martes, 1 de marzo de 2011

Peer o chiflar


Acabo de terminar Grandes Esperanzas de Dickens. Es de esos libros que ya nadie lee. Sin embargo, reconozco que he sentido placer al volver a leer una historia con su principio, con su nudo y un desenlace más o menos abierto. Ante la no novela, su desaparición, un retorno. Fue una novela hecha por entregas, donde con cada nueva, el autor va dando pistas a los lectores de lo que acontecía en capítulos anteriores de forma casi explícita. Imaginaba, por tanto, mientras leía, la curiosidad de unos lectores que debían aguardar la próxima entrega para saber más de Pip, el protagonista.

Ahora ya nada nos sorprende. Ni siquiera la revolución islámica. La vivimos en directo, sin saber si lo que nos dicen por televisión, si lo que leemos en prensa, es o no cierto. Y el acicate de la revuelta se achaca a Twitter, a 140 caracteres: Sal a la calle, ocupa El Cairo. Yo voy a la manifestación esta tarde, no faltes. Echemos a nuestros gobernantes corruptos. No tengas miedo, es el momento de la democracia. La revolución nos espera, hazlo por tus hijos.

Sin embargo, es posible que la tecnología, -tal vez esos 140 caracteres-, haya alentado al temeroso, al cobarde, al poderoso. Pero debió existir algo más: educación, formación, valores democráticos, hambre, qué sé yo, pero no sólo tuiteos.

Se acercan las elecciones municipales y cada candidato hace su campaña también en las redes sociales. Entonces aparecen listados de actitudes de dichos candidatos, lo que debe hacerse en la red y lo que no, y uno se lía, la verdad. Los realitys shows de Telecinco venden la vida cotidiana de la gente: cómo se relacionan unos jóvenes en una casa, cómo es la vida de gente sencilla que se parece al pueblo. Así que una de las listas dice que el candidato debe parecerse al pueblo. Pero inmediatamente encuentras otras recomendaciones que indican lo contrario, que el candidato sea serio y se centre en las propuestas.

Hoy, por Twitter, me llegan ¿palabras? de Sebastián Pérez, a la sazón presidente del PP de Granada: Cuenca imputado, los socialistas mienten y lo llevan como candidato, junto a un enlace para leer la noticia. Y me pregunto si ese tweet cumple alguna de las normas de las recomendaciones que se hacen a los candidatos en la red. Más allá del recurso a la banalidad o a la proposición, en ningún apartado aparecen recomendaciones éticas: no manipular la información, no enmierdar la vida pública, ya de por sí bastante enmierdada, no tomar al votante, a la ciudadanía como una caterva de idiotas, respetar, en suma, valores democráticos.

En la calle, esta mañana, me encuentro con, pongamos, Alonso: 70 años, dos tumores cronificados y una vida de mierda. Pese a todo sonríe. Lo conozco como asistente social. Alguien le ha dicho que voy en la lista del PSOE con Paco Cuenca. Al despedirnos me ha dicho: hijo mío, robar, yo no sé si roba todo el mundo, pero no es lo mismo peer que chiflar. Adiós, Alonso, le he dicho. Así ha nacido este post.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre entrañable, diferente, sorprendente, fantastico.

Miguel Ángel Madrid dijo...

Gracias, Anónimo asiduo.

numero 5 dijo...

Muy Bueno...

Miguel Ángel Madrid dijo...

Gracias amigo