones individuales en el contexto de las deficiencias del mercado laboral. Según explican los profesores William Mitchell..., y Joan Muysken..., los gobiernos ven para sí mismos, desde hace largo tiempo ya, un papel muy limitado. El de remover lo que estiman que son obstáculos a la creación de empleo; más flexibilidad en el mercado laboral, menos intervención del Estado, mayor responsabilidad individual y un pequeño papel para acciones positivas del Gobierno en promover educación, entrenamiento e innovación. Es decir, los Gobiernos se han apuntado al neoliberalismo puro y duro.
Ya casi al final, Ekaizer habla de la presentación que hizo de Richark Koo, economista jefe del departamento de investigación del banco de inversiones japonés Nomura. Koo le comenta: la impresión que me he llevado de mi viaje a España es que la mayor parte de la gente..., ignoran el hecho de que se encuentran afectados por un virus muy inusual llamado recesión de balance. A diferencia de la recesión clásica, este tipo de crisis es el resultado de una subida del precio de activos (acciones, viviendas) alimentada por un endeudamiento colosal... Es importante recordar la secuencia de la burbuja del crédito y de la vivienda en España. Alemania sufre una burbuja tecnológica en los años 2000 y 2002. Cuando esta pinchaba, el Gobierno alemán rehúye los estímulos fiscales... Es el BCE quien baja los tipos de interés hasta el 2% en 2003, a fin de evitar que la economía alemana se resienta y permitir a los alemanes superar la recesión. Y esta bajada de tipos empuja los flujos de capitales hacia España para financiar la burbuja de la vivienda...
Para Koo, la confusión en España es similar a la crisis de Japón de los 90. Deberíamos aprender que allí la consolidación fiscal, aplicada prematuramente en 1997, frustró la recuperación. El ajuste fiscal de la Eurozona abunda en el agravamiento de la crisis, cuyos efectos en términos económicos y sociales pueden ser devastadores y prolongados.
Bien, y entonces, ¿qué?
viernes, 16 de noviembre de 2012
K
miércoles, 10 de octubre de 2012
Los políticos como problema a modo de telegrama o esquela después de la encuesta del CIS
miércoles, 5 de septiembre de 2012
Telegrama o esquela
viernes, 31 de agosto de 2012
Onetti, fumador encamado
No quiero saber nada de ustedes, no me interesan sus consignas, sus luchas, nada, sólo lo humano, sólo la posibilidad de sobrevivir. La bondad y la ternura. Tal vez el derrumbre de mi país, la Suecia de Sudamérica, la decadencia de Occidente, -nosotros tan salvajes-. No sé, pídanle cuentas a Vargas Llosa y a su Viaje a la ficción. En ese ensayo habla de mí. Me encumbra por no tener ideas políticas. Él que tiene la única y verdadera. ¿Pero quién puede desasirse de lo que ocurre cada mañana, de lo que uno lee en los diarios? Sobre todo cuando es uno quien escribe en el diario. Entonces uno le da vueltas a la realidad, a las inmundicias, a la condición humana en suma. Y no, no me gustan las personas que escriben. Como esos pelotudos que se levantan antes de la amanecida para inventar sus historias, pensando en la gloria. Luego, a mediodía, leen los noticieros, pasean por estancias rupestres, comen atendidos por mujeres serviles. Boludos que, en lugar de estar callados piensan que tienen algo que decir. Y por la tarde, después del té, vuelta a las historias. Los hay también malditos, -¿es así como los llaman?-, ahítos de ideas, de personajes que, finalmente, no nacen. Así caen en la noche, en los tugurios, en compañía de mujeres cansadas del amor, a la busca de bronca, de la muerte.
jueves, 16 de agosto de 2012
Honradez y honestidad
martes, 17 de julio de 2012
Lo que sobra..., o falta
jueves, 28 de junio de 2012
El Albayzín en su laberinto
miércoles, 13 de junio de 2012
Houellebecq
miércoles, 6 de junio de 2012
Con nuestro pan te lo comes
Ahora te has llenado los bolsillos con todos nosotros. Ahora sabemos que eres hijo de aquel que recorría los pueblos de España y le cortabas el pelo a las mujeres rojas cuyos maridos habían muerto en la guerra. Has ganado. Ganaste como siempre lo hiciste.
Mientras, yo grito: money, vuelve. Pero no vuelves y callas. Compra cajas fuertes y guarda tu dinero sin saber que es papel mojado. Compra a las asociaciones.
Compra y vende. Colabora en este circo. Yo he decidido resistir desde la otra orilla aunque no tenga ningún sentido porque, a veces, lo tiene y, entonces, puedes sonreír.
Gracias por no creer en nada para poder jugar el papel de la inocencia. Gracias porque las redes nos convierten en replicantes y acomoda la inmundicia. Gracias por tu poder. Con nuestro pan te lo estás comiendo. Tú sonríe, lucha desde la izquierda sin saber qué significa, lucha desde las redes como un replicante, pero, como Kiko Veneno, nos olvides después ducharte.
miércoles, 23 de mayo de 2012
Epístolas en los cajones
miércoles, 16 de mayo de 2012
Carlos Fuentes y otros latinos
sábado, 5 de mayo de 2012
Sobre el Estado de Bienestar
La libertad, hoy, parece patrimonio de la derecha; en España, del Partido Popular. Claro que la libertad del PP, es una libertad individual. Es decir, la libertad del individuo para hacerse así mismo, sin subvenciones públicas, sin la presión de un Estado que uniforma para que dicho individuo pueda ser libre, completamente libre.
El Estado, con su afán por hacernos iguales, es un inconveniente para el emprendimiento, para el dinamismo individual. En cuanto a la distritubución de la riqueza, el PP piensa que el mercado ya lo hace por nosotros. El mercado redistribuye. Cierto que, en ocasiones, hay individuos que no alcanzan esa riqueza, pero en cualquier caso es porque son unos vagos.
Esta libertad en lo económico en la que cree la derecha, ya no es tan así en lo social. Porque si la apuesta fuese el individuo, entonces el individuo podría casarse sin importar su sexo, podría no creer en Dios sin importar la Iglesia, podría decidir no engendrar sin importar la familia o podría decidir si tener un hijo mediante una planificación familiar adecuada.
Así que libertad en lo económico, estricto control en lo social, donde el ciudadano es mejor que sea usuario para alimentar el consumo.
Yo, además de en los derechos del hombre creo en la comunidad. Es más, ambos se retroalimentan. El mercado no distribuye la riqueza, ni tiende al equilibrio. Sólo hace falta observar la realidad para comprender que no es más que un dogma. El mercado se basa en la acumulación sin límite. Pero en la acumulación de unos pocos. Así que únicamente el Estado, -en nuestro caso la UE-, es capaz de distribuir la riqueza garantizando la igualdad en el acceso a la educación, a la sanidad, a la vivienda, etc. Una igualdad que precisa de una comunidad solidaria. ¿De qué otra forma puede garantizarse la libertad del individuo si no todos tenemos las mismas oportunidad al nacer?
El PP, la derecha neoconservadora europea, estadounidense, creen en la libertad sin límite, -sus teóricos se definen como libertarios, igual que el movimiento anarquista, incluso utilizan este término en sus libros-. El PP, la derecha, entran en el juego democrático con el único fin de hacer realidad este programa y, para ello, todo vale, incluido el populismo: el desprecio al inmigrante por encima de los derechos humanos, el exceso de burocracia de las administraciones cuando las corporaciones se dedican a especular en el mercado-casino, el elevado coste de los servicios públicos cuando su privatización genera más coste para la administración. Así, por ejemplo, cuánto deberá gastar el Gobierno de Rajoy para cobrar en las autovías. ¿No se necesitarán funcionarios, nuevos trámites administrativos, adquisición de maquinaria que sirva para recaudar...? Pues igual pasa con los hospitales: El copago genera más burocracia, es decir, más gasto sanitario.
Y no importa quién caiga porque sencillamente, sobramos personas en el mundo: Hay demasiados viejos, demasiados niños y, sobre todo, demasiados pobres. Esa es la libertad de la derecha.
A la izquierda nos corresponde caminar por la senda de la libertad, porque a fin de cuentas, esta crisis, los que la han provocado, los que quieren salir indemnes, sólo buscan eliminar la libertad, la democracia. Y ya.
viernes, 13 de abril de 2012
Sobre el miedo
miércoles, 7 de marzo de 2012
Peatonalización del Albayzín
Nunca una zona patrimonial recibe con aplausos la peatonalización. Es una acción que no convence a nadie de primeras. Posteriormente, sí. Ocurrió con la peatonalización de algunas calles del centro de la ciudad de Granada hace ya algunos años: los comerciantes y los residentes, la población en general también, pues tenía la cultura de llegar al centro en coche, se adaptó a la nueva situación poco a poco.
Los beneficios, en parte y con el paso del tiempo, son mayores que los perjuicios. Claro que se ponen en marcha soluciones que impiden mejorar la movilidad, como la instalación de parking en el centro o que todo el tráfico de autobuses discurra por Avenida Constitución, Gran Vía, Reyes Católicos y Fuente de las Batallas. Esto supone que la búsqueda de soluciones más globales sean hoy difíciles y, de seguro, cuando se propongan alternativas el debate será encarnizado como suele suceder en Granada.
Pero el Albayzín es diferente. El barrio tiene una especial orografía, lo que le convierte en un casco histórico singular y, por tanto, las medidas peatonales deben tener en cuenta dicha singularidad. Primero porque la pérdida de población es constante, segundo porque no existen medidas fiscales, técnicas, culturales…, que favorezcan la llegada de nuevos residentes con un poder adquisitivo medio-alto que permita la adquisición de un inmueble y su rehabilitación junto con iniciativas públicas que intervengan en el mantenimiento de la población más indefensa, normalmente personas mayores que viven en régimen de alquiler. Esta pérdida de población conlleva la pérdida de comercio y la ausencia de equipamientos y espacios públicos que fomenten la cohesión social. A todo ello se une la cortedad de miras del actual Equipo de Gobierno del PP, ya que favorece el desarrollo de actividades económicas casi con carácter exclusivo para hoteles.
El turista acude a los lugares para ver piedras, para contemplar la Alhambra, pero también para vivir las piedras en simbiosis con sus habitantes. De modo que sin población, sencillamente, el turismo dispondrá de camas hoteleras a mogollón, pero decidirá no acudir una segunda vez si es que decide venir a un espacio muerto.
Por eso la peatonalización de la Carrera del Darro, que es deseable, ha generado tanta polémica entre los residentes, entre los taxistas, entre los entendidos en asuntos patrimoniales, etc., con el Ayuntamiento y las asociaciones de vecinos que han apoyado este plan improvisado de nuestro alcalde del PP, Torres Hurtado.
Y las polémicas surgen cuando no se piensa en los residentes, cuando imponemos una imagen idílica desde fuera de un barrio eterno a conservar. Para que se me entienda, esto supone la expulsión sin más de los residentes, y no por cuestiones religiosas, como se vistió la cosa hace siglos, pero sí políticas, como casi siempre suele suceder.
¿Qué hay detrás de esta peatonalización?
Un ascensor, un pedazo de ascensor como la copa de un pino.
Una visión mercantilista de un barrio histórico. Sin más.
viernes, 2 de marzo de 2012
Sándor Márai y la decadencia
A veces necesito pasar a otra cosa aunque sea por unas horas. La campaña electoral, el activismo en el Ayuntamiento, el mundo que parece caerse, las reformas laborales para crear nuevos parados, y un largo etcétera de causas, necesitan también de un breve distanciamiento.
El mundo europeo, la civilización europea forjada con las revoluciones burguesas y el humanismo, encontró, como en otros puntos del esta vieja Europa, hombres y mujeres de talento. Ahí encuentro a Sándor Márai, un novelista burgués, humanista, amante de la libertad y, por tanto, alejado del nazismo y del comunismo bolchevique. Nacido en Hungría, me recuerda a nuestro Manuel Chaves Nogales.
Acabo de terminar su autobiografía, Confesiones de un burgués, editadas por Salamandra.
He tardado algo así como un año en leerlo. Por una u otra razón siempre encontraba un libro más apetitoso. Así que lo abandonaba visible pero arrinconado.
No podía entender por qué cada página me resultaba tan brillante, tan bien escrita. La pulcritud de la palabra cuando esa palabra es precisa. Ahí radica su belleza.
Pero hay más. Está el recuerdo. El recuerdo de cada página, de los ambientes descritos, de la decadencia de una clase política infectada por el totalitarismo, de una clase social, la burguesía, envuelta en la putrefacción, el sexo descarnado, la droga como un escape a dicha decadencia, el despilfarro desenfrenado...
Y daba igual que la lectura se demorara varios meses. Abría el libro y con la primera línea recordaba perfectamente en dónde me había quedado. Es decir, un poder para evocar maravilloso.
Creo que en el fondo he sentido este tiempo un gran desprecio ante tanta decadencia. La necesidad de huir de ese libro, de verdades que te hacen daño, de reflexiones que, día a día, estamos viviendo.
Cuando todo está perdido, tenemos dos opciones, sólo dos, tirarnos en brazos de quien nos quiere salvar, como los nazis en el momento histórico del autor cuando se siente que no tenemos remedio, o bien, apostar por la actitud cívica, por la responsabilidad, por el arte, por el cultivo intelectual y por la libertad.
Es un libro más que recomendable, la verdad.