jueves, 28 de mayo de 2009

Las ORIGINALIDADES del alcalde

Miguel Ángel Madrid

No basta con hacer originalidades, sino que es indispensable ser original.
No sé de dónde vino ni cómo la hallé, pero esta frase con aire de máxima se instaló en mi memoria y allí ha anidado desde entonces. A veces me ocurre, como supongo que a usted también puede sucederle, y ese letargo de algunas de estas frases dura años, hasta que un algo inesperado, quizá el anhelo de ofrecer una explicación, la hace despertar.


Debo reconocer que, en primer lugar, en esta ciudad eterna a mí todo me suena a sucesos que más parecen originalidades. El PP, herederos del conservadurismo de siempre, aliñado con los años de la cultura franquista del ordeno y mando, de que esta tierra no es sino de ellos, se mantiene, sobrevive a base de una serie de originalidades de carácter perenne. Perenne porque todas se resumen en una primigenia: hacernos creer que Granada es su feudo y que, sin más, les pertenece.

Por eso, el alcalde y sus concejales se enfadan cuando alguien les lleva la contraria o pone en juego un simple, “sí, mire, pero es que nosotros pensamos que...”. En ocasiones, ese alguien es otra institución, y si se trata de la Junta o de la Diputación, el alcalde acude a la prensa y vocifera los daños y perjuicios que a su Granada hacen los malvados socialistas. En otras ocasiones, se trata de un colectivo ciudadano, de unos vecinos y vecinas. El alcalde y los suyos, en ese caso, sueltan un desaire o una regañina que recuerda los tiempos de un patrón inmisericorde. ¡Tamaña osadía cívica!

Es, pues, un ademán monolítico, una concepción cultural monocorde, inmutable.

La izquierda, silenciada durante 40 años de nada, aunque esos 40 años tuvieron que vivirse con sus días y sus noches, con sus horas y sus minutos, apostó por el cambio cultural, por la construcción de redes sociales que operaban con un espíritu común. Años en los que la ciudad debía equiparse en lo físico, en lo cultural. Fue un proyecto original. Luego nos complicamos y caímos en la tentación de crear originalidades, entre ellas la comodidad y el pragmatismo.

El PP, desde entonces, ha aprovechado la oportunidad y ha tomado la calle, que es su nueva originalidad aparente, pero que enmascara su originalidad perenne, es decir, su ciudad inexpugnable.

En el año 2007, la izquierda erró de nuevo porque olvidó que, cuando fue original generó una cultura colectiva en el que todos sumaban. Confundidos en la creencia de que el cabeza era lo único importante, -cuando en realidad lo trascendente es que el cabeza se contagie y contagie los lugares comunes-, apostó por la Granada de Javier, que es igual que decir que apostaba por la Granada de María, o de Sebastián. Y claro, nadie se contagió porque no era la Granada común. Si era su Granada, si esa era su originalidad en forma de apuesta, para ese viaje, las granadinas y granadinos prefirieron quedarse con la originalidad de Sebastián, que era la del PP.

Toca, pues, volver a nuestro proyecto original, un proyecto plagado de guiños ciudadanos, concebido culturalmente desde los espacios comunes, comunitarios, apelando a la concepción de que esta ciudad es la casa de todas y de todos los que viven en ella, que no tiene dueños privativos con derecho de uso. Y en ese camino, toca que la izquierda, el PSOE, lidere una apuesta por la participación ciudadana, por la comprensión de un espacio metropolitano, por la cultura como motor de desarrollo y creatividad, por el conocimiento y la educación. Esa y otras, son nuestras fuerzas, siempre desperdiciadas por un partido, como el popular, que cada día es más populista.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que tienes toda la razón del mundo y cuando la tienes, la tienes. No siempre soy crítica. El día que se abandonen las indivualidades será un gran día para todos y para todas. Y ese artículo es mu bueno