domingo, 24 de octubre de 2010

Fuente de las Batallas


El domingo compré el periódico en un quiosco de la Fuente de las Batallas. Hombres mayores, acompañados de sus esposas, se acercaron a mi lado y cogían La Gaceta. Sus esposas se quedaban atrás, vestidas como visten las señoras de esos hombres mayores. Yo estaba delante de ellos, pero los hombres mayores no guardaron la cola. Se adelantaban por mi derecha y ponían sobre el mostrador del quiosco La Gaceta. Yo guardaba silencio. Quería ver el espectáculo. Contemplaba a esos tres hombres mayores y, de vez en cuando, echaba un vistazo a sus esposas. Quería saber si los matrimonios venían juntos. No.
El hombre del quiosco se deshacía en parabienes hacia los hombres: Usted me dirá..., cómo no, señor..., en un plis plas está lo que usted me pide, etc. Era una actitud servil. Esa actitud de quien juega su papel convencido. No sé si convencido de que su servilismo era el mejor servicio posible, o convencido de que su mejor servicio era su servilismo convencido. Mientras yo aguardaba con EL PAÍS e IDEAL en las manos.
Eran hombres sin prisa. Era domingo, tal vez estuvieran jubilidos. Cualquiera sabe. La gente así nunca para de trabajar. Cualquiera sabe.
Mientras tanto, aunque fue sólo unos segundos, se me vino a la cabeza, Manuel Chaves Nogales. Sobre todo el cuento suyo que acababa de leer: ¡Viva la muerte!, del libro A sangre y fuego. No sé, pero comprendí que esos hombres, y sus esposas a medio metro detrás de ellos, todavía se sentían victoriosos, tanto como en pie de guerra.
Y no me extrañó al leer la portada de La Gaceta: El PSOE contra intereconomía.

Al igual que les ocurre a sus nietos. La pasada semana, en Onda Cero, el concejal de personal del ayuntamiento de Granada y algo así como alcalde de La Chana, ante la rebelión vecinal, cansada de los desaires de Torres Hurtado, encontró la causa de dicha rebelión: El padre de Paco Cuenca, el candidato del PSOE a la alcaldía de la ciudad. Es, el padre de PC, un mal hombre, un agitador. Pero el sábado, en La Chana, con PC, encontramos a su padre en el bar Tipic, jugando a las cartas con otros jubilados. Y como pueden imaginarse, la estampa era la de un vivo agitador. Le dijo a su hijo al despedirse de nosotros en la puerta: "Me voy pa dentro que me ha costado la partida un euro". Ya ven, un agitador en toda regla.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho esta lectura. Mas cosas de esta vida.... Un abrazo. Ventura