Miguel Ángel Madrid
Ni la Virgen de las Angustias ni el Corpus ha podido concitar mayor consenso entre los vecinos del Albaicín a propósito del Plan Especial que presentó el PP y el Alcalde, Torres Hurtado. Por eso, uno se pregunta, cuáles son los motivos por los que los vecinos del Albaicín han rechazado el Plan Albaicín, por qué este tirón de orejas a la derecha que gobierna en el Ayuntamiento.
Llevo trabajando 7 años en el barrio, en la Oficina de Rehabilitación del Albaicín de la Junta de Andalucía, y pocas veces he visto un barrio tan movilizado.
El espacio en el que vivimos condiciona nuestra convivencia porque dicho espacio es una amalgama de relaciones humanas. Quizá el Albaicín, en cuanto territorio, sea paradigmático en este sentido.
Como siempre, el Partido Popular ha jugado el papel de víctima e insiste en que la Junta de Andalucía no quiere a Granada ni a los granadinos. O lo que es lo mismo: el PSOE no defiende a Granada y, por eso, tumba cualquier iniciativa del PP y de Torres Hurtado. Sin embargo, una respuesta ciudadana tan contundente rechazando el Plan Albaicín invalida el argumento de los populares, porque se pinte como se pinte, el Plan Albaicín lo han tumbado los ciudadanos. La respuesta, en forma de alegación, la han dado vecinos concretos, asociaciones de todo tipo, -como siempre la más combativa ha sido la Asociación de Vecinos del Bajo Albaicín-, y los partidos políticos de la oposición, IU y PSOE.
Aquí quiero destacar la labor del grupo municipal socialista y de la agrupación socialista en la ciudad, de la que formo parte: Hemos hecho un trabajo serio y riguroso de escucha y de acción, en sintonía con las demandas ciudadanas.
Mi experiencia profesional en este barrio me permite tener un contacto diario con los vecinos del Albaicín, y la ausencia de un Plan Especial es motivo de tensión entre los propios vecinos y, entre éstos y el Equipo de Gobierno del PP en el Ayuntamiento por el vacío legal urbanístico que ha vivido, que vive y que vivirá el barrio mientras no se enmiende lo mal hecho. La respuesta ciudadana ha sido contundente.
Y es que el Plan Albaicín es más que una figura de planeación urbanística. El PP y el Alcalde, Torres Hurtado, no se entera de que este Plan afecta a la convivencia. No basta tener mayoría absoluta en el Ayuntamiento, esto no es un cheque en blanco para hacer lo que le venga en gana.
Un Plan como el del Albaicín, que se ve afectado por múltiples sensibilidades, tanto culturales, como sociales, políticas y económicas, exige liderazgo político para construir el presente y prepararnos para el futuro. Y el liderazgo político debió ejercerlo nuestro Alcalde, al menos, en cuatro dimensiones básicas:
a) Un equipo redactor que realizase un trabajo de campo riguroso, coordinado con otras instancias municipales, si no, no se entiende el desatino en las fichas de catálogo de los edificios, las informaciones contradictorias en cuanto a estado de la edificación o fichas de catálogo de los edificios.
b) Coordinación con otras instituciones con competencias en este barrio, especialmente con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
c) Un grupo de profesionales que aplique metodologías participativas y que cuente con el impulso político suficiente.
d) Diálogo y consenso con la oposición (IU y PSOE)
Y esto es así porque hablamos de un Plan que afecta al presente y al futuro en temas estratégicos para el Albaicín: El tráfico y la movilidad, oportunidades de desarrollo económico a través del comercio de cercanía, la artesanía y del turismo fundamentalmente, la rehabilitación y la política de vivienda, donde el patrimonio es la piedra angular. Pero el PP, practica una política de ordeno y mando. Nada más.
Por eso no extrañan las decenas de alegaciones que los vecinos han hecho al Plan Albaicín, y como digo, este tirón de orejas al Alcalde Torres Hurtado, tiene que ver con un estilo de gobierno basado en la soberbia y en la exclusión. Sin embargo, en el Albaicín, el PP se ha visto acorralado y aislado.
A día de hoy, los vecinos del Albaicín tienen la sensación de que no todos los que viven en el barrio son tratados de la misma forma. ¿Por qué algunos vecinos obtienen licencias de obras, por qué la disciplina urbanística parece que se aplica de forma aleatoria?
Los vecinos creen que no sirve de nada registrar una instancia reclamando la presencia del Alcalde. Una vecina me mostraba el otro día más de 25 instancias y sólo había recibido una lacónica y escueta respuesta: “En breve nos pondremos en contacto con usted”, pero después de 8 meses por su casa no pasó nadie.
No se entiende el tratamiento del Alcalde a los propios funcionarios municipales: Si hay respuesta vecinal, la culpa es de algún funcionario; que hay silencio, el funcionario es poco valorado y se muestra solo ante tanto trabajo que debe realizarse en el barrio.
Se genera, pues, un sentimiento de agravio entre vecinos, de desidia ante las instituciones públicas. Esta es la gran estrategia de la derecha política (neoconservadora, como es el PP) a nivel global. En el mundo ya hemos visto los resultados y atravesamos una crisis mundial de gran calado. En Granada, la respuesta vecinal y la de los demás partidos políticos, sobre todo del PSOE, ha sido una alegación contundente: NO A UN PLAN ESPECIAL QUE NO DEFIENDE LOS INTERESES DE LOS ALBAICINEROS, NO A LA GESTIÓN URBANÍSTICA DEL PP EN LA CIUDAD DE GRANADA.
Los vecinos, los ciudadanos, nos merecemos otra forma de hacer política. Queremos ser protagonistas, queremos jugar el juego de la democracia de la participación. Necesitamos aire fresco y nuevo para nuestras casas.
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