sábado, 8 de agosto de 2009

Cuando la política se hace pensando en el otro


En esta ciudad los partidos políticos han vivido demasiado tiempo haciendo su política en función de la respuesta del contrincante y del reflejo de las respuestas y contrarrespuestas que la prensa local ofrecía. No sabría calibrar la impresión ciudadana sobre este tema, pero quizá el desapego haya sido la respuesta. Desapego por la forma de abordar los asuntos públicos, que no tiene por qué traducirse en desinterés por los temas, sino por las formas. Durante la asamblea ciudadana los vecinos y vecinas tenían una opinión sobre el metro, por poner un ejemplo. Una opinión cercana a los mensajes del PP: El metro mejor que vaya soterrado porque así se gana tiempo; si tengo que ir desde Armilla hasta Peligros tardaré menos en coche; si Sevilla tiene metro, metro de vedad, por qué nosotros tenemos que tener un tranvía. El ciudadano no entendía qué papel estaba jugando la Junta de Andalucía, pero sí que entendía cuál era el papel que jugaba el PP y el alcalde y, sin embargo, en ningún momento se abordó un debate riguroso, político, sobre el metro. No digo que no se hayan dado argumentos en la prensa, pero sí que parece que el PSOE siempre ha ido a la contra, defendiendo un modelo, el interés general, pero sin capacidad para generalizarlo.
El PP mantiene una postura pragmática, hipócrita sobre cualquier política que desarrolle la Junta de Andalucía en la ciudad, centrada en el corto plazo y la confrontación, en el mantenimiento de la movilización de su base electoral. Y la respuesta del PSOE siempre ha ido a remolque de las críticas que el alcalde vertía en la prensa.
Cuando Moratalla era alcalde y lo entrevistaron tras las elecciones en las que perdió el PSOE, le preguntaron en qué había fallado. Su respuesta, en la que estoy seguro que él creía, era errónea: Hemos hecho una buena gestión pero hemos comunicado mal lo que habíamos hecho. Para empezar esta declaración mostraba el error que seguimos cometiendo al confundir la información con la comunicación. La gestión política hoy, para ser calificada como buena, debe estar orientada al consenso, y el consenso se basa en la comunicación, y la comunicación es acción política y participación de los ciudadanos, es encuentro y cooperación. Así, se aprobó un PGOU y se sanearon las cuentas del Consistorio, pero se hizo de espaldas a la ciudadanía. Seguro que se informó en la prensa, pero no hubo apropiación.
Vivimos en un mundo complejo y fluido, donde las partes ya no sirven para mostrar el todo y, sin embargo, la vida política actual se sigue parcelando: el metro cuando lo que hablamos es de movilidad de una entidad mayor que es el área metropolitana, o del Campus de la Salud, cuando lo que hablamos es de un modelo de desarrollo económico basado en la innovación y en el conocimiento.
Todo ello exige grandes dosis de estrategia y una organización dispuesta a patearse la calle, a tocarse con la gente y a sentir con ellos porque los que formamos parte de la organización somos, eso, gente, tejido, rama del árbol.

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