sábado, 4 de abril de 2009

Política y cinismo

Miguel Ángel Madrid

Del ex ministro Trillo con el terrorífico caso del Yak-42 a los deseos imperiales de Aznar, pegado cual perro faldero a su amigo Bush, pasando por el escándalo de los espías del PP en la Comunidad de Madrid.
Todo vale para mantenerse en el poder y la actitud cínica es la forma de sacar pecho que tiene el PP, con traje de sastre incluido.

Para el diccionario de la Real Academia, cinismo tiene las siguientes acepciones: Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables, o impudencia, obscenidad descarada.

En Granada, nuestro Alcalde
*, Torres Hurtado, y sus compañeros de viaje del PP, con Sebastián Pérez a la cabeza y a la sazón, Presidente de los populares, además de otros muchos cargos que soporta: Concejal de Presidencia, Senador, Consejero Delegado de Emasagra y de Unicaja, no se inmuta ante nada y para ellos el cinismo es su insignia; hacen gala de un cinismo hiriente para el conjunto de la ciudadanía.

Si Sebastián Pérez acumula cargos, en lugar de reconocer que es demasiado costal para un lomo, se escuda acusando al presidente de la Diputación Provincial de Granada de ocupar una veintena de cargos. No dice, por cínico, que los cargos que ostenta Martínez Caler, los asume en función de su único cargo, el de Presidente de la Diputación, tal y como recoge la normativa. Lo acusó además, con empacho, de ser concejal de Caniles, olvidando impúdicamente que, para ser presidente o diputado de la diputación, hay que ser irremediablemente concejal de un municipio de la provincia de Granada.
Sebastián Pérez, pues, se mofa del ciudadano con una obscenidad descarada y recurre al chivo expiatorio aunque mienta a sabiendas.

E igual pasa con el problema de convivencia vivido en mi barrio, La Chana. El Alcalde busca una ubicación a familias de origen rumano y, al generarse problemas, echa la culpa a la Junta de Andalucía o recrimina al Gobierno por falta de medidas policiales. Si fuese valiente, si creyese en la gente, en lugar de evitar los problemas y esconderse, habría visitado el barrio y buscado soluciones a un problema puntual en lugar de enfrentar a los vecinos y convertirlo en un problema de la ciudad que puede tener graves consecuencias.
Dice Martín Barbero que “una cultura sólo es tenida en cuenta por otra si la otra no sabe contarse, la identidad no es un hecho, sino un relato. Las culturas permanecen vivas mientras se comunican entre ellas, y la comunicación es una dimensión constitutiva de la vida cultural, no sólo una exhibición”. ¿Qué ha hecho el Alcalde sino exhibir este problema cultural a base de inhibirse en el mismo?

Pero no todos los políticos son iguales. Pese a las horas bajas que pueda estar viviendo Zapatero, pese a esta crisis global que vivimos y que está afectando a miles de ciudadanos de nuestro país, ha anunciado que la crisis no puede suponer un recorte de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, incluidos los desempleados, que las conquistas sociales que la ciudadanía ha conseguido no pueden verse afectadas por una situación que ha generado un sistema basado en el enriquecimiento cínico de unos pocos. Mientras tanto, yo cuento en Europa los dirigentes que han dicho algo semejante.

Y volviendo a Granada, como no todos somos iguales, frente al cinismo localista del PP, la gente de bien de esta ciudad debemos amarrarnos a palabras y hechos que comuniquen una ciudad abierta, moderna, acogedora, que decide su presente y diseña su futuro desde el diálogo y la colaboración institucional, con firmeza y desde la participación de todos los ciudadanos en busca del bien común. Hay que redefinir lo público desde lo local, sin ser localista, a través de la expresión de otras voces, planteando lo heterogéneo desde lo social, la multitud de voces polifónicas que la ciudad cobija. Sólo hay que poner oídos.

* Le pido perdón a una lectora que me recrimina que Alcalde lo escriba con mayúscula, pero es interés de este escribidor aumentar con este gesto la altura política de nuestro mandatario local.

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