viernes, 20 de agosto de 2010

A mis soledades voy/ de mis soledades vengo...


Cuando vuelvo de vacaciones siento dos inclinaciones: Por un lado, espero hallar los cambios y, por otro, deseo no caer en el hastío de lo cotidiano. Pero he hallado pocos cambios y, en la vida política de esta ciudad en concreto, el hastío es tan cotidiano como acostumbra. Me he encontrado con opiniones ¿críticas? de compañeros, repetidas y aparentemente ruidosas. Pero mi blog me pertenece y no haré comentario alguno porque sería entrar en una espiral sin el menor de los sentidos. De cuantas cosas me cansan/ fácilmente me defiendo;/ pero no puedo guardarme/ de los peligros de un necio. También ayer, después de mucho tiempo, vi en Granada Televisión el informativo de siempre porque parece que así son las cosas y no tenemos remedio. Lo mejor fue que mi amiga Cuca (en mayúscula aunque sea un apelativo) me envió en un correo un poema de Lope que no ha dejado de rondarme, tal y como se acaba de comprobar: A mis soledades voy/ de mis soledades vengo/ porque para andar conmigo/ me bastan mis pensamientos. En fin, que ha sido lo mejor de la realidad que vivo o sueño tras mis días de asueto.
En el informativo el PP cantó su llanto por Granada, su quejido lastimero: ¡Qué bien lo hacemos nosotros, qué mala es la Junta! Como su idea de Dios y de la religión católica, no existe la menor autocrítica, todo se convierte en dogma. Lo digo pues en Dios creo, aunque a veces me asaltan las dudas y tengo que hacer un esfuerzo para sentirlo. Y es que en mis soledades veraniegas, frente al mar, parecía un pasmarote (RAE: persona embobada o pasmada por pequeña cosa), pero hete aquí que reflexionaba de forma sesuda e intentaba acertar con alguna acción de Torres Hurtado que haya ido más allá de las estatuas. Nada encontré, salvo los arreglos que son reivindicaciones de siempre en algunos barrios que sin los fondos Zapatero nunca se hubiesen llevado a cabo. Unos fondos, como el PP dice, que despreciaron pero que le harán salvar los muebles de su mandato: Entiendo lo que me basta,/ y solamente no entiendo/ cómo se sufre a sí mismo/ un ignorante soberbio.
Y poco más. Ante el rifirrafe (RAE: contienda o bulla ligera y sin trascendencia) mi compañero, Isidro Olgoso, sólo podía decir que Junta y Ayuntamiento se pusieran de acuerdo con el asunto del Centro Lorca. Le faltó la expresión, “¡un poquito de por favor que la liamos!”.
Este pues, es el tono que le interesa al PP. Incluso marca el de esta entrada. Y ahora siento nostalgia, envidia más bien, por sentir de nuevo el embobamiento marino: Con esta envidia que digo/ y lo que paso en silencio,/ a mis soledades voy,/ con mis soledades vengo.
Ya sé que es un final cojonudo, pero no me resisto: Deseo que llegue septiembre y las fiestas del Zaidín para que nos pongamos las pilas y entremos de lleno en esta larga campaña electoral o como coño se llame.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Homenajeando uno de los romances más bello de la literatura e interpretando magistralmente la parte satíricosocial en que deriva.
Todo eso, sin dejar de lado la alternancia del juego de opuestos (voy/vengo).
Espero siempre toparme contigo por el camino amigo, aunque algunas veces yo vaya y tu vengas, sea como sea, es una placer reconfortante hacer una pausa para encontrarte.
(Los conciertos del Zaidín son parada obligada compae)Bss. Q.K

Miguel Ángel Madrid dijo...

Está claro comae, nos veremos en el Zaidín ni pollas. Jaaaa. Besos querida y gracias por el comentario