lunes, 14 de noviembre de 2011

Cuando mentir no importa


Mentir, lo que es mentir, todos mentimos. La mentira nos salva, nos derrumba, nos esclaviza, nos humaniza en definitiva. Sin embargo, no todas las mentiras son iguales. La Verdad, la gran Verdad, no existe. Eso es lo que nos enseña el pensamiento filosófico, aunque ya no le importe a nadie ni el pensamiento ni la filosofía.
Pero, ¿cuál debe ser la actitud de un responsable público?, ¿decir siempre la verdad?, ¿matizar la verdad, dosificarla?

¿Es cierto que Zapatero acumula en su haber todos los males del país?, ¿ha contribuido el PP durante la crisis para salir de ella o, por el contrario, ha sido irresponsable?, ¿qué parte de responsabilidad tienen los bancos, la Unión Europea, los particulares, sí, también usted y yo?

Es un asunto demasiado escabroso para mí ser tajante en este asunto. Sobre la mentira y la verdad tengo mi opinión. Sobre la responsabilidad y las mentiras y verdades también. Pero certezas, no; certezas no tengo.
Lo que no soporto son las tomaduras de pelo, la sinvergonzonería, la mentira descarada y cínica. No las soporto en lo personal porque me hace sentir imbécil. Y en lo colectivo no son más que una manipulación.

Es lo que ha hecho Arenas este fin de semana en el Palacio de Congresos de Granada ante los suyos. Prácticamente literal, Arenas viene a decirnos lo siguiente: La Alhambra y Sierra Nevada es de los granadinos, de los andaluces, de España y del mundo, pero por ese orden. Para Arenas el orden de los factores sí altera el producto.

Es decir, que Arenas le dijo a los suyos y a la ciudadanía, que la gestión de la Alhambra y Sierra Nevada, cuando sea presidente de la Junta de Andalucía, será para el Ayuntamiento de Granada y la Diputación.
Así es imposible manejarse. Yo amo a Granada, aquí he nacido y crecido, aquí está todo lo que más quiero. Pero no puedo olvidar que las inversiones necesarias para que la Alhambra y Sierra Nevada sean un monumento y una estación de esquí de primer nivel se debe a la solidaridad andaluza. Pero en Granada no se lleva ser andaluz. Y la culpa es, en parte, nuestra porque no hemos dejado de ser dubitativos, porque no hemos sabido enfrentarnos al localismo tribal que caracteriza a Andalucía.
¿Qué dirá la gente de Málaga, de Almería, de Huelva, de cualquier rincón de Andalucía, cuando el alcalde de Granada llame a su puerta y, en lugar de pedirles sal, les pida que se sacudan los bolsillos para invertir en un monumento y en una estación de esquí que es sólo nuestra y nada más que nuestra?
Fue el PP en el año 1996 cuando, para hacer frentismo contra los socialistas en la Junta quiso llevarse la gestión de la Alhambra al Ministerio de Cultura. Y Arenas calló porque era de ese gobierno. Y calló Sebastián Pérez que entonces no era nadie, y calló nuestro alcalde que era miembro también de aquel gobierno popular.
Arenas sabe que la gestión de la Alhambra y de Sierra Nevada depende enteramente de la Junta, de las inversiones fruto de los impuestos de españoles y andaluces. Y el alcalde del PP también lo sabe y, encima, el vicepresidente del Patronato de la Alhambra y del Consejo de Administración de Cetursa.

En definitiva, el PP miente y, lo peor de todo, es que miente conscientemente porque lo importante es el poder por el poder. Y ya.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero a ti, sí te interesa la filosofía. Vas a estudiarla como tu 'nosecuenta' carrera por UNED no? Y me parece estupendo porque más que político, antropólogo y estupendo amigo eres filósofo.
Q.K

Miguel Ángel Madrid dijo...

Creo que me va más el derecho, jaaaaaaaaaaaaaa.