martes, 11 de enero de 2011


Merece este barrio una reflexión seria por parte de todos. Este barrio y la zona más antigua de La Chana, y algunos edificios del barrio de Los Pajaritos, o el barrio de Cartuja, o del Cerrillo, por no hablar de Almanjáyar que, pese a sus potencialidades, se encuentra en clara situación de exclusión, se están quedando atrás: se respira en el ambiente, se nota en las caras de la gente, en unos signos de clara decadencia urbana (pérdida de comercio de cercanía, sensación de inseguridad ciudadana, deterioro de jardines, calles vacías y solitarias, etc).
Todos estos barrios presentan graves síntomas de obsolescencia urbana, es decir, una degeneración física, urbana, en sus edificios y espacios comunitarios y públicos, una degradación social, cultural, económica.
Una degradación que afecta a los vecinos y vecinas de estas zonas de la ciudad: desempleo, altos índices de fracaso escolar, envejecimiento de la población, etc. Y todo, como digo, en un hábitat que determina dicha situación social, y que la alimenta.
Al mismo tiempo, en estas zonas se produce la exclusión residencial de la población inmigrante: el envejecimiento de la población, la falta de recambio generacional, deja viviendas vacías que, después del pinchazo inmobiliario, pero fruto del boom que lo provocó, se ponen en el mercado de alquiler. Un mercado de alquiler que se cubre con población inmigrante debido a los bajos precios de dichos alquileres.
Esta diversidad cultural, que siempre debería ser enriquecedora, es el caldo de cultivo para la xenofobia ante el extraño, el chivo expiatorio sobre el que cargar la culpa de la situación de deterioro generalizado.
Quitando la intervención, las fases que se han realizado de renovación urbana en Santa Adela, poco más se ha hecho para paliar esta situación que pagará toda la ciudadanía, toda Granada, ya que dichos índices de deterioro, por su indignidad y su injusticia, nos convierte en una sociedad más empobrecida en términos éticos y económicos.
Se necesita mucho trabajo social en estas zonas, planes estratégicos específicos de trabajo social que se apoyen en una regeneración física a través de procesos de rehabilitación y/o regeneración ubana, junto con intervenciones en el espacio público: adecentamiento de plazas públicas, mejora en el alumbrado público, zonas para la convivencia de jóvenes, menores, mayores, familias, junto con un listado inteligente y participativo de medidas de animación sociocultural, además de acciones para la formación y cualificación profesional, atención individual y familiar, etc.
La crisis económica arrecia, pero estos barrios no pueden esperar o la vuelta de pocos años nos encontraremos con un panorama donde pasemos a hablar de marginación y exclusión social.
Este es, para mí, uno de los retos prioritarios del futuro alcalde de Granada.
Este es, estoy convencido, el reto que asumirá Paco Cuenca en el próximo mandato.

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