domingo, 17 de enero de 2010
Objetivo 2011
Von Neumann, plantea la diferencia entre las máquinas artificiales y las vivas. Y dicha diferencia radica en que las primeras no pueden regenerarse, mientras que las vivas, como las humanas, se regeneran permanentemente a partir de la muerte de sus células, tal y como Heráclito planteaba: "Vivir de muerte, morir de vida". Y en cierto modo, el PP, con el alcalde, Torres Hurtado, a la cabeza, trata a Granada como una máquina artificial, como si viviésemos atenazados por un destino trágico fruto del maltrato que sufrimos del exterior, como si fuésemos un ente aislado, una fortificación circular que impide que la ciudad sea un organismo vivo que lucha por su autonomía pero que, por definición, se sabe dependiente y, por tanto, debe cooperar con lo que le rodea para que le vaya mejor. Es un destino trágico falso porque Granada ha recibido fondos de la Unión Europea, los recibe ahora del Gobierno de ZP y, nuestra Universidad, por poner un ejemplo, en los últimos años, ha sido la Universidad andaluza que más dinero ha recibido de Andalucía para poner en marcha el Campus de la Salud. Y así podríamos nombrar fondos y más fondos que vienen del dinero de todos y todas las andaluzas para que Granada tenga un futuro mejor. Para Torres Hurtado, es él quien se encarga de defendernos de la agresión exterior, pero de ese modo impide que la ciudadanía se desarrolle como una máquina viva que halle nuevos retos, que se fortalezca y que coopere para seguir viviendo.
Esta ciudad no puede seguir atrapada en su belleza y paralizada ante el futuro. Por ello es necesario un cambio cultural para que el PP no nos trate, al modo en que lo expresa, Edgar Morin, como una máquina trivial colectiva. Una máquina de la que se puede predecir su comportamiento. No está condenada la ciudad de Granada y su provincia a encabezar el furgón de cola. Cuando un ente vivo, no puede alcanzar su meta, como le ocurre a los humanos, se deben buscar alternativas y no comportarse de forma trivial. Y los momentos de crisis son especialmente proclives para ello: Necesitamos improvisar, ensayar nuevas estrategias para que la ciudadanía granadina salga de los conocidos: "Granada es muy bonita, pero aquí no hay trabajo", "aquí no hay un dios que se ponga de acuerdo", "todo lo bueno, al final, se tira a la basura por las discusiones cainitas", "si se puede hacer pronto en Granada tardaremos una década", "los políticos de Granada no defienden lo suyo". Y estos conocidas y aparentes verdades se jalean en la prensa, forman parte de nuestro carácter cultural, pero no es otra cosa que una construcción cultural, no es algo natural como la formación de una montaña y, por tanto, se puede cambiar. Por eso, Morin, nos invita a abandonar los programas porque eso nos convierte en una máquina trivial, y pasar a buscar estrategias elaborando soluciones novedosas.
Para el PSOE, la estrategia pasa por conformar un discurso participativo que extraiga lo mejor de cada uno de nosotros, de todos y todas las granadinas.
En este mundo interconectado y dependiente, en crisis, las soluciones tienen que venir de la cooperación. Esa es la apuesta, y no la Granada-isla que "alguien malvado" ha aislado. Hay un proverbio turco que dice: "Las noches están encintas y nadie puede decir qué día será el día que va a venir". Y esta debe ser nuestra apuesta de futuro: Hacer mejor lo que ya sabemos hacer, reinventarnos, buscar alternativas y cooperar con firmeza. Por eso el PSOE, quiere esperar lo improbable, porque no está aquí para realizar un buen papel en las próximas elecciones, sino para ganar y quedarse, por más que los demás lo vean como un hecho improbable. El PSOE, en cambio, en el último año, se ha comportado como una máquina no trivial, innovando en su modo de hacer política, pero siguiendo el consejo ciudadano. Por eso elabora en estos momentos un modelo de ciudad con la voluntad de compartirlo y, por tanto, de enriquecerlo, con la ciudadanía, con el objetivo de que sea un modelo de ciudad colectivo, nuestro. Por tanto un modelo en construcción que apueste por la innovación, y no sólo económica, -lo tenemos clarísimo-. La innovación debe ser fundamentalmente sociocultural, ciudadana, política, porque sólo así, habrá innovación también económica.
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