jueves, 1 de julio de 2010

Granada folclórica


La verdad es que no sé si me encuentro desolado o cabreado, o cansado. Leo en la Gazeta de Antropología de la UGR, (nº 24), como editorial, un artículo titulado, En contra del paradigma identitario. Del mismo destaco: “Debemos andar muy precavidos frente a los riesgos que conlleva esa fantasía que se designa como “identidad”, esa idea tras la cual lo que con frecuencia se esconde no es otra cosa que costumbrismo, pintoresquismo, folclorismo, tradicionalismo, esencialismo que escamotea la realidad del tiempo histórico, de la estructura social cambiante, de la libertad individual”.

En Granada Hoy (30 de junio) leo las declaraciones del alcalde del PP: “Exigir y defender no es confrontar”. Y se pregunta: “¿Confronto cuando pido que las obras del Metro se hagan de manera escalonada para no tener la ciudad abierta de Norte a Sur?”. No dice, claro está, que la Junta de Andalucía acuerda la marcha de las obras en estrecha colaboración con el ayuntamiento. “¿Confronto cuando digo que la Alhambra no esté de espaldas a los ciudadanos?”. Para contestar a esta pregunta sugiero la lectura de la columna de hoy de Alejandro V. García, Un paso atrás, donde aborda el ridículo de la Junta de Andalucía con el asunto de la Alhambra y la dichosa agencia del demonio, (no creo que el PSOE de Andalucía pueda ser más torpe en un asunto como este, más allá de las muestras de casticismo local de inspiración siempre conservadora y que persigue, como siempre, tener las manos libres para defender interesadamente los intereses, -perdón por la redundancia-, conservadores del PP):


Esta torpeza no puede ser la excusa para lanzarnos en los brazos de un localismo ramplón y estéril que contamina a nuestra ciudad. Por varios motivos: es dañino para Granada, sólo beneficia al PP y nos convierte en un territorio excluyente y, finalmente, nos empobrece intelectualmente como colectividad, como comunidad, dejando de lado los problemas reales de las personas, de los granadinos y granadinas, en plena crisis para mayor azote.

Sigo: Jara no cree en la caja única porque es murciano, y Claret tampoco, por ser cartagenero. ¡Tiene cojones!, con perdón. Mejor, de aquí en adelante, nos inventamos un mecanismo de pureza de sangre y abrazamos al fascismo sin más; ejemplos no nos faltan, ya lo hicieron muchas familias acomodadas de moriscos conversos para demostrar su linaje de pureza cristiana.

Al mismo tiempo, el otro día, un catedrático de la Universidad granadina reprobaba al Consejero de Economía, Innovación y Ciencia, vía Delegado de la ídem en Granada, por no defender la institución universitaria. Otra muestra más de la inmadurez de algunos al expiar en lo ajeno las fallas propias. ¿Alguien cree que el Delegado de Innovación, que cada día se reúne con emprendedores y que sabe de la importancia de la Universidad en estos momentos, no quiere a la Universidad y no la apoya? ¡Pero si somos hijos de dicha Universidad!

Enfrentados, como se ve, por unas élites de cortas miras, la ciudad transita envenenada por todos en mayor o menor medida: partidos políticos, instituciones empresariales, académicas, mediáticas.

No tenemos remedio podría ser la respuesta. Algunos claman por el héroe local, visión de esencias románticas de la que se ha nutrido el imaginario citadito como solución a todos nuestros males. Otros nos contemplan desde lejos y nos llaman nazaríes en su idea de construir una Andalucía demasiado centralista. Obtusos y miopes que dejan el camino libre al PP en Andalucía, ansiosos de poder por el poder sin más proyecto para Andalucía que una crítica feroz al PSOE, sin más proyecto para Granada que un pintoresquismo fatuo.

Y entre tanto conflicto inane, la Agrupación de Granada del PSOE ha presentado un proyecto de ciudad cuyo objetivo es salir, ni más ni menos, de tanta nadería ruidosa donde cualquier persona de Granada puede aportar un poco de esperanza ante tanto desagravio atávico.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues si, Migue, cortas miras en muchos casos. Tan cortas, que apenas alcanzan la sombra de las "orejeras" que algun@s llevan puestas eternamente, como la Granada, que en el fondo aman, eterna, casposa, rancia y estancada siempre en lo mismo. Constatar eso, sólo nos da fuerzas para continuar. CHEMA RUEDA

Miguel Ángel Madrid dijo...

Todo lo que dices es cierto, Chema, pero no se nos puede olvidar que lo que tú describes es un hecho cultural, es decir, que no se nace granadino con esa actitud que dices, no es algo genético, no es un hecho natural, por tanto, es algo que se puede cambiar, y es algo en lo que el PSOE se ha empeñado con sus nuevos aires. Las zapatillas presentan un debate de ciudad que quiere aprovechar todo lo positivo que hay por encima de la casta.