El PP de Granada, por boca de Sebastián Pérez, que es el presidente de ese partido dice cosas con vehemencia:
Granada tiene que mirar el futuro con optimismo pero el presente es desolador. No tiene duda alguna: los otros malos, nosotros buenos.
Y sigue:
Ante este negro panorama, el PSOE de Granada quiere vender como éxito una larga cadena de fracasos, de lo cual resulta, cómo no y efectivamente, un negro panorama: allí las sombras, aquí la luz.
No le interesa al PP quién es quién de cara a las próximas elecciones municipales. Sólo sabe que hay un culpable y que con él ya está hecha la campaña electoral: ZP. Claro que no habla de Rajoy. Aquí es mejor para el PP evitar a su líder. Ocurre que Zapatero sufre el desgaste de la dura crisis mundial que vive el país. Ha tomado decisiones bajo una presión internacional muy fuerte y ha dado alguna que otra muestra de descoordinación. Pero Rajoy, que no gobierna siquiera, no es más valorado que el Presidente del Gobierno por el conjunto de la población. Ni en tan adversas condiciones, soporta Rajoy la comparación con Zapatero.
Continúa el amigo Sebastián Pérez: ya conocemos en Granada el agravio al que los socialistas someten al Ayuntamiento: ellos crueles, nosotros amables.
Y ahora el meollo: votar a los socialistas es votar a la crisis: ellos despilfarradores, nosotros ahorradores. Claro que desde el año 2003 el IBI, la contribución de toda la vida, la ha subido el alcalde un 38%, y así ha ocurrido con todos los impuestos municipales. El PP nos hace creer a la buena gente que bajan los impuestos, pero no es cierto. Los han subido en Granada hasta en los años en que no había crisis.
Pero hay más meollo. Ahora viene la parte en la que se retrata Sebastián Pérez. Dice: La sensación de desgobierno se ha transformado en una sensación de alarma y de caída libre (de sensación en sensación y tiro porque me toca). Y la respuesta del PP no puede ser más rimbombante: Sólo un golpe de timón puede salvarnos. El lenguaje, y esto es una opinión muy personal, no es un asunto baladí. El lenguaje además de poder resultar hiriente o reparador, esconde los verdaderos sentimientos de alguien, su verdadera ideología, bien radical por cierto. Es el derecho a mandar de la derecha, que es de cajón por natural. Es, pues, una retórica intransigente, como nos enseña Albert O. Hirschman. Histérica incluso.
Habla Sebastián Pérez, finalmente, de una batalla para llevar el mensaje del PP a donde haga falta, pese a que gozan los socialistas de una abrumadora mayoría mediática –subvencionada por todos los granadinos-. De esta forma el PP convierte a los socialistas en una panda de masones conspiradores y acusa sin más prueba que la denuncia en sí.
Lo que sí denuncio yo aquí es que los socialistas son culpables de esta reacción enfadica de Sebastián Pérez, presidente del PP: hemos necesitado un simple pregón, el de Jara en las fiestas del Zaidín, y un candidato como Paco Cuenca trabajando a pleno pulmón por la ciudad, como canta Miguel Ríos, para que empiecen a sentir el aliento de quien va segundo pero va a por todas. Y es que Paco Cuenca será alcalde de Granada. Le sobran razones y es gente. Ni más ni menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario