martes, 5 de mayo de 2009

Efluvios festivos, un volcán estúpido

Miguel Ángel Madrid

Ahora que ha pasado el día de la cruz y que ha sido un día deslucido porque lo que ha sido no ha sido lo que fue, el responsable local del PP en el ayuntamiento, José María Guadalupe, suelta hoy la siguiente frase que demuestra a las claras la actitud del PP: <<¿Quién ha dicho que las cruces tradicionalmente eran alegres? Pensar que el día de la cruz tiene que ser un volcán de efluvios festivos es una solemne estupidez, para eso está el Corpus>>. Amén, que hubiese cerrado mucho más contundentemente la frase del concejal.


Esta es, a las claras, la tónica del PP en la ciudad de Granada. Nuestro alcalde, Torres Hurtado y su equipo, no tiene empacho en decir que soltamos estupideces si no pensamos como dios manda, es decir, como ellos piensan. Si alguien se atreve a criticar al PP en el ayuntamiento, o es un cretino o es que manipula a los vecinos, o peor, no quiere a Granada, la de ellos, claro, su Granada eterna y bella. En psicología este tipo de acusaciones tiene un nombre de sobra conocido. Proyección. Es decir, uno proyecta sobre los demás las acciones que pretende esconder en su comportamiento con los demás. Y en esa proyección aparece un lenguaje que merece la pena ser analizado, y no sólo eso, también merece ser contestado y rechazado.

Si el Consejo Consultivo de Andalucía vela por el patrimonio y dicta sentencia, como en el caso de la Casa de los Vargas, pues sale la señora Nieto contra una institución que vela por nuestros derechos, los de todos y todas y, sin empacho, los acusa de frenar el desarrollo de Granada, los intereses de Granada. Es una total afrenta a nuestro Estado de Derecho, pero eso importa poco. Lo que importa es que nadie lleve la contraria al PP porque, entonces, además de ser una solemne estupidez, es un desafío, de ahí ese lenguaje tan desdeñoso, con tal grado de violencia.

Si ya hay un acuerdo cerrado con la Junta de Andalucía, como en el metro, pues el PP se inventa mil trabas para cercenar esos acuerdos, y utiliza a sus militantes y simpatizantes como arma arrojadiza contra la institución que había mantenido una actitud de lealtad institucional. Entonces, el lenguaje, en un primer momento, es un lenguaje que pone el acento en lo mal que trata la Junta a los granadinos. Es un lenguaje de niño caprichoso y rencoroso. En un segundo momento, es un lenguaje de resistencia frente al otro. Y claro, así no hay dios que se entienda en esta ciudad. Una ciudad caótica, esquizofrénica, enfrentada, polarizada entre la supuesta defensa de sus intereses y la necesidad de diálogo y colaboración.

En cuanto al día de la cruz, ya saben los granadinos, nada de festividad y tono alegre, nada de volcanes de efluvios festivos, .-que vayan ustedes a saber a qué se refiere el PP con esta frase-. Aquí lo que toca es el ritmo del PP. Que es un ritmo de guerrilla contra la Junta, pues, ¡A por ellos!, que es un ritmo procesional, pues, ¡Al cielo con ella!, que es un ritmo de charanga y pandereta, pues entonces sí, a soltar efluvios por doquier, ¡A bailar, a bailar, alegre sevillana!, en los terrenos del ferial, propiedad de la Junta y que a las granadinas y granadinos nos va a costar un riñón de intereses. Aunque más que sevillanas, lo que se oye en el ferial es una máquina tragaperras. Ya saben, no pierdan el ritmo del PP, no sean estúpidos solemnes.

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