sábado, 6 de febrero de 2010

Granada Universal: Museo de la Memoria de Andalucía

El pasado miércoles visitamos el Museo de la Memoria de Andalucía. Los compañeros del grupo municipal socialista y la ejecutiva del PSOE granadino, pudimos valorar desde dentro los entresijos de este centro cultural. Hizo de anfitrión, y guía, nuestro compañero, Antonio Claret, a la sazón, Presidente de CajaGranada. Y junto a él, un grupo de profesionales que han convertido este Museo en un punto de referencia cultural en España.

Frente a las esencias de ese granadinismo casposo, doliente e inmóvil del PP, una buena dosis de universalidad. Los escritores nos enseñaron que sólo lo local puede trascender a través del universal. ¿Existe, pues, algo más localmente universal que La casa de Bernarda Alba de Lorca? Sin embargo, la gran apuesta cultural del PP para Granada es la venta del patrimonio municipal. Sí, ese que le pertenece a usted y a mí, como la Casa Ágreda. O el abandono de nuestros barrios históricos. Le invito a que pasee usted un día con lluvia por el Albaicín. Comprobará usted el deterioro físico in situ, si es que sale vivo porque el empedrado es un bolo desgastado que resbala más que un tobogán infantil.

Por el contrario, el Museo de la Memoria de Andalucía http://www.memoriadeandalucia.com/home.jsp, es una apuesta cultural de primer orden. La clave es su complejidad. Desde la elección del nombre, Memoria, apelando a la mitología clásica y a la creación cultural a través de las musas; pasando por un edificio conceptual cuyo valor arquitectónico nos trascenderá sin duda, junto a una actividad heterogénea, rica. Porque este Museo, está pensado para que las familias disfruten interactuando, para la investigación, para disfrutar de actividades culturales de una calidad asequible a todos los bolsillos. Pero lo más importante, para mí, es que este Museo contribuye a la idea cultural que el PSOE tiene. Contribuye a que la cultura en Granada sea referente en la creación cultural en las más variadas temáticas. Así lo atestiguan los talleres que se imparten en el centro. Mención final merece el teatro, Isidoro Máiquez, un murciano renovador de nuestra escena nacional que murió en Granada en 1820. De nuevo, una referencia local que tuvo un papel que trascendió dicha referencia. Un teatro, pues, pensado para el drama, para la música, para el cine; un cajón oscuro que se convierte en sala de rodaje de televisión cuyas sillas se repliegan para disfrute de infantes en talleres destinados a las familias.

Este es el hecho, para mí, estratégico de este Museo. Además, se muestran dos modelos de concebir el hecho cultural. Para el PP, la cultura en Granada está basada en el populismo rancio y el clientelismo político. Por el contrario, este Museo, impulsado por socialistas, supone una apuesta por la creatividad: lo popular y la excelencia, han conformado esta tierra. Y esta apuesta se convierte en un motor económico para Granada de primer orden, para goce de cualquier persona, para fomentar el turismo. Aquí, pues, también se saben hacer cosas grandes. Basta con abrir los ojos y querer ver. Por eso lo comparto con usted.

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