miércoles, 14 de julio de 2010

Disfraces


Granada es un baile de máscaras continuo. Aquí no esperamos al carnaval. Es más, ni siquiera lo celebramos, porque, como digo, se celebra durante todo el año.

Durante años, los militantes del PSOE llevamos la máscara de la ilustración y no era difícil escuchar frases del tipo: “Son unos incultos; son populistas; son unos fachas, etc.”. Incluso en la campaña a las municipales últimas, el PP se mofaba de estas frases: “Ellos son unos intelectuales, pero nosotros ganamos elecciones”. Ocurre que después de tanto batacazo en las urnas, lo que le quedaba al PSOE era bajar a la arena y empaparse de gente, entre otras cosas porque las y los militantes del PSOE somos gente común, no ilustrados militantes y, además, hacía falta levantar el ánimo.
Como no me cansaré nunca de expresar en este blog, el PP es un partido que todavía no se ha quitado la máscara. Disfrazado de superhéroe, el alcalde es el defensor del granadinismo. Ayudado por uno de nuestros periódicos locales, come jamón de pata negra y se pasea con sombrero de paja a la moda por cualquier barrio que antes haya sido limpiado convenientemente. Allí le aguardan algunos incondicionales, también vecinales, dispuestos a degustar buenas viandas, o no tan buenas, pero en compañía del alcalde. De modo que, en esas noches, se convierte en un mascarado jovial y cercano. Si como en el Cerrillo de Maracena, el presidente de la asociación de vecinos, le dice que se acuerde un poco más de su barrio, no tiene empacho en salir y decirle mentiroso en toda su cara.
Sólo pone chinas en el camino con las obras del metro, -ya podrían estar terminadas-, y se enzarza en debates estériles, como el del Hospital de San Juan de Dios. Hasta donde yo sé, es un hospital del SAS, y la orden de San Juan de Dios, si la Junta de Andalucía traslada los servicios a otros centros sanitarios, tendrá que soltar 3 millones de euros por las reformas que hemos hecho todos en dicho hospital. Pero era mejor salir ahora con la monserga de que la Junta deja de apostar por la sanidad pública, cuando en realidad hace unos poquísimos años lo que quería es que el hospital fuese para la orden y que prestara de forma privada los servicios. El caso era empuñar otra de nuestras esencias y dar caña a los enemigos de Granada.
Torres Hurtado, por suerte, cada día aparenta menos. Su disfraz se hace jirones. A los estragos que va a producir con el Festival de Rock del Zaidín con su falta de apoyo económico, y que va a ser el colofón de su apuesta por la cultura, se le suma la falta de proyecto en todos los órdenes en los que esta ciudad puede salir para adelante: ausencia de apoyo al turismo, a los comerciantes, a la universidad, (por cierto, me pregunto cómo irán los preparativos locales de la Universiada 2015), a la hostelería, a la innovación y al conocimiento, etc. Esto es lo que nos da de comer, señor alcalde, pero su mandato último nos deja con los platos sin servir siquiera. Y en cuanto al apoyo a los colectivos sociales, más allá del intento de manipular a las asociaciones de vecinos, el mandato es el de la ignorancia hacia los colectivos de sordos, de minusválidos físicos y psíquicos, de mayores, de mujeres, etc. Todos estos colectivos, sencillamente, no tienen interlocución con alcaldía. No existen para el alcalde.
Me pregunto qué pasará cuando el alcalde del PP tenga enfrente a un candidato del PSOE. Si ya se enfadan porque el PSOE está en la calle, qué pasará cuando haya un candidato que dé la cara y juegue limpio. La respuesta vendrá a lo largo de este mes. Paciencia.

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