Granada no tendrá AVE en los próximos años. ¿Qué se puede aportar sobre este asunto que sea novedoso? No porque sea necesario aportar algo nuevo, sino por pensar este asunto más allá del y tú más, -o del y tú menos-, o de la herencia recibida.
La llegada del AVE (centro de transporte de mercancías, soterramiento, nueva estación...) publicaba hoy IDEAL, costaría algo más de 700 millones de euros.
Sin embargo, no son datos ciertos hoy. No porque IDEAL mienta, sino porque ese presupuesto se hizo en un momento en que no había crisis. La licitación pública ha bajado los precios porque el mercado de la construcción está como está.
¿Es posible hacer esta obra en varias anualidades garantizando una mínima inversión? Parece que sí. ¿Por qué no se contempla esta opción?
El alcalde de Granada ha dicho hoy que podría entrar en superficie temporalmente. Bien. Pero, ¿por qué no dice dónde se ubicará la estación? Es esta una cuestión vital como para tenerla ya clara. Si el alcalde apuesta por la actual estación, yo digo como dicen muchos vecinos hartos ya con esta monserga: Qué llegue, qué llegue como sea, pero qué llegue. Si no aclaramos la ubicación de la estación, entonces condenamos el AVE. Porque cambiar de ubicación supone cambiar el PGOU, y esta tramitación no es coser y cantar. El Ministerio de Fomento tendría que empezar un nuevo proyecto, estudios de impacto ambiental, y bla, bla, bla. Y, por si fuera poco, tendríamos que volver a poner de acuerdo a tres administraciones implicadas. No decir dónde va a parar el AVE, es retrasar su llegada durante años. Muchos.
¿Para qué sirve la política si hay quien la convierte en una herramienta para no salir perjudicado?, ¿para qué quiere uno ser alcalde de su ciudad si los intereses de su partido están por encima de los de su ciudad?
Porque a ver, levanten la mano los que creen que el alcalde actuaría de otro modo si en Moncloa gobernara otro partido.
Urbanísticamente es lamentable buscar otra ubicación porque tenemos la suerte de que está en el mejor lugar. Porque además sale económicamente rentable: en el corazón de la ciudad, no tenemos que buscar otros medios de transporte para trasladar a los viajeros. Ya se bajan ellos solos y cogen el bus, un taxi o caminan, sobre todo pueden caminar.
¿Y por qué el soterramiento? Porque la ciudad debe eliminar la barrera del ferrocarril en un barrio. Estas barreras son siempre fuente de problemas sociales a la larga. Y la experiencia así lo demuestra en otras geografías. Hay que liberar a La Chana y a los Pajaritos. Hay que darles vida a estos barrios para que se abran y se conecten con el resto de barrios. Este hecho hace que se atraiga población, que se regenere el comercio, que se evite la degradación territorial.
En fin, que no hay manera de solucionar este asunto.
Este adelgazamiento del Estado, este cinismo político planificado, en el que la izquierda ha entrado por el afán por la coyuntura, hace imposible un debate cívico, urbano, sobre lo que implican las infraestructuras para un territorio. Pero este es asunto para otros post. Erre que erre
lunes, 4 de febrero de 2013
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