miércoles, 26 de agosto de 2009

El urbanismo como tostón insoportable

Día sí y día también, podemos leer en prensa noticias que tienen que ver con el urbanismo, ya sea por la construcción de vivienda, bien por la necesidad de rehabilitación de inmuebles o de un conjunto de ellos en determinados barrios, bien la ubicación del ferial o bien, por ejemplo, leemos sobre la necesidad de escuelas infantiles, de un centro de salud o de la mejora de accesos, y todo ello relacionado con los Planes Generales de Ordenación Urbana, el desarrollo de Planes Parciales, etc.

Día sí y día también, en los artículos de opinión y las noticias, uno tiene la sensación de que debe aprender primero urbanismo para entenderlo y no digamos para opinar.

Al final, uno tiene la sensación de que o te conviertes en un técnico o difícilmente podrás conocer de qué va toda esta maraña. Por eso, son frecuentes las personas que opinan que da igual que gobierne la derecha o la izquierda en un municipio, ya que, por encima de las ideologías cabalga la lógica racional del conocimiento técnico; un conocimiento, además, basado en la aplastante lógica científica. Y así, uno se imagina a un político, hombre o mujer, en un despacho rodeado de técnicos a verlas venir mientras éstos dibujan viales, equipamientos, desarrollos, etc., porque, como se sabe, los análisis técnicos tienen en cuenta sólo aspectos sociales de carácter cuantitativo. Ya sabe, usted no existe y sólo es un número. Estos aspectos son sociodemográficos en su mayoría. Usted puede reconocerse si está en el intervalo de personas de sexo X y tiene el número de hijos X, tiene un salario X y, sobre todo, puede usted reconocerse porque, como muchos, su movilidad, por ejemplo, el número de desplazamientos de casa al trabajo coincide con la familia X y, lo más importante, en la zona en que usted reside existe un espacio verde con X metros cuadrados que no cubre la media de metros cuadrados para el conjunto de la población formada por un número X de individuos. Por tanto, son necesarios tantos viales, tantos parques, tantos colegios y el presupuesto total es X euros.

Pero claro, resulta que Granada, por ejemplo, ya no es Granada, sino también su área metropolitana, y resulta que los técnicos no contaron con el número X de Armilla que, para joder, utiliza las instalaciones deportivas de Atarfe porque allí vive su hermano X que le cuida los hijos por la tarde ya que el de Armilla trabaja y, los jueves, de 20 a 21 horas, juega con su prima hermana X en el polideportivo a cambio de cuidar el de Armilla a los sobrinos de su hermana X los domingos por la mañana porque ésta tiene turno como policía local de Granada, aunque primero fue de Huétor Vega y después de Santa Fe hasta que tuvo oportunidad de marcharse a Granada, pero se casó y su familia era de Atarfe y allí los arrastró a todos, pero igual que su hermano está empadronado en la casa de sus padres que, para remate del tomate, “remanecen” de Pórtugos.

Es evidente que todas estas soluciones tan particulares no las pueden tener en cuenta los técnicos urbanistas, pero también es evidente que la realidad es cada vez más compleja y que, para empezar, es necesario un equipo multidisciplinar para trabajar y, en segundo lugar, las concepciones y vivencias que los ciudadanos tienen de todo el proceso urbanístico deben también estudiarse si lo que queremos es una ciudad de ciudadanos comprometidos y no meros agentes pasivos. Que todo puede ser. Y la tarea del gestor público es desarrollar todo este trabajo, junto con el diseño de políticas que acerquen esta materia árida en algo atractivo porque, a fin de cuentas, es la gente la que vive, sufre, padece y siente la ciudad. Continuará...

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