Como
en la novela de García Márquez la desesperanza, la enfermedad y la muerte
inevitablemente superan al amor, la salud y la vida. Así es como deben sentirse
los vecinos del barrio cada vez que acuden a la Junta Municipal de Distrito
presidida por el PP para denunciar la situación en la que viven.
La
peatonalización de la Carrera del Darro, que debería ser una medida aplaudida
por el conjunto de los residentes, y de los granadinos, ha terminado por
indignar a todo el mundo. Una indignación por suprimir el transporte público y
aislar a los residentes, así como por la falta de rectificación y el desdén con
el que se les trata por parte de los responsables municipales. Hay cosas que no
se entienden y que no debemos consentir:
1.
Todavía no
está redactado el plan de movilidad para el conjunto de la ciudad. Incluso hace
dos días, la concejala del ramo, se reunía con vecinos de Albayda para recibir
sugerencias para su distrito. ¿Por qué no se hizo esto en el Albayzín? Está
claro que el PP pensaba ganar las elecciones andaluzas y poder acometer el
túnel a la Alhambra y la Ronda Este, lo cual supondría la destrucción del Valle
del Darro tal y como hoy conocemos dicho entorno. Por eso se toma esta medida
sin tener en cuenta que el plan de movilidad está en fase de consulta y de
alegaciones. ¿El Albayzín está en otra ciudad?, ¿no son sus vecinos ciudadanos de Granada?
2.
En un centro
histórico con la singularidad del Albayzín, la influencia en el patrimonio y en
la pervivencia del barrio de la movilidad sostenible es sencillamente
prioritario. Tan importante como la piedra de los edificios es la gente que
protege y cuida sus casas. La ausencia de dicha movilidad implica la muerte del
barrio. Entonces no habrá ni turistas ni administración capaz de rehabilitar
edificios, recuperar plazas, miradores, etc. Sin la gente del barrio es
imposible la conservación del barrio. Ante el número tan elevado de personas
mayores quién querrá venir al barrio a vivir si su ayuntamiento es un problema
para llevar una vida cotidiana digna.
Hay
más razones que no justifican la supresión del transporte público por el
Albayzín. Pero quiero también referirme brevemente a la actitud del PP en la
Junta de Distrito.
Los vecinos acuden masivamente a los plenos del barrio. Se
quejan, exponen razones y soluciones. El presidente de la Junta de Distrito, el
concejal Fuentes, calla y escucha. Pero no contesta, no aporta soluciones.
Simplemente soporta las críticas al alcalde y a la concejala de movilidad.
Lo
que ocurre es que el Sr. Fuentes no es un concejal más en el Ayuntamiento. Es
una de las personas con mayores responsabilidades en la gestión municipal. Es
una de las manos derechas del alcalde y tiene peso suficiente como para influir
en la decisión de la concejala de movilidad, la Sra. Telesfora Ruiz y, sobre
todo, para que el alcalde rectifique y esta situación sea radicalmente
distinta.
No
es el Sr. Fuentes un mandado que aguanta estoicamente la indignación de los
vecinos pero no puede hacer nada. No, es uno de los concejales con mayor
influencia en el Ayuntamiento de Granada.
Lo
que ocurre es que el PP sabe que ha metido la pata y, ahora, creen que es peor
rectificar y escuchar a los vecinos. El famoso sostenella y no enmendalla
aderezado, en este caso, con una gran dosis de cinismo.